32. NIEGA A DIOS.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Job 2
9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.



Inmediatamente Fabricio también se comenzó a reír a carcajadas.

—¿No será que es tu hija? —supuso.

Le dedicó una mirada fulminante.

Él se sigue riendo.

—seguro la engendraste sin darte cuenta —comenta en medio de risas.

Estos amigos que tengo son de lo peor, justo en un momento tan serio en dónde estoy tan dolido, solo se les ocurre burlarse de mí condición.

—¡¡Suficiente!! —grito dando un golpe en la mesa.

Fabricio se calla de golpe y me mira asustado.

Jason aprieta sus labios tratando de contenerse.

—yo mejor me largo de aquí antes de que los muela a golpes —les digo poniéndome de pie.

Comienzo a irme.

—¡Espera Deimond! —escucho la voz de Fabricio a mis espaldas —¡¡Solo estábamos bromeando, pero no creo que Jak halla tocado a Linda!!.

Ignoro sus palabras.

Narra Fares:

Días después.

Me encuentro haciendo un poco de ejercicio o mejor dicho me estoy desahogando de la rabia tan grande que tengo.

Cómo ustedes saben Alice está viva y todo este tiempo fue retenida en contra de su voluntad por Max y ahora que es libre y que Mibsan le estaba haciendo pagar a Max por todo, ella hace que lo liberte y se encarga personalmente de cuidarlo, cuando él fue el que por poco mata a Linda.

¿Acaso no es abrumante?.

De pronto escucho la puerta abrirse de una manera tan silenciosa que de no ser por mi oído ejercitado, no la habría oído

Estoy atento a lo que venga.

Poco a poco escucho unos pasos silenciosos acercarse, son muy similares a los míos.

Es entonces cuando me doy cuenta de quién es.

«Parece un gato».

—Fares, Fares, Fares, —canturrea.

Decido ingnolarlo y seguir con lo mío, sé que solo viene a fastidiarme la vida.

Él al ver que lo ignoro, suspira toma una silla y se sienta a observarme.

—¿Que se siente que tu esposa que tanto amas, este cuidando de tu peor enemigo? —pregunta con una amplia sonrisa.

Sigo ignorandolo.

—me la imagino acariciando sus cabellos y dándole de comer —sigue hablando —mientras que él le sonríe ampliamente.

Dejó de golpear el saco de arena y lo miro fijamente.

«Si quiere guerra, guerra va a tener».

—yo me imagino que le dice: Alice vente conmigo deja a tus hijos atrás, ellos no te necesitan. —imito su voz.

Mibsan se pone de pie y me dedica una mirada de odio puro.

—¿Que? —sonrió ampliamente —te gusta provocar pero que no te provoquen.

—solo vine para asegurarme de que no lo dejes vivo, le prometí a mi madre no tocarlo, pero no dejaré que se salga con la suya.

—¿Y crees que yo si? —digo quitándome los guantes de boxear. —por supuesto que no, le haré pagar por todo lo que nos hizo.

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