¿quién es el cruel?

224 30 18
                                    

—Y... ¿a donde iremos Honnie? —cuestiona el castaño enarcando levemente la ceja aún afianzado en la mano de su novio. Heeseung al costado de Sunghoon era tan pequeño y muchas personas quedaban fascinadas ante la pareja, se juzgaban lindos y el típico cliché de una historia del chico fuckboy y un inocente bebé.

El caso era que Heeseung solo lleva lo santurron por fuera, bueno, también por dentro, digamos que en ciertas cosas.

Sunghoon solo sonríe.

—¿A una heladería primero o prefieres comprar dulces? —pregunta él y Heeseung aún aferrado a su mano, entrelaza más los dedos haciendo una mueca.

—¿no puedo ambos? —el omega ruega abultando los labios al vislumbrar que Sunghoon parece también pensarlo.

—el helado prácticamente es dulce, Hee —le dijo el alfa obligando al más pequeño abrir los ojos gatunos teatralmente.

Heeseung lo mira indignado.

—¡Qué dices! —chilla el omega parando en seco— ¡El helado es dulce y frío, el dulce es sólo dulce! —Sunghoon iba a protestar pero antes su novio lo fulmina con la mirada— ¡no he terminado, Park!

El alfa siente tensar al ver a su novio tomar aire con las mejillas rojas mientras apretaba los puños, haciendo una rabieta.

—¡El helado es derretido y el dulce sólido! ¡El te puede dar gripe y el dulce n-

—Esta bien iremos por ambos.

—Y como decía, mi alfa es muy lindo —culmina regalandole una de sus sonrisas gumosas, y por milésima vez en su vida, Sunghoon se deja seducir mientras se despedía de una de las chaquetas negras de cuero que vio el otro día por el centro comercial y decidió ahorrar para este.

Pero valdría la pena por tan solo lograr que Heeseung levante sus comisuras de tal manera que demuestre solo felicidad.

Para él se trataba de la mejor paga de todas.

Cuando una vez más deciden continuar el recorrido después del pequeño emblema, el menor se apega más al cuerpo de Sunghoon buscando su aroma y relajándose ante el hecho, le fascinaba ese olor café que solo desprendía seguridad y protección. Heeseung lo sentía embriagador, sentía a su alfa predestinado como esa figura de superhéroe que en vez de salvar al mundo, salvaba al suyo.

Suena un poco egoísta, pero a él le encanta que las cosas sean así.

Le gusta ser el pequeño de Sunghoon, aunque a veces llegue a exagerar con su comportamiento y el drama pegando en él.

Al momento en que se pararían en frente de una heladería, ambos, alfa y omega se adentran haciendo resonar la campana de bienvenida a los clientes, el castaño lanzándose ansioso ante las vitrinas pegando los ojos en ellas y mirándolas con adoración. Sunghoon piensa que el menor se ve como un pequeño gatito tomando leche.

Gatito tomando leche.

Traga saliva endureciendo el semblante ante la repentina idea, se abstiene a seguir introduciendo aquellos indecentes pensamientos en el cerebro y decide botarlos a un agujero negro.

El lugar estaba atestada de gente y con una larga cola, que por lo que pudo perseguir Sunghoon con el olfato se tratan de betas y omegas, también presencia de alfas pero menores y de rango bajo.

Así que decide actuar.

Él se alista, con el par ojos oscuros y expulsando una aura molesta, arrugando un poco la nariz en el camino. De pronto, una de sus botas negras da un lento paso con tal brusquedad emanada que el resto se detiene a verlo con un susto, hasta los mismos trabajadores jurando que aquel chico les degollaría el cuello con la más mínima molestia. Y eso era lo que buscaba, que le tengan más miedo que respeto.

El gentío de la heladería decide separarse para darle permiso a Sunghoon y cederles lugar como si dependiera de sus vidas, temerosos y obedientes como un perro, pero todo aquel sentimiento disipa a la hora que ven unos converse celestes con los cordones desatados aparecer en su atrás con la boca formando una sonrisa fascinada y tierna.

Las personas cambian sus expresiones a unas enternecidas y continuando con lo suyo como si no hubiera pasado nada, confundiendo enormemente a Sunghoon, se supone que le tendrían hasta pavor.

Él vuelve a la tierra cuando siente que alguien le jalonea por busca de atención, así que baja la mirada encontrándose con los ojos suplicantes de su novio señalar sus zapatillas, y ahí fue donde el rudo alfa comprendió todo.

—Tengo flojera, no alcanzó ugh... —fingió no poder agacharse hasta sus talones— por fi.

—Pero Hee-

—Por favor ¿si?

—Es que estaba intentando que la cola apre-

—¡Hoon! —exclama esta vez muy fuerte que hasta juraría que llegaría a romper el vidrio que colgaba en una de las paredes, girando en par los cuellos hacía ellos. Todos atisban expectantes como el gran siniestro alfa se hallaba, con una inmensa exasperación, atando los cordones ajenos de un pequeño chico castaño.

De ahí dedujeron que el cruel era el omega, y no el alfa. Así que aterrados, se apartan una vez más despejando el camino, hasta algunos dejaron dinero sobre las mesas y se retiraron con exaltación, otros yacían tomando rápidamente su helado acompañados de los que venían pero ya se fueron.

Sunghoon al levantar la mirada bufa un poco bajo, Heeseung siempre ha sido un gatito flojo hasta para amarrarse los zapatos.

—Listo, bebé —le dice por fin dejando a simple vista un lazo en un nudo, lo que hace al castaño sonreír enormemente otra vez en el día.

—¡Te salió bonito! —lo alaba parándose de puntitas y regalándole un beso en la mejilla— Eres un pedacito de mi cielo, gracias~

Lo oye canturrear, y Sunghoon se siente más que satisfecho. Levanta la mirada hacía el mostrador, sorprendiéndose que ahora este casi vacío. El alfa crispa los hombros, debería aprovechar antes de que vuelva a llenarse.

—¿Qué sabor quieres Hessie?

—¡Fresa!

aquella emoción en los ojos de su novio, lo hacia vivir.

Si bien dicen que Sunghoon nació por un omega y morirá por otro y su linda sonrisa gomosa.

Porque tal vez, Heeseung haga latir más su corazón que cualquier otra cosa en el mundo.

Amar era vivir, siempre y cuando sea con su caprichoso omega.

soft sex ☆ heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora