Yoojin miraba su imagen en el espejo. Las chicas de su edad se hallaban en la cúspide de su belleza, pero a ella le sucedió lo contrario. La imagen que le devolvía el espejo estaba lejos de ser bonita. Su cabello, una vez largo y brillante, era escaso debido al tratamiento. Sus ojos, que antes reflejaban alegría, denotaban el cansancio y la tristeza que sentía en su interior. Sus padres deseaban que tuviera una vida normal, mientras luchaba contra un cáncer que parecía consumirla. Pero, era difícil cuando ella no sentía esa normalidad.
Hyungwon se acomodó la corbata frente al espejo y miró su reflejo con satisfacción. Se sabía atractivo, era algo que le decían siempre. Más de metro ochenta, porte elegante y proporciones perfectas. Su espalda y brazos eran fuertes sin ser exagerados. Su rostro también era hermoso. Y aunque no tenía dinero, se las arreglaba para vivir bien. Las mujeres adineradas eran bastante generosas.
A medida que se preparaban para salir, Yoojin se preguntaba si realmente podía encontrar algo de interés en ese evento. Los pensamientos de su enfermedad y el malestar que sentía parecían opacar cualquier esperanza de disfrutar la noche.
Hyungwon esperaba tener un primer encuentro con la moribunda hija de la familia Han. La idea había surgido de un amigo cercano.
—Ella necesita algo de esperanza y tú, dinero. Me parece un buen trueque.
La fiesta se desarrollaba en un exclusivo hotel, propiedad de los Thompson. No había seguridad en la asistencia de Han Yoojin, pero su familia estaba en la lista de invitados. Él asistió gracias a que se codeaba con personas de aquella esfera debido a su pasado. Y es que alguna vez formó parte de ese mundo, pero su adicción a las apuestas lo dejó en la ruina y, a sus hermanas en la calle.
Han Yoojin podría ser la solución a esos problemas. Era una presa fácil, enferma y vulnerable estaría agradecida que alguien como él se fijara en ella.
Yoojin se sentía fuera de lugar, las miradas condescendientes de las personas que le saludaban, la hacían sentir incómoda.
—Sonríe un poco —le dijo su madre-. Ya verás que poco a poco te irás animando.
Yoojin llevaba puesta una peluca muy parecida a su cabello perdido. Además, la estilista le había peinado dándole algo de volumen. Aunque, por sus mejillas hundidas no pudo hacer mucho. Sintió las miradas escrutadoras, cuando los anfitriones les dieron la bienvenida. Algunas miradas iban cargadas de curiosidad, otras de una compasión forzada.
—¡Yoojin! ¡Qué grata sorpresa verte aquí! —exclamó una mujer mayor, enfundada en un elegante vestido negro y con un collar de perlas que relucía bajo la luz. Su sonrisa era amplia, pero sus ojos mostraban una mezcla de lástima y condescendencia.
—Señora Thompson, gracias por su invitación —respondió Yoojin, tratando de mantener una expresión amable, aunque detestaba cada gesto lleno de piedad.
Sus padres saludaron a los anfitriones, eran conocidos de años. Ambas familias, con empresas exitosas.
El hijo mayor de los Thompson, Edward, de unos treinta y tantos, se acercó sosteniendo una copa de vino.
—Yoojin, querida, te ves... bien. He oído que estás mejor de salud -dijo, con una voz que pretendía sonar preocupada; pero, que no podía ocultar su indiferencia.
—Sí, he tenido unos meses complicados pero me siento mejor —admitió Yoojin, forzando una sonrisa.
El señor Han se adueñó de la conversación nuevamente, cambiando a propósito el rumbo de ésta. Su esposa se sumó, al notar la incomodidad de su hija.
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Hyungwon Y Yoojin
RomanceYoojin es una joven que enfrenta el cáncer y la soledad. Conoce a Hyungwon, un hombre atractivo y carismático, pero detrás de su interés por ella hay un motivo oculto: Hyungwon busca un matrimonio por conveniencia para obtener dinero. A medida que...