SILVIAMe encontraba en el sótano de la casa, Luis le había metido rápidamente aquí sin darme ninguna explicación.
Estaba rodeada de muebles antiguos y llenos de polvo, mis manos estaban atadas a la pared dejándome sin posibilidades de correr y mi boca sellada dejándome sin posibilidad de gritar.
Pensaba que me quedaría ahí por mucho tiempo, pero escucho cómo la puerta se abre.
Ya está aquí Luis
Pero frunzo el ceño al escuchar los pasos de varias personas bajar las escaleras. Según lo que he visto, el padre de Luis ya se ha ido.
Los pasos de las personas bajando las escaleras cada vez se escuchan mas cerca hasta que llegan a tocar el suelo.
Todavía no logro verles, pero, mi pulso se acelera cuando lo escucho hablar:
—¡¿Silvia, estas aquí?!— grita Hector.
Empiezo a gritar como puedo pero con la cuerda en la boca era imposible que me escuchara, me muevo intentando arrancar las esposas del enganche de la pared y correr a sus brazos, pero era imposible.
—¡Silvia!— vuelve a gritar.
Las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas, y todos los pensamientos negativos me inundaron.
¿Y si no me escucha?, ¿y si se va sin mi?...
Pataleo como niña pequeña e intento quitarme la cuerda de la boca y estiro mi pie para intentar llegar a una torre de cajas y lograr tirarlas para hacer ruido.
—Aquí no está...— habla la voz de un hombre que no conozco y hay un silencio antes de volver a escuchar a Hector.
—Vámonos...— dice.
Más lágrimas caían por mis mejillas hasta que, al fin, llego a las cajas y las tiro.
Los pasos que se escuchaban subiendo las escaleras se detienen y los escucho correr hacia abajo y caminar rápidamente por todo el sótano, hasta que, al fin. Me ve.
— Silvia...— dice Hector mirándome y lloro, lloro de felicidad como nunca antes lo había hecho.
Se acerca rápidamente a mi y me quita la cuerda de la boca y me envuelve en sus brazos.
Lloro con las fuerza liberando toda la presión y el miedo que sentía.
—Al fin te encontré— dice y me aprieta contra él— !inspector!— grita y un hombre se acerca rápidamente.
Cuanto más se acerca el hombre, más negro veo todo y de un momento a otro me desmayo.
***
Mis ojos de abren lentamente y veo que estoy en una sala de hospital, me encontraba tumbada en una cama con cables en mi cuerpo.
Y lo veo.
Veo a Hector sentado en una silla dormido apoyando en mi barriga y agarrándome de la mano.
Le acaricio con mi pulgar su mano y pienso en lo afortunada que soy por tenerlo en mi vida y en la sensación que sentí cuando nuestras miradas se encontraron.
Me quedo unos segundos más mirándole cuando empieza a abrir los ojos lentamente.
Al verme, sonríe y me aprieta el agarre de la mano sin hacerme daño.
—Hola rubita— dice y se acerca para darme un beso tierno en los labios, cuando se separa me besa la mano y fija su mirada en mis ojos— ¿cómo estás?.
—Bien, mucho mejor la verdad— digo sincera y la puerta se abre dejando ver a una doctora.
—Hola Silvia, ¿te encuentras bien?— me pregunta y yo asiento— te haremos unas pruebas y si está todo bien podrás irte a tu casa mañana— explica.
Varias horas mas tarde termina de hacerme las pruebas y se va de la sala dejándonos nuevamente a mi y a Hector solos, aunque esa paz y tranquilidad en la que estábamos acaba cuando mi amiga el torbellino entra.
—¡Silvia!— grita Sofia y camina a paso ligero hacia mi para abrazarme, yo la abrazo igual, no podía negar lo mucho que la había echado de menos a ella también— no sabes lo contenta que estoy de volver a verte— confiesa.
—Y yo— digo y mis ojos se están empezando a poner llorosos.
Se separa de mi y paso mi dedo por el filo de mi ojo para limpiarme las lágrimas, pero no sirve de micho cuando veo a mi abuelita entrar por la puerta.
—¡Mi niña!— dice y me envuelve en sus brazos y ahora si que no puedo contener más las lágrimas y lloro— me separa y me coge la cara con sus manos y me empieza a dar muchos besos—¡gracias a Dios que estás bien!
Estuvimos hablando un rato los cuatro, y la verdad es que le sentía como si estuviese en casa.
Pegan a la puerta y los cuatro dirigirnos la mirada a ella, esta se abre y puedo ver a Yamal y a Marc entrando.
—¡Pequeñaja!— grita Marc y corre hacia mi para darme un abrazo, y yo se lo correspondo.
—Menos mal que estas bien enana— dice Yamal una vez me separo de Marc y ahora me abraza él.
Nos quedamos hablando y minutos mas tarde entra la doctora, me dice que todo está en orden y que puedo irme mañana a mi casa.
—Esto hay que celebrarlo, ¡mañana vamos de fiesta!— dice Marc y todos están de acuerdo.
—¿Tienes ganas de ir?— me pregunta Hector sin que los demás puedan oírnos.
—Si, así puedo despejarme y no pensar en esta última semana— explico.
—¡Perfecto!— dice Marc y mira a mi abuela—¿se apunta?— le pregunta y nos reímos.
—Yo ya estoy muy mayor para esas cosas, divertíos vosotros— le responde y reímos.
Todo había vuelto a la normalidad, al fin, estaba con mi familia, con mis amigos y con... Hector, el amor de mi vida.
Llegó la hora de que las visitas se fueran y se fueron todos menos Hector, él se negaba a irse y le hice un hueco en la cama para dormir juntos.
Me envuelve en sus brazos y nos quedamos hablando un rato hasta que me quedo dormida.
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𝙲𝙾𝚂𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 || 𝐇𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭
FanfictionSilvia es una joven arbitra a la que, lamentablemente, le toca arbitrar en el partido del Barça VS Atlético Madrid. Digo Lamentablemente porque a la pobre chica le llueven los insulto de los aficionados de las gradas y del joven jugador Hector, a q...