El tiempo pasaba y Clarke se estaba adaptando a la vida en el suelo. Sus ejercicios de meditación con Lexa, y probablemente con los gatitos, habían ayudado a mantener a raya cualquier otra pesadilla, y estaba empezando a salir de su caparazón. Aprendía más deprisa de lo que nadie hubiera imaginado, y Titus ya la había trasladado a materiales de aprendizaje más difíciles.
Los moratones habían desaparecido y las costillas y el esternón ya casi no le dolían. Era la vez que más tiempo había pasado sin sentir dolor. Echaba de menos a Lexa. Lexa y un puñado de sus guerreros habían sido llamados para ocuparse de unos bandidos que habían estado asaltando las aldeas cercanas, así que Lexa había estado fuera varios días. Clarke pasaba los almuerzos tranquilamente hablando con Titus después de que éste terminara sus lecciones matutinas con ella y luego con los otros sangre nocturna, y pasaba las tardes con Costia y Myra.
Una noche, Clarke estaba en la cocina ayudando a preparar la comida. Myra y Costia le estaban enseñando a cocinar. Myra había intentado enseñar a Clarke a cortar con cuchillo, pero al cogerlo Clarke se ponía nerviosa, así que Myra la reorientó y le hizo arrancar hojas de lechuga para una ensalada. Costia se había hecho cargo de los cuchillos y a Clarke el sonido rítmico del corte le parecía relajante, siempre que no mirara el cuchillo. Costia y Myra charlaban sobre sus días y Clarke se limitaba a escuchar. Había estado un poco callada desde que Lexa se había ido. Echaba mucho de menos a la alfa y esperaba que volviera pronto a casa.
Mientras se preparaba la comida, Myra le preguntó a Clarke si podía ayudarla a poner la mesa. Clarke había terminado de poner todos los platos y cuencos y ahora llevaba la ensaladera de madera a la mesa. De repente, la puerta principal se abrió de golpe. Lexa entró, pero no era la Lexa a la que Clarke estaba acostumbrada. Lexa estaba sucia y cubierta de sangre. Llevaba dos espadas enfundadas a la espalda y la pintura de guerra de su rostro la convertía en un espectáculo aterrador. Clarke se quedó helada y su corazón empezó a retumbar.
Cuando apareció una segunda figura junto a Lexa, el mundo de Clarke volvió a acelerarse y la ensaladera cayó al suelo. De pie junto a Lexa estaba su general, Anya, la misma mujer que había ayudado a meterla en el carro de madera cuando la cápsula de Clarke se había estrellado y que no había ayudado a Clarke ni siquiera cuando estaba agonizando. El horror y el miedo de aquel viaje a Polis se abatieron sobre la omega.
Su cuerpo empezó a temblar y sintió que las rodillas le flaqueaban bajo la mirada de las dos poderosas alfas. Podía oír que Lexa le hablaba, pero no podía apartar la mirada de la aterradora mujer que tenía al lado para concentrarse en las palabras de Lexa. Cuando Anya dio un paso hacia ella, Clarke salió corriendo. Corrió por la cocina hasta la puerta trasera de la casa, para sorpresa tanto de Costia como de Myra, y pronto se encontró perdida en el laberinto que era el jardín.
Clarke sabía que había una salida que conducía de nuevo a las calles de Polis y a la torre, pero en su pánico, no pudo encontrarla. Zigzagueó entre las hileras de hortalizas y se detuvo al darse cuenta de que había pasado tres veces por las mismas plantas. Finalmente se escondió detrás del cobertizo de las herramientas. No quería que las dos alfas la encontraran. En su mente racional, sabía que no tenía por qué temer a Lexa, pero no podía quitarse de la cabeza la imagen de las dos mujeres cubiertas de pintura de guerra y sangre. Tenía miedo de Anya.
Probablemente llevaba menos de un minuto escondida cuando oyó que Lexa la llamaba. Clarke contuvo la respiración y esperó que no la encontraran, pero sabía que era inútil. Sabía que Lexa podría olerla dondequiera que estuviera en el jardín. Clarke se escondió todo lo que pudo detrás del cobertizo y esperó que las sombras no la delataran. No tuvo suerte. En cuestión de segundos, Lexa estaba frente a ella.
"Clarke" dijo Lexa, "¿qué ha pasado? ¿Qué sucede? Volvamos dentro."
Clarke no respondió. Giró la cabeza para no tener que mirar la mano ensangrentada que le tendían. Soltó un quejido grave.
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You Will Be Happy Tomorrow {{Clexa}}
बेतरतीबClarke es la única omega del Arca. Tratada terriblemente y como menos que nada, Clarke se ve obligada a entrar en una cápsula de escape para comprobar si la Tierra es habitable. ¿Podrá Clarke escapar de los traumas de su pasado? ¿Podrán Lexa y los d...