Seis

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Un Soobin de tan solo nueve años arreglaba inocentemente el moño de su trajecito. Hoy era el cumpleaños número once de su Yeonnie y se quería ver muy lindo para él.

Dirigió su mirada hacía la linda caja azul con un listón amarillo que reposaba en su cama. Recuerda haberle preguntado a su hyung todos los días desde hace tres meses que quería para su cumpleaños y siempre recibía la misma miserable respuesta:

"Lo que tú quieras, Bin"

Y en esos momentos es donde Soobin dudaba de que su hyung fuera el más inteligente de su clase. No tenía sentido ¿Cómo lo que él quiera? el regalo no era para él, sino para su Yeonnie.

Así que sin esperar otra respuesta por parte del mayor se esmeró en encontrar el regalo perfecto y realmente esperaba que a su hyung le guste.

— ¡Bin! ¡Apúrate, ya nos vamos! — la voz de su madre lo hizo salir de sus pensamientos rápidamente, sacó su perfume de Mario Bros y se lo aplicó de manera arrogante.
Esperaba conquistar a su Yeonnie con ese olor varonil.

Agarró rápidamente el regalo de su hyung y bajó las escaleras con cuidado, sosteniéndose de la baranda del lado derecho. Observó como su madre lo estaba esperando en la sala, mientras daba unos últimos toques a su maquillaje.

— ¿Y papi? — preguntó sonriente el niño, acercándose a su mamá.

— Lo que te demoras, bebé. Tu papá está en el auto esperándonos — respondió con una leve risa, guardando su maquillaje en su cartera.

Madre e hijo salieron del hogar y subieron al auto, rumbo a casa de los Kim.

El pequeño Soo aún nervioso abrazando fuertemente la caja de regalo en sus brazos.

- hk -

Al llegar a la casa de los Kim observó toda la decoración de la entrada con temática Harry Potter.

En el suelo se encontraban alfombras de distintos colores, simbolizando las cautro casas de Harry Potter y en la puerta colgaban cartas.

Jungkook tocó el timbre, rápidamente siendo recibidos por una Lisa disfrazada con el atuendo de Ravenclaw.

— Bienvenidos, guapos — saludó, haciendo una señal a la familia para que pase.

Los Kim la siguieron hasta el patio trasero, en dónde se estaba llevando a cabo la fiesta.

Soobin observó sorprendido la decoración. Había gran cantidad de globos de todos los colores, imágenes de tamaño de real de diferentes personajes de la saga, había puestos de comida: hotdogs, palomitas, cotton candy, mini-hamburguesas, bebidas personalizadas. Las mesas para los niños estaban decoradas de cada casa de Harry Potter; había un puesto para hacerse caritas pintadas y uno donde los niños podían agarrar distintos accesorios referentes a la saga.

— Jungkook y Jennie vengan conmigo, los adultos están por acá — indicó Lisa, llevándose a sus padres.

El pequeño pelinegro observó a todos los compañeros de su hyung correteando por todos lados y no pudo evitar sentirse fuera de lugar.
Ignoró sus pensamientos y se dispuso a buscar al mayor.

Camino un rato como un perrito perdido, hasta que chocó torpemente con alguien. Ambos cayendo al suelo y su cajita de regalo también.

Soobin observó el regalo en el suelo junto a un vaso de plástico y lo levantó rápidamente, verificando que todo estuviera bien.

— ¿Qué te pas- Oh, Bin — volteó rápidamente al escuchar la voz de su Yeonnie. Este lo miraba con una sonrisa aún en el suelo; portaba el traje de Gryffindor, el cual de manchó con limonada de fresa después de la caída; unos lentes muy parecidos a los de Harry Potter y en su frente estaba dibujada con maquillaje una cicatriz en forma de rayo muy similar a la del protagonista.

Soobin avergonzado rápidamente se paró y trató de ayudar al mayor a levantarse, logrando que este ría levemente.

— Lo siento mucho, hyung. No me fijé — explicó sonrojado el pelinegro, luego lo recordó — Feliz cumpleaños, te traje esto — dijo nervioso, mientras le extendía la caja al mayor.

Yeonjun observó curioso la linda caja que se le extendía, haciéndolo sonreír automáticamente.

— Muchas gracias, Bin — dijo sosteniendo la caja con sus manos.

Y antes de que Soobin pudiera responder, un grupo de niños aparecieron frente a Yeonjun, empujando al menor al suelo bruscamente, haciendo que este caiga sobre un montón de tierra y césped.

— ¡Junnieeee! Hay que ir a jugar ¿siiii? — dijo un niño rubio, con un tono demasiado conocido y muy empalagoso para el gusto de Soobin.

El cumpleañero observó como la mirada de su menor se cristalizaba porque su pantalón se había ensuciado con el césped. Volteó su mirada hacia los tres chicos frente a él y ni se esforzó en sonreírles.

— Debes tener más cuidado, Yongbok, pudiste lastimar a alguien — regañó al rubio, pasando por su lado para ayudar a Soobin a pararse.

Felix lo observó con el ceño fruncido y rodó los ojos. Parece que ese bebé de Choi nunca le dejaría estar a solas con Yeonjun.

— Está bien, lo siento, Choi — dijo indiferente, dirigiéndose hacía el pequeño pelinegro — Ahora sí Junnie ¿vamos a jugar?

El mencionado observó como el pequeño Soobin aún trataba de limpiarse la suciedad de sus pantalones, con una evidente tristeza en su rostro.

— No lo sé, Yongbok — respondió algo irritado el mayor.

— ¡Junnieee! Deja de decirme Yongbok, sabes que prefiero Felix. Aunque me puedes decir Lixie — dijo con una voz empalagosa y un intento de agyo muy fracasado.

El pequeño pelinegro miró con vergüenza al rubio, realmente a ese chico le gustaba pasar pena ajena.

— Uhm, creo que prefiero pasarlo con Bin — empezó el mayor con un tono molesto, haciendo que el rubio abra la boca con sorpresa — Nos vemos luego, Yongbok.

Y con esto, tomó la mano de Soobin llevándolo al interior de su casa.

Yeonjun se encargó de prestarle otro par de pantalones a Soobin. Dejando que este se cambie tranquilamente en el baño de su habitación. También encargándose de cambiarse su propia ropa.

Observó la caja del regalo del menor, la cual reposaba en su cama. Se acercó rápidamente y la abrió.

Un chillido infantil hizo que Soobin deje de mirarse en el espejo del baño y salga corriendo. Observó a su hyung, quien lo miraba sonriente.

— ¡Bin, me regalaste la varita original de Harry Potter! — gritó emocionado con el objeto en su mano — ¡Te adoro!

Rápidamente se lanzó al menor abrazándolo y dándole besos en todo su rostro.

Para muchos este sería un momento emocionante entre dos mejores amigos que se aman.

En cambio, este momento se marcó en la vida de Choi Soobin.

First love - Soojun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora