↬ᴅɪʀᴛʏ ᴛᴏʏ👻 [ᴋᴏᴏᴋᴊɪɴ]

4: Dudas

Afanosamente vertía sobre aquella enorme olla ingredientes extraños y con olores asquerosos.

Cualquier persona que andara cerca de su cabaña se desmayaría al sentir aquel fétido hedor. Sin embargo, a SeokJin no podía importarle menos, necesitaba tener esa pócima lista lo más rápido posible antes que sea demasiado tarde para él.

No, simplemente no podía permitirlo. Jeon JungKook no podía morir de manera tan humillante.

Detuvo el frenético movimiento de sus manos y suspiró con tristeza.
Pensó en él y en su desesperado anhelo.

Kim SeokJin era un hechicero que se dedicaba a las artes oscuras. Era conocido en el bajo mundo como un prodigio y no todos podían pagar por un trabajo que viniera de él. Sus precios eran exorbitantes y solo aquellos con alto estatus lo buscaban incesantemente para que les ayudara a hacer realidad sus egoístas deseos.

Por supuesto, a SeokJin no le importaba ya que con su capacidad había conseguido de hacerse una vida fácil y cómoda, siempre bajo el anonimato. Su poder era tal, que podía cambiar de aspecto a su antojo y por lo tanto, nadie sabía quién era en realidad; ya que todo el mundo lo conocía simplemente como Níðhöggr*.

Nadie sabía quién era él, excepto Jeon JungKook, el vampiro de la calle 6...

SeokJin suspiró y segundos después despertó de un sueño extraño.

Sentía un poco de pesadez y dolor en su garganta. ¿Qué había sucedido? Su memoria era borrosa y se sentía perdido.

—Al fin despiertas. -Habló un hombre a su costado.

Jin se asustó y abruptamente se sentó en la cama, grave error pues aquello le provocó un intenso mareo y náuseas que apenas pudo contener cubriendo su boca con una de sus manos.

Rápidamente sintió que unas manos desconocidas pero gentiles le acostaban nuevamente, poniendo un paño húmedo sobre su frente.

—Has tenido fiebre y llevas más de doce horas dormido, empezaba a preocuparme. -Volvió a hablar aquel hombre de aspecto extraño.

— ¿Quién demonios eres y qué haces en mi casa? -Apenas pudo murmurar, mientras observaba detenidamente al sujeto.

El de cabellos negros sonrió con picardía, sus colmillos saliendo a la luz. Entonces SeokJin recordó lo sucedido la noche anterior y sintió que su cabeza pulsaba en un intenso dolor.

Jeon observó la mueca de disgusto en el bello rostro del joven y su sonrisa se borró, se aproximó al niño y puso dos de sus dedos en la frente del castaño, una brillante luz roja rodeó aquellos dedos y pronto, SeokJin sintió que todo dolor en su cuerpo era mágicamente aliviado, volvió a respirar con normalidad y el color rosa tiñó de nuevo sus mejillas. JungKook; fascinado, volvió a sonreír porque ese chico lo impresionaba cada vez más con su dulzura y belleza.

— ¿Mejor? -Preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

Jin lo miró desconcertado, aún sin entender nada, pero sonrió al sentir una suave caricia en una de sus suaves mejillas mientras nuevamente se sentaba en la cama. —Sí, gracias.

—Perfecto, porque tienes que comer bien ahora que serás mi fuente de alimento. -Sentenció el de ojos rojos.

SeokJin lo miró con preocupación. — ¿De qué hablas?

SeokJin fue testigo de cómo una charola apareció flotando para luego posicionarse sobre sus piernas con abundante comida y bebida. —Primero come, luego hablamos.

El castaño prestó atención a la comida con agradable aroma, notando que era un almuerzo común y corriente, su estómago rugió y no tuvo más remedio que alimentarse antes que otra cosa pasara.

Mientras Jin degustaba sus alimentos, Jeon volvió a pensar en lo que había sucedido, intentaba armar el rompecabezas pero no podía conectar nada de su pasado con el presente. Sentía que estaba olvidando algo muy importante, pero se desesperaba al no tener la capacidad de recordar qué era. Estaba seguro que aquello que olvidaba era la respuesta a todo ese enredo. ¿Será posible que SeokJin sea la llave que tanto busca? ¿Pero cómo podría serlo si el joven tenía apenas, calculaba él, unos veinte años de haber llegado al mundo; cuando él ya pasaba los doscientos?

Aunque era demasiado, sumamente desconcertante, la aparente familiaridad con la que SeokJin se comportaba a su alrededor. Si bien al principio se notaba el miedo en sus ojos, ahora que volvían a verse, Jin pasó del miedo a la desconfianza y de la desconfianza a la tranquilidad en cuestión de segundos.

¿Por qué? ¿Por qué SeokJin no gritaba aterrado que había un monstruo en su casa?

— ¿Pasa algo malo?

JungKook se sobresaltó al escuchar la suave y dudosa voz del muchacho. Le miró, SeokJin había comido todo lo que le ofreció sin hacer ruido y ahora terminaba con su jugo de naranja.

— ¿Cómo es que estás tan tranquilo cuando un vampiro está en tu habitación? -Preguntó, genuinamente curioso.

Jin hizo una mueca con sus rosados labios y se encogió de hombros. —Supongo que de alguna manera sé que no me harás daño.

— ¿Sabes que podría matarte aún sin moverme de esta silla?

Jin asintió, con su mirada gacha. —Aún así, sé que no lo harías.

— ¿Cómo?

SeokJin, incómodo se removió en la cama dejando la charola sobre su mesita de noche. —No lo sé, simplemente me siento seguro contigo. No me preguntes cómo, es... -Jugó con sus dedos. —Tan confuso que no sé explicarlo.

Jeon concluyó que seguiría atascado en el mismo lugar por más tiempo del esperado, pero ya no quería presionar más al niño así que detuvo su interrogatorio.

— ¿Estás satisfecho con la comida?

Jin se relajó visiblemente ante el cambio de tema. —Sí... No tengo idea de cómo lo hiciste, pero gracias, estuvo delicioso.

Jeon asintió y sonrió. —Bien, ¿qué te parece si ahora me muestras tu mundo? Tendré que acostumbrarme a esto si planeo quedarme.

Jin no quería reflejar la extraña emoción que se instaló en su pecho al escuchar al vampiro. — ¿Te quedarás?

Entonces la sensual sonrisa del vampiro deleitó al humano y con firmeza respondió: —Me quedaré.

* Es un ser sobrenatural en forma de serpiente perteneciente a la mitología nórdica, es un ser que atormenta a las almas humanas que hayan quedado atrapadas en el Niflheim (un árbol que absorbe la energía de los humanos).