Hola Jack
- he decidido que te odiaré el resto de mis días.
Lo que me hiciste fue terrible, tú no sabes lo que hiciste pero yo sí, me arruinaste mi vida, la destrozaste, la hiciste añicos, jamás imaginé lo que desenvolvería todo esto.
Lo que me hiciste fue imperdonable, lo que sucedió es que estabas en la sala de arte del tercer piso del colegio y te asomaste por la ventana para deshacerte de la pintura verde oscura de un balde, la cual justo cayó encima mío y para mi mala suerte iba en camino a presentar una obra de teatro en la cual era
protagonista.Tras recibir semejante chorro de pintura en mi vestimenta reaccioné a mirar hacia arriba para poder visualizar quien fue la persona que tiró esa magnitud de pintura, para mi sorpresa fuiste tú Jack, tu fuiste la razón por la cual no asistí a la dicha presentación y para no empeorar la situación un alumno me vió y no halló algo más inoportuno que sacarme una foto y subirla a la página del colegio, la cual ocasionó que fuese objeto de risas por semanas.
He decidido que me vengaré de una forma que nunca te olvidarás de mí, aprovechando que nos tocó ser grupo de trabajo te dejaré en vergüenza frente a todos.
Al pasar los días comencé a elaborar mi plan y para esto tenía cuatro semanas y medias para que saliera perfecto, hubo un día en el que me invitaste a tu casa para avanzar en el trabajo el cual acepté, la forma en la que me preguntaste fue tan amable que me sorprendió.
-Hola Noah que tal --preguntaste con cierto nerviosismo--. ¿Quieres venir a mi casa esta tarde para avanzar el trabajo?
-Claro ¿porque no? --respondí sarcásticamente--
-Perfecto, te veo luego --mencionaste encantado--.
Al toque del timbre que daba terminada la jornada escolar me dirigí hacia mi casa para poder cambiarme de ropa y llevar algo de comer, al llegar a tu casa quedé impactado por lo grande que se veía pero al momento que toqué la puerta y me abriste, te ví parado frente a mí vistiendo una polera blanca manga corta que se pegaba a tu cuerpo, donde tus músculos resaltaban, mi cuerpo reaccionó de una forma que nunca imaginé, sentir un calor en mi cuerpo que generó que me llegara a poner rojo.