MARRY ME/MILO MANHEIM

Steve se casa.

Steve se colocó el esmoquin perfectamente confeccionado para él. La tela era suave, negra y de calidad. Era su día, era el momento de demostrarles a los demás que no era un impulsivo y que su matrimonio con Laura podía funcionar tan bien como lo estaba haciendo el de sus amigos.

Todavía estaba sentido con ellos, había pasado un mes y no se habían hablado. Sabía gracias a los chicos que Lucy al fin había aprendido a cocinar y a tender una cama, y que Milo preparaba todos los papeles para su admisión a la universidad, pero no les había dirigido siquiera una mirada hasta que se disculparan por desconfiar de él.

Subió al Mercedes negro que lo esperaba fuera del apartamento en el que se encontraba. Se mudaría a Canterbury una vez casado, sus padres vivían en Londres y también se habían opuesto a esa boda. Incluso más que "Los Manheim".

Todo el trayecto se hizo insoportable. No era una fiesta tan grande como la de Milo, ni siquiera le habían hecho despedida de solteros. Ni siquiera tenía más invitados que sus amigos, los cuales harían de testigos. En realidad, era una boda triste, una boda que nadie quería. Y eso le dolía a Steve, porque más que para demostrarle a los demás que podía ser responsable y dejar de ser el bufón del grupo, quería que ellos tuvieran en claro que se había enamorado de Laura.

Estaba molesto porque había pensado que Milo lo entendería. Él le había contado que cuando tenía ocho años, la primera vez que vio a Lucy con su cabello rubio y un vestido lila, se enamoró de ella y supo que su destino era estar con ella. No entendía por qué Milo no quería aceptar que a él le había ocurrido lo mismo con Laura.

Se bajó del auto con las manos sudorosas, con la voz en un hilo y con la cabeza en otro sitio. Los nervios lo comían vivo, pero era valiente y el cariño que sentía por la chica castaña lo impulsaba a entrar al registro civil.

Habían acordado no casarse por la Iglesia, necesitaban invitados y eso era lo que menos tenían.

Entró al edificio y se encontró con Noah, Ali, Theo, Mia, Leo y Emma esperándolo. Laura aún no llegaba y Steve sonrió que al menos mantenía la tradición.

La chica llegó luego de diez minutos, iba con un vestido blanco floreado hasta las rodillas, perfecto para un día de verano. Steve le tendió la mano y ella la sostuvo, estaban listos, se casarían aunque el mundo entero se viniera abajo.

Procedieron a leer los documentos y presentar a los novios y a los testigos. Era una ceremonia bastante más vulgar y corriente que en una Iglesia o en algún sitio arreglado para una boda, pero a pesar de que Steve tenía la condición social para haber optado a más, no lo hizo porque Laura se lo pidió.

El juez los casó después del papeleo, los hizo firmar y legalmente Laura había pasado a ser una. Los chicos se acercaron a felicitarlos con abrazos, algo incómodos por la ausencia de sus otros dos amigos y por la precipitada decisión de su amigo.

Theo pensaba que sólo era un capricho más de Steve, a veces hacía cosas estúpidas sin pensar en las consecuencias, así que no se asustó demasiado con su compromiso. Noah no lo conocía tan bien como Theo, así que se decía que Steve sabía lo que hacía. Pero Noah estaba horrorizado, temblando del miedo de que Steve se divorciara al día siguiente y se decepcionara y frustrara.

Sin embargo, Steve parecía estar en una nube de cristal, volaba con una sonrisa sujeto de la delicada mano de Laura, pero parecía que en cualquier momento el encanto se podía quebrar.

Cuando salieron del registro civil en silencio, se detuvieron de golpe. Frente a la acera, una pareja los esperaba e iban vestidos para la ocasión.

—Creí que no aceptaban todo esto —les gruñó Steve, con cierto dolor en la voz.

—Es verdad, pero eres mi mejor amigo y amante, ¿en serio creíste que faltaría a tu gran día? —Steve sonrió de inmediato al escuchar las palabras de Milo y Laura lo dejó correr a abrazar a Milo.

Cuando se separaron, Steve le dio un efusivo abrazo a Lucy también, ella se disculpó por lo que le había dicho cuando le anunció que se casaría y le dijo que ella lo apoyaría en todo, por más alocado y absurdo que fuera.

Después, Lucy fue a felicitar a Laura y le advirtió que a la que hiciera sufrir a su amigo, la tiraría por la escalera.

Cada pareja se fue en un auto a un restaurant donde habían hecho una reservación para la celebración. Tuvieron que agregar tres puestos más, ya que a la media hora llegó Will con una guitarra y se puso a cantar una serenata para la feliz pareja.

Mientras comían, Milo no pudo evitar preguntar:

—Steve, en serio ¿Por qué esta boda tan precipitada?

—Tú te casaste en tres meses, y yo en uno, no veo la diferencia, ambas bodas fueron precipitadas.

—Ya, pero yo tuve que esperar diez años para declararme —Steve guardó silencio, era un buen argumento que no podía discutir.

—La verdadera razón... —los interrumpió Laura

—... es que Steve será padre.

Milo escupió su jugo, Theo se atoró con la comida, Lucy abrió la boca, Noah gritó un gran ¡¿Qué?!, Emma los miró sorprendida, Mia no podía creerlo, Ali casi muere ahogada con un trozo de carne y Will exclamó con felicidad:

—¡Lo sabía!

Todos pasaron de Laura, a su estómago y luego al rostro de Steve, quien había empalidecido como una cala.

—Espera... ¡¿QUÉ, YO PADRE?!

Parecía que en cualquier momento se iba a desmayar, hasta que Lucy estalló en carcajadas y luego Laura.

—Te acabas de casar Steve, ¿en serio un hijo te parece "imposible"?

—¡No estoy listo! ¡Pido el divorcio! —comenzó a chillar. Pero Laura seguía riendo y todos fijaron su atención en ella.

—No puedo creer que cayeran... —decía entre una carcajada y otra

—Steve no serás padre, deja de hacer escándalo, y ustedes... —les dijo al resto, apuntándolos con el dedo

—... No sean tan ingenuos, ¿sí?

—Bueno... —le dijo Milo a Lucy mientras los demás comprendían la broma y Steve salía del susto bajo la risa de Laura, que no podía soportar las carcajadas.

— Al menos sabemos que son tal para cual, un par de niños sin niñera.

Y Lucy no pudo estar más de acuerdo.