El apocalipsis social

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Las historias de Teté siempre comenzaban con un... "por allá en los 2020".

Para los que no saben, ese año fue un año crucial en las llamadas "épocas modernas". Teté estaba tan segura de que el planeta estaba tan cansado por el abuso que los humanos ocasionaban que buscaba eliminarnos de cualquier manera, como aquel momento en el que los incendios, sismos, tsunamis, pandemias, plagas y escasez de recursos se manifestaban con fuerza, como si proclamaran lo que era suyo, como si estuviesen agobiados por el pésimo trato.

Los seres pensantes como se hacían llamar, eran un completo fraude. Para mi era imposible entender cómo alguien capaz de discernir entre el bien y el mal podía preferir ser tan perverso. La pandemia de COVID-19, se le adjudicó a un mercado mojado en China, aunque muchos creían que era obra de gobiernos o empresas, claro está que comenzaba a surgir la desconfianza y ya se olían los intereses. Lo cierto es que en el primero de los casos, el trato deplorable al ambiente y seres vivos además de la insalubridad en que vivían los humanos era evidente. Por otro lado los interés de empresarios y gobiernos, jamás fueron las personas. A ellos les gustaba "tenernos en sus manos", o eso decía mi abuela, y no porque nos fueran a controlar con un chip, si no porque creían que adueñándose de nuestro tiempo, nuestra salud y nuestros deseos podrían conducirnos a actuar en beneficio de ellos, engañándonos y haciéndonos creer que era lo mejor para nosotros. Los avances de todo tipo se hacían por conveniencia, cualquiera podría creer que en vez de mirar en el prójimo un rostro, veían un signo de pesos.

Incluso las personas más pobres, en su desesperación por progreso, intentaban sacarle ventaja al otro sin tocarse el  corazón. Cada vez menos apoyo, cada vez más hambre, cada vez más explotación, vivíamos sin recursos, con un planeta enfermo, enfermo igual que las mentes retorcidas de los llamados pensantes que mataban y hacían daño y no precisamente para alimentarse, si no porque disfrutaban el sufrimiento ajeno. Imagina que tan vacía y efímera era su existencia que la única forma en que podían sentir algo era con tal nivel de maldad.

Maltratos, violaciones, muertes incluso genocidios, guerras, ataques nucleares, robos, secuestros, extorciones, tráfico de órganos, trata de personas, pornografía, pedofilia, esclavitud, tortura, discriminación, drogas, promiscuidad, codicia, difamación, abusos, traición, interés, experimentación y contaminación. Son sólo algunas de las características de la humanidad en aquella época que no distinguían entre género, edad o cultura para dañar. Incluso no eran exclusivas entre los humanos, todo esto también llegó a involucrar animales, plantas y nuestros ecosistemas. Oh querida Tierra, qué hemos hecho, fuimos unos asnos, el terror encarnado en un ente que a pesar de tener cerebro y corazón nunca lo usó.

Toda esta tragedia que te cuento, no era única de este año, la realidad es que a lo largo de toda la historia de la humanidad hay registros de que el hombre era egoísta y dictador, castigaba a los pensamientos distintos, tal vez por eso poco a poco se fueron extinguiendo las ideas. Ello se intensificó cuando surgió el boom del internet y las redes sociales. A donde quiera que miraras todos eran una copia, llevaban puesto el mismo uniforme y la misma máscara, en la mano izquierda tenían una pantalla, algunos incluso relojes que hablaban. Todos hacían lo mismo, se quejaban de lo mismo, oían la misma música, veían las misma películas, frecuentaban los mismos lugares pero eso si, sin si quiera hablarse. Y tú tal vez tengas las mismas preguntas que yo le hice a Teté cuando me contaba de las locas épocas donde su tatarabuela comenzaba a sentirse incomoda, tal vez tu incógnita sea ¿Por qué? ¿Por qué no hacían nada? Bueno en su momento se justificaba lo injustificable y creían que era bueno, pensaban que eran dioses o enciclopedias que lo sabían todo, cualquier tendencia se convertía en la verdad absoluta, incluso cuando presumían su búsqueda por la libertad de expresión, el más mínimo reclamo a tan absurda vida carente de personalidad propia y valores, podría significar rechazo, desempleo, incluso difamación en redes, a eso agrégale las mil burlas, los mil estereotipos y como dijo mi sabia abuela... "Cuando vives toda una vida escuchando que el cielo es verde, no puedes distinguir y darte cuenta de que en realidad es azul."

La realidad es que cuando creces educado por una cultura globalizada llena de intereses, tu juicio no puede evitar verse sesgado, naces aprendiendo todo eso, todos lo hacen, no se supone que lo que diga mamá o la tía, o mi mejor amiga vaya a lastimarme. Pero la realidad no era así. Era hasta cuando ciertas personas se detenían a entender que su vida se basaba en la búsqueda de complacer al sistema y que la supuesta mejora jamás llegó y los había hecho más pobres, infelices y solitarios que nunca, que se dió por fin un cambio, iniciando así la Gran Lucha.

Ahora que viajé al fin del mundo, o como yo lo llamaría el infierno, porque para mis ojos eso era, las personas te contaminaban con sus largas lenguas, por todo sitio se esparcía la oscuridad. El concepto que ellos tenían de la Gran Lucha claramente no era enorgullecedor o liberador como lo era para nosotros. Ellos pensaban que aquellos que la iniciaron habían querido destruir al hombre y todo cuanto había logrado pero ¿Quién les ha dicho que su antigua sociedad es digna de ser perpetuada? ¿Quién les hizo creer que sus triunfos que se cuelgan como logros realmente fueron una mejora para la humanidad? Incluso cuando lees textos antiguos te percatas que hay científicos que se arrepienten de sus descubrimientos porque esa sociedad que tanto defienden, estaba inundada de manos equivocadas, manos llenas de malicia. 

Y no me mal entiendan, hay avances que hasta nuestros días conservamos, sin embargo, estamos muy avergonzados de las formas tan precarias y atroces en las que se manejó su creación. Cabe muy bien aclarar que la Gran Lucha, buscaba cambiar el estilo de vida, pensamiento y obra sucia de las personas, devolviéndonos nuestro libre albedrío para así conectarnos, comprometernos, y hacernos sentir importantes y necesarios. Buscaba quitarnos el miedo y por fin cortar las cuerdas que nos convertirían en marionetas, simples títeres a merced de aquella frívola sociedad. No, la Gran Lucha no pudo exterminar una sociedad que ya vivía en un apocalipsis social.

LOS BENEFICIOS DE LA SOCIEDAD IMPERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora