Epílogo.

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Mina tiene pecas aquí. 😙

Era la primera vez que ChaeYoung le mentía a su mami. Bueno, en su defensa no era exactamente una mentira, solo estaba ocultando una parte de la verdad.

Por qué si iría a pasar el rato con Mina, pero no iría a hacer tarea. Ella tenía una cita con unas de sus mejores amigas. Así que cuando las clases se acabaron ChaeYoung caminó hacía Mina, quien se encontraba sentada en una de las bancas que estaban en la entrada de la escuela. ChaeYoung se sentó a su lado, ganando la atención de la alfa.

—Hey—susurró Mina, se encontraba igual de nerviosa que ChaeYoung. Esta sonrió antes de mirar al piso y susurrar un hola a la alfa—¿Segura que tus madres te dieron permiso?

ChaeYoung asintió. Pero entendía por qué Mina preguntaba, sus madres juntas, siendo serias, ceños fruncidos, si daban un poco de miedo.

Mina se levantó y le extendió su mano a ChaeYoung para que la tomara, cosa que hizo antes de levantarse y ambos empezaron a caminar. Oh tal vez ChaeYoung debió pedir ayuda a su madre, ¿cómo se supone debía actuar en una cita?. No tenía idea de nada.

Solo sabía que Mina le había pedido muy amablemente si quería tener una cita con ella y ChaeYoung aceptó por que siempre pensó que Mina era malditamente adorable con su cabello negro un poco ondulado, ojos cafés que con cierta luz parecían un poco rojizos y una sonrisa tan linda con esos labios rosados y mostrando sus dientes perfectamente alinesdos, casi nada, solo se notaba si te concentrabas en eso y ChaeYoung si que se concentraba en eso. También le gustaba contar sus pecas, Mina solía rescostar su cabeza en la mesa mientras el profesor entraba al aula y ChaeYoung se dedicaba a unir las pecas creando constelaciones en las marcas cafés, azuladas, rojizas y rosadas.

—Oye tu, no quiero que nos volvamos raras por esto—dijo Mina cuando llegaron a la pequeña cafetería. Deteniéndose frente a ChaeYoung para cerciorarse que todo estuviera bien.

—Creí que ya eramos raras antes—Mina rió—Dijiste que seríamos raras juntas, quiero que lo seamos—sonrió y arregló el flequillo de la alfa.

Entraron y tomaron asiento en una de las mesas más lejanas a la entrada, escondidas en una esquina susurrando secretos, el olor a tierra húmeda de Mina rodeándolas, tomando un par de malteadas y compartiendo una rebanada de pastel. Tenían catorce, apenas y tenían dinero.

ChaeYoung no podía dejar de sonreír cuando salieron de la pequeña cafetería. Iban caminando a la par, sus manos entrelazadas, se soltaron al entrar a la casa de Mina. ChaeYoung le había dicho que le dijo a su madre que haría tarea en su casa, así que Mina respondió que era mejor para todos si hacían al menos una parte de la tarea.

Al entrar la madre de Mina las saludó y cómo usualmente los mandó al cuarto de Mina a hacer la tarea. ChaeYoung estaba acostada en la cama y Mina sentada en el piso, una haciendo tarea de física y la otra de literatura.

Cuando acabaron la tarea ChaeYoung supo que debía de regresar a casa o estaría en problemas, guardó todas sus cosas, agradeció por el sándwich a la madre de Mina y salió corriendo. Fue detenido por la alfa a un par de cuadras de distancia. ChaeYoung era demasiado rápida.

—Se supone debo acompañarte—dijo Mina—No huyas de mi tonta—empezaron a caminar, la alfa tratando de igualar el paso de ChaeYoung, quien caminaba muy rápido para llegar a casa antes.

—Para aquí—dijo ChaeYoung a un par de casa de su hogar—Jamás me vienes a dejar, harán preguntas.

—Bien, pero me quedaré aquí para ver que entres—ChaeYoung rió un poco, todo el asunto le parecía ridículo—¿Qué es tan gracioso?

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