— Andrea, eso más bien suena a que estabas celosa.
— No. No lo sé. Quizás, sí.
— Pero, entonces...
— La verdad, Alejandro...es que en ese momento mi resentimiento, mi rabia y mis ganas de hacer justicia y hacer pagar a todos los que fueron a ese viaje y me dieron la espalda, no me dejaba ver, ni pensar, ni sentir nada más. Quizás, estuve celosa en ese momento, no lo sé. Celosa de ver a Gregorio comprometido, planeando un futuro aún a pesar de la oposición de nuestros hijos... y yo...yo sólo sentía amargura, rabia e impotencia. Sentía que no era justo que mi vida hubiese acabado y él...él, pensaba en empezar otra vez.
Pero sobre todo, pensaba en mis hijos, Alejandro. Sentía muchas ganas de estar cerca de mis hijos. Y sabía que todo se complicaría si Gregorio se casaba con otra.
Por eso, fui yo la que lo obligó a romper su compromiso. No le dejé más salida que casarse conmigo. En ese momento no me permití pensar en nada más.
— Pero, Andrea, eso es una locura. ¡¿Lo obligaste?! Y, ¿él aceptó, así no más?
— (suspiro) No...así no más; no. Pero al final...aceptó. Cuando nos casamos, ambos decidimos verlo como un negocio. Un acuerdo para que yo pudiera estar cerca de mis hijos, mientras encontraba al asesino y él...bueno, él no quería decirles a nuestros hijos que les había mentido toda la vida.
— Pero si se casaron sólo por un acuerdo, ¿por qué no te divorcias? Ya tus hijos saben la verdad. Te quieren Andrea. Ahora puedes ser feliz tú también... enamorarte. Podríamos ...
— No, Alejandro. No sigas, por favor. Es cierto que nos casamos por un acuerdo. Pero las cosas ya no son así. No sé, en qué momento empezaron a ser diferentes. O si desde el comienzo me engañé a mi misma. Pero sí sé que nuestro acuerdo cambió. En este tiempo, a pesar de los miedos, de los problemas, las cosas cambiaron. Gregorio volvió a despertar en mí a la mujer que creí muerta. Es mi marido, Alejandro.— Entonces, lo amas. Otra vez. O, desde siempre. A pesar de lo cruel que fue, que te abandonó y te robó tus hijos. Lo amas y ¿piensas perdonarlo?
— Ya lo perdoné, Alejandro. La madre en mí lo perdonó cuando se casó conmigo y pude estar cerca de mis hijos. Y la mujer...bueno, él volvió a conquistar a la mujer. Sé que es difícil de entender, justamente para tí. Pero esa es la verdad. Lo quiero, Alejandro. Y me hace feliz estar aquí; en mi casa, con mis hijos. Con mi marido. En mi hogar.
— Tú mismo me dijiste que olvidara, que dejara el pasado atrás y buscara la felicidad. Quizás no fue fácil, pero eso hice. Soy feliz, Alejandro. Espero que me entiendas y respetes mi decisión.
— ¡Ay, Andrea! No te voy a mentir...me decepciona mucho que no hayas podido darme una oportunidad. Y qué además, esta sea tu felicidad. Pero, si así es...pues, trataré de comprenderte. Eso sí, si tu marido te vuelve a hacer una canallada, no me pidas que no lo golpeé.
— Te quiero, ¿sabes? Eres el mejor amigo que he podido tener. Y, como te lo dije ya antes de regresar; siento no haber podido corresponderte.
— Andrea, no sigas. Creo que tuviste mucha razón en no aceptar cuando quise algo más que un beso aquella vez. Cuando pensé que quizás... Viéndote ahora, sé que si hubieras aceptado, sólo habríamos sido infelices, y nuestra amistad habría sufrido.¿Sabes qué brillan tus ojos, cuando hablas de tu marido?
— ¡Alejandro, qué cosas dices!
— No es fácil de aceptar, pero me alegra ver ese brillo en tí. Quizás, no lo aceptaste antes, pero creo que tu corazón, no se dejó confundir ni por tu rabia, ni por el resentimiento.
— Sí, a veces, creo lo mismo. Pero no podía verlo...sólo el padre Benigno, quién trató muchas veces de decírmelo.
— Me voy Andrea. Necesito un tiempo para poder seguir siendo sólo tu amigo y compartir tu alegría. Esta visita, definitivamente terminó siendo una sorpresa para mí y no la que esperaba.
— Acá estaré, Alejandro. Y lo siento. Gracias, otra vez por todo lo que hiciste por mí.~~~~~~~~~~~~~
Al escuchar esas últimas palabras, Gregorio se retiró rápidamente de su escondite con un suspiro de alivio. No quería que nadie supiera que la aparición de ese abogado, a quién su familia le debía tanto, lo había alterado y asustado. Pero al oír a su esposa, bueno, ¿cómo no sentirse feliz, de oír que su mujer, a pesar de todo lo que había sucedido, seguía queriéndolo y era nuevamente feliz a su lado?
Quizás, era hora de hacer ese viaje a la casa de Valle de Bravo como había querido hacer unos meses antes.
Sí, definitivamente tenía mucho que planear.
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La Verdad
FanfictionCuando Alejandro se enteró que Andrea por fin le dijo la verdad a sus hijos, quiso sorprenderla. Quizás era el momento, su oportunidad. Andrea, se alegró de verlo... pero la sorpresa al final ¿quién se la dió a quién? Un intento por entender un poc...