volveré... lo juro (Floyd x venner)

Capitulo Trece-carta de dolor

ADVERTENCIA: no hay

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Poppy aprovechó el momento, logrando que todos se unieran en un abrazo grupal, formando un círculo alrededor de Floyd. Aunque al principio protestaron y bromeaban, poco a poco la tensión se disipó entre risas y bromas.

Floyd, en serio, tienes que cuidarte más. No podemos permitir que te pierdas así de nuevo -advirtió John Dory, aunque su tono estaba más preocupado que regañón.

Floyd, con una sonrisa asintió. -Lo sé, chicos. Gracias por estar aquí. Y Clay, no necesito una multa, estoy bien.

Clay, aunque inicialmente molesto, cedió con una sonrisa. -Está bien, esta vez te salvas, pero la próxima vez...-¡No habrá próxima vez! -interrumpió Toño, cerrando la discusión con una risa.

-Pero más te vale comer mejor, hermanito. Te haré llegar tus platillos favoritos todos los días, pero lo más importante es que...

-Estamos para ti -interrumpió Ramón mientras entraba a la habitación con toallas húmedas para la frente de Floyd-. Por cierto, Floyd, hay alguien que quiere verte -habló mientras dejaba pasar a Grandulón, que entre brazos traía al señor peluche.

-El señor peluche me contó lo que hiciste por él. Gracias, Floyd. No sé qué hubiese hecho sin él -agradeció Grandulón mientras dejaba al señor peluche en una silla al lado de Floyd-. Bien, señor peluche, qué bueno que te traje tu traje de doctor. ¡Sonríe! -Grandulón tomó varias fotos, dejando ciego a Floyd por el flash de la cámara mientras posaba con el señor peluche.

-De acuerdo... Será mejor que dejemos descansar a Floyd un rato. Tantas fotos lo están agobiando -habló Ramón preocupado por Floyd, mirándolo dar vueltas con la cabeza-. Bien, afuera todos, vamos, vamos.

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Floyd, algo abrumado por la atención y las fotos, les indicó a sus hermanos que necesitaba un momento a solas. Gentilmente, todos abandonaron la habitación, dejándolo en paz. Se recostó en la cama.

Mientras los ruidos de la casa se desvanecían, Floyd se sumió en sus pensamientos, preguntándose si las cosas alguna vez volverían a ser como antes. Solo ansiaba un momento de calma para recoger sus emociones.

Recostado en su cama, Floyd mira el techo con una expresión triste . Siente un vacío en su pecho, una ausencia que solo Venner suele llenar. El espacio que Venner solía ocupar en la vida de Floyd parece más grande ahora, y la soledad se cierne en la habitación. Anhela la familiaridad de su presencia y la conexión especial que compartían.Un suspiro escapa de sus labios, revelando la tristeza que siente al extrañar a su querido novio de cabellos verdes que tanto ama .

-Agh, Venner, perdóname enserio -Y-yo no quería -susurro mientras pequeñas lágrimas amenazaban con salir.

Llevó sus manos hacia su cabeza, tomando hebras rosadas y jalándolas con fuerza, detonando confusión y desesperación.

-¿Qué debo hacer? -se preguntaba una y otra vez, sintiéndose sucio y terriblemente mal al saber que había traicionado a Venner de tal manera. Daba mil vueltas a su cabeza.

- Suspiró cansado - Hace mucho no le escribo cartas. No puede saberlo... Es lo mejor. ¿Y si me deja? ¿Y si lo lastimó lo suficiente? Está pasando por ese horrible lugar, no soportaría verlo así otra vez -se lamentó. -

-supongo que eso será lo mejor-hablo bajito mientras se levantaba de su cama buscando en los cajones papel y algo con que escribir-

Floyd, con la cabeza llena de pensamientos, se sentó con papel y pluma en mano. Las palabras fluían lentamente, tratando de expresar todo su dolor en unas cuántos párrafos. Cada frase estaba cargada de arrepentimiento y la necesidad de reparar lo que había no había roto.

"Venner, no hay excusas para lo que hice. Me duele en el alma haber traicionado tu confianza. Si pudiera retroceder el tiempo, lo haría para evitar causarte este dolor. No mereces lo que te hice, y lo siento profundamente".

Las lágrimas humedecían el papel mientras Floyd continuaba escribiendo, compartiendo su más profundo dolor. A medida que las palabras fluían más rápido, llegando al final de la hoja por ambos lados.

-A quien engaño, esto solo lo lastimará más -suspiró triste-. Ah, mi estómago otra vez -se quejó mientras apretaba su abdomen, tratando de disipar el dolor, mientras su respiración se entrecortaba.

Mientras se reincorporaba lentamente, Floyd arrancó otra hoja de papel, escribiendo lo más natural posible en su carta para no preocupar o despertar sospechas en el peliverde.

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Mi Querido Venner,

Es difícil poner en palabras lo que siento cada vez que pienso en ti. Tu presencia ilumina mi mundo y cada momento a tu lado es un regalo. Quiero que sepas cuánto te extraño y cómo tu ausencia deja un vacío que solo puedes llenar tú.

Mis días están ocupados con las responsabilidades familiares, pero cada pensamiento está impregnado de ti. Me esfuerzo por encontrar momentos en medio del caos para cerrar los ojos y recordar la suavidad de tu voz, la calidez de tu abrazo y la chispa en tu mirada.

Te amo más de lo que las palabras pueden expresar. Aunque las circunstancias nos mantengan separados por ahora, nuestro amor trasciende la distancia. Espero con ansias el día en que podamos estar juntos nuevamente y compartir cada uno de estos sentimientos cara a cara.

Con todo mi amor,Floyd

Floyd,doblo cuidadosamente y depositó un beso en ella, como si quisiera enviar no solo palabras escritas sino también un pedacito de su cariño. Con un gesto tierno, selló el sobre y llamó a su luciérnaga.

La pequeña luz titilante acudió rápidamente a la llamada de Floyd, y con su suave resplandor, acompañó a su dueño hasta la ventana. Con la carta en mano, Floyd abrió la ventana y dejó que la luciérnaga volara hacia el cielo nocturno.

-Ve a mi querido Venner, lleva mis palabras y hazle saber cuánto lo amo. -Floyd murmuró con afecto mientras observaba cómo la luciérnaga se perdía en la distancia.

Con la esperanza de que su mensaje de amor llegara a destino, Floyd cerró la ventana, quedando solo en la penumbra de la habitación, anhelando el día en que pudiera reunirse nuevamente con Venner.