Capítulo 6

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SILVIA

—¿Silvia?— dice con cara de extrañada al verme, me mira de arriba abajo y luego vuelve su mirada a mis ojos— ¿qué haces aquí?.

—¿Podemos hablar en privado?— digo mirando a la camarera.

—Si, vamos— se da la vuelta y la sigo al cuarto en el que se encontraba unos minutos antes. Al entrar, veo que es como una especie de despacho y nos sentamos en el pequeño sofá color azul marino que había en una esquina— ¿qué te ha pasado?.

—Muchas cosas, ¿tienes tiempo?— pregunto y juego con mis dedos.

—Si, pero vayamos a mi casa— se levanta— si quieres puedo prestarte un pijama y puedes ducharte allí.

—¿Y el trabajo?— vuelvo a preguntar.

—Soy la jefa, puedo venir e irme cuando yo quiera— sonríe.

—Vale— digo con una pequeña sonrisa, me levanto quedando en frente de ella y Sofía coge las llaves del coche que había en su mesa de trabajo y salimos.

Nos montamos en su coche, yo en el asiendo del copiloto, y arranca. Unos minutos mas tarde llegamos a su calle, se mete en el parking para aparcar el coche y nos bajamos. Subimos por el ascensor hasta llegar a la cuarta y ultima planta.

Entro a su casa y la verdad es que era bastante amplia para solo una persona.

—Ven— dice y la sigo a su habitación, ella abre un cajón y me da un pijama calentito— el cuarto de baño es este— dice señalando la puerta que había al lado— te dejo para que te duches tranquila, cuando termines estoy en el salón esperándote con un té calentito— dice con una sonrisa. Yo asiento igual y me entro en el baño.

Termino de ducharme, la verdad es que esa ducha con agua calentita me ha venido fenomenal, estoy como nueva.

Salgo y me encuentro a Sofía sentada en el sofá viendo tiktok, al parecer nota mi presencia ya que mira para atrás y suelta el móvil.

Me dirijo al sofá y me siento al lado de ella, miro la pequeña mesa que hay en frente y veo dos tés y galletas.

—Bueno, cuéntame todo ya— dice y le da un mordisco a su galleta. Yo termino de darle el sorbo a mi té y empiezo a contarle la historia:

—Empecemos por el principio, ¿te acuerdas que me llamaron para arbitrar en el partido del Barça?— ella asiente— pues en el partido expulsé a varios jugadores y uno de ellos era uno moreno que en su dorsal ponía H. Fort que se puso como una fiera a decirme cosas— hago una pausa y me como una galleta— cuando terminó el partido, Luis vino a mi vestuario y me dijo de ir a una fiesta para despejarme ya que estaba muy mal y yo acepté, total, que fuimos a la fiesta con alguno de sus amigos y, ¿a que no sabes a quien me encontré?.

—¿A quién?— pregunta intrigada.

—Al moreno que he expulsé— ella abre la boca y los ojos sorprendida— se me acercó a pedirme disculpas por lo que me dijo y yo no las acepté y me fui de nuevo a bailar con Luis. Mientras bailábamos, a alguien se le cae la bebida en mi espalda y Luis se pone como loco, le pegó y todo.

—¡Qué dices!.

—Si, y ¿sabes con quién se pegó?.

—¡¿Con el moreno?!.

—¡Si!, y luego los guardias de seguridad nos echaron y la policía estaba en la puerta y nos llevaron a la comisaría.

—Madre mía...

—Nos interrogaron y nos metieron en celdas, estuvimos ahí unas horas hasta que llega el padre de Luis— hago una pausa y le doy otro sorbo a mi té— sacó a Luis y a mi me empezó a decir barbaridades, metiéndose con mi familia y todo...— Sofía sabía perfectamente mis problemas familiares y siempre me ayudó— me dijo que ya no me quería volver a ver cerca de su hijo y que nuestra relación acababa ahí.

—Será imbécil ese viejo... igual que su hijo, que mal me cae.

—Si, y ahora a mi también.

Termino de contarle toda la historia y si antes odiaba a Luis, ahora lo odia aun más.

—Madre mía, me he quedado loca, ¿y con lo de Fort?, wow— si, le he contado también que gracias a él estoy fuera de esa maldita celda.

—Lo sé, pero por haber hecho eso no voy a cambiar mi opinión sobre él— digo y seguimos comiendo y charlando.

—Si no tiene a donde ir esta noche tengo un cuarto de sobra, puedes quedarte ahí.

—Muchas gracias, Sofi— le agradezco.

—Si... lo malo es que mañana hay comida familiar aquí en mi casa, ya sabes, con la familia, que puedes acompañarnos ya que para mi madre eres como otra hija más, si tu quieres claro.

—Claro, me gustaría ver a tu madre después de tanto tiempo.

—Perfecto, pues vamos a dormirnos ya que mañana hay mucho que preparar— dice. Le ayudo a recoger la mesa del salón; los vasos y el plato, los pongo en el lavadero y nos dirigimos cada una a nuestras habitaciones correspondientes.

—Buenas noches, Silvi—dice ella entrando a su habitación.

—Buenas noches Sofi— digo en frente de mi puerta.

Entro en la habitación y la verdad que estaba bastante completa para ser de invitados. Tenía una cama, un armario empotrado, un espejo de cuerpo entero colgado en la pared y una cajonera.

Me tumbo en la cama y, comparado con los dos bancos que tuve que juntar en la celda, estaba en la gloría.

Poco a poco cierro los ojos y finalmente me quedo dormida.

𝙲𝙾𝚂𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 || 𝐇𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora