introduccion

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/Toda esta historia sera desde la perspectiva de yukine/

El suave repiqueteo de la lluvia contra la ventana me envuelve en una calma momentánea, un contrapunto a los recuerdos oscuros que habitan mi mente. Soy Yukine, y mi historia se entreteje entre sombras y destellos de resistencia.

Mis primeros años fueron como una melodía triste. Mis padres biológicos, más sombras que guías, me llevaron por un sendero doloroso. Mi madre, en momentos desesperados, solía tomarme de la mano y comprarme golosinas. Aunque breves, esos instantes efímeros creaban una ilusión de cariño, un refugio temporal en medio de días tormentosos.

Las noches en casa eran difíciles. La lluvia allí afuera era testigo de los desafíos que enfrentábamos, pero también de pequeños respiros de tranquilidad. Mi padre, atrapado en la botella, y mi madre, perdida en sus propios tormentos, tejían una narrativa de dolor que se insinuaba en cada rincón de nuestra morada.

A la tierna edad de seis años, experimenté un cambio drástico. Mi madre, en sus momentos más oscuros, me introdujo en un mundo confuso y doloroso. Aunque intento evadir esos recuerdos, la verdad es que, en mi infancia, la comprensión y el amor eran rarezas efímeras.

A los ocho años, mi vida dio un giro inesperado. Hombres enmascarados irrumpieron en nuestra casa, y la sensación de ser arrancado de mi hogar fue aterradora pero, al mismo tiempo, despertó una chispa de esperanza.

Desperté en una habitación extraña, rodeado de niños con destinos similares. El laboratorio, como lo llamaban, se convirtió en mi nuevo hogar. La ciencia buscaba en nosotros algo que, hasta ese momento, no entendíamos del todo. Mis ojos heterocromos, antes motivo de singularidad, se convirtieron en un enigma genético a resolver.

En este nuevo capítulo de mi vida, la rutina del laboratorio se volvió mi realidad. Mis ojos, que alguna vez reflejaban inocencia, perdieron su brillo. La apatía se convirtió en mi escudo, un mecanismo de defensa frente a la brutalidad del entorno.

Hoy, mientras la lluvia persiste fuera y los experimentos continúan, encuentro consuelo en la conexión con otros niños en situaciones similares. En sus ojos, veo la misma lucha y un atisbo de resistencia, y en esos pequeños momentos de conexión, descubro la humanidad que aún perdura en nosotros.

La historia de Yukine continúa entre sombras, pero también lleva consigo la promesa de encontrar luz en los lugares más oscuros. Porque aunque mi pasado esté entrelazado con momentos difíciles, sé que dentro de mí arde una llama que se niega a extinguirse.

"Shadows of Resilience"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora