El místico Observatorio del Anti Reino se cubrió de eventide, la arena de sílice reluciente como plata, bajo las botas de Apple Poison mientras se paseaba de un lado a otro, esperando el retorno de Nar-fie con impaciencia.
La creadora de ambos y sus cortesanos favoritos estaban celebrando Beltane alegremente en el Páramo, la tierra de las Hadas. La situación con su presa y todas las molestias en la corte de Apfel ya habían sido bastante, pero lo escuchado el día anterior por la Reina Malvada había estimulado sus celos en una ira insomne. Había huido de los fuegos de Beltane antes de sucumbir al deseo de aniquilar a todos. Estaba demasiado ofuscado para confiar en sí mismo estando junto a tanta población. El simple pensamiento de su Reina con cierto mezquino y oportunista joker lo llenaba de furia.
Nunca antes le había interesado tratar al otro recluta con el cual compartía reina, aquel inmaduro dragón con plumas con aires de grandeza nunca le había interesado en lo más mínimo, más esta situación ameritaba para ambos una unión.
"Su masculinidad a media asta pondría envidioso a un fauno... él exige el alma de quien resulte su amante". Adam bufó ante las palabras inesperadamente vulgares de su Reina en falsete acerbo.
—Me temo que es verdad— dijo en su forma de cuervo quien tanto esperaba cuando apareció a la sombra de un serbal.
—¿Realmente?— el hizo una mueca. Se había convencido de que la furia lo había segado tanto que no se le ocurrió que pudo haber sido una simple provocación.
Malfie frunció el ceño.
—Me pasé toda una tarde tratando de robarle a Scatter los registros ida y vuelta y los viajes a cada realidad, efectivamente, el joto de corazones hizo un viaje a la mía. Tú debiste haberlo sabido mejor, en tus travesías en barco jugando al pirata temible estuvo contigo y conoció a nuestra ama.
—¿A tu realidad? ¿cuándo?— preguntó rápidamente.
La boca de Malfie se torció amargamente.
—Hace una semana.
—¡Justo el tiempo en que el me dijo que estaría ocupado y regresaría a su mundo y la reina tenía que arreglar cosas en Fayritale!— objetó Adam.
—Las hadas admiradoras mías cayeron en un trance cuando les pregunté por él, alegando que él era una reencarnación de Eros y que podía competir con mi apostura... si, se atrevieron a compararme a mí con un cualquiera. Es repugnante. ¿Puedo mutilarlo? ¿Desfigurar el ridículo corazón en su rostro?
El recluta mayor ponderó esa información. Se sentía enfermo, con un hoyo en el estómago ante el pensamiento de ese traicionero libertino tocando los blancos miembros de su Reina, complaciéndola y haciéndola feliz como el nunca lo había hecho.
—Le daré una paliza por ti— ofreció el cuervo cornudo con esperanza.
Adam gesticuló con impaciencia.
— ¿Y romper el Pacto entre los reclutas? No. Debe haber otra manera.
Ya en su forma humana recién transformada, se encogió de hombros.
—Quizás debamos sentarnos y no hacer nada. Jack Heart está a punto de ser dañado de la mano de su propia creadora.
—Dime más— pidió Adam, picada su curiosidad.
—Descubrí que debe casarse en unos días. Está comprometido por un decreto de su reina. La destrucción está a punto de llegar. Verás, fui a espiar en Wonderland y me enteré que la regente ha pedido que Jack se case con la hija de un espécimen que parece ser su consejero real. Se ha declarado que si no se casa con esa mujer, les cortará la cabeza a ambos de manera definitiva y también a sus allegados.
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Las Nieblas de Wonderland
RomanceEn el reino todo el mundo lo conoce como Jack Heart, legendario predador de los campos de batalla de la Reina Roja. Ninguna criatura puede resistirse a sus encantos de comodín de corazones, pero nada ha conquistado su propio corazón. Hasta que el de...