Jungkook lleva un año trabajando en la empresa de Kim Taehyung, siendo el asistente de este mismo, por lo cual se ha permitido de pasar tiempo cerca al hombre, cosa que muchos desean y él consigue fácilmente.
Una noche en la cual se le va el tiempo...
Think i need someone older Just a little bit colder...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jungkook bufa en cuanto deja su celular sobre el soporte en el escritorio, un suspiro de agotamiento más el sube y baja de su pierna son señal discreta de su molestia imposible de ocultar por mas que quiera. Y es que, por la Luna Santa, ¿Por qué el maldito de Hyo tiene que ser tan imbécil? Tan sólo le pidió de favor que pasara por él a la empresa porque su motocicleta se averió y está en el taller, por lo cual no tiene como volver a casa, tomar un taxi a las once y veinte de la noche siendo omega definitivamente no es la mejor idea.
Pero el muy idiota le dijo que está con sus amigotes y uno de ellos tiene su auto, ya que salió a comprar para comer. Otro bufido de mero enojo sale de sus labios mientras piensa, piensa seriamente a quién llamar y así conseguir que lo acerquen a su apartamento, pero definitivamente está fuera de sus planes volver a marcarle o siquiera escribirle a su novio.
Recoge todos los papeles sobre el escritorio, coloca la agenda de citas dentro del cajón y lo asegura con llave sabiendo lo extremadamente delicado que es su jefe con esa libreta. Guarda en su bolso la agenda en la cual suele anotar las citas repentinas y finalmente apaga la computadora, pero no se mueve de la silla a la espera de que Taehyung salga.
Kim Taehyung, un alfa de treinta y dos años, el cual es dueño de tres empresas dedicadas a la venta de alcohol a nivel nacional y que empieza a experimentar las fronteras, teniendo varias de sus bebidas más reconocidas en el terreno americano y europeo. Heredó una de las empresas principales a su abuelo y consiguió extenderla, siendo uno de los empresarios con mejores ingresos del país.
Un hombre de presencia dominante, con una mirada jodidamente salvaje decorada por lunares en cada uno de sus ojos, al igual que en mejillas, nariz y frente. Alto, uno ochenta de estatura, corpulento, sabe que asiste al gimnasio porque varias veces a sido él quien paga la mensualidad, pero también sabe que tiene una rutina no muy exigente por salud. Pero aún así se ve tan, tan bien.
Siempre va de traje, muy elegantes y costosos si es sincero, pero estos sólo le hacen ver aún mejor y con más presencia. Es un buen jefe, eso no lo puede negar, es bastante exigente también, aunque eso no es algo que le molesta porque siente que de sea manera puede explotar mejor sus conocimientos. Sabe que es divorciado y disfruta plenamente de la custodia compartida de sus dos hijos, omegas varones que de vez en cuando visitan las instalaciones, adolescentes de quince y dieciséis años bastante adorables y bien educados. Pero por la mierda que no entiende cómo es que alguien tan caliente puede estar soltero, aunque el tipo no sé priva de tener sexo casual, parece no buscar algo serio nuevamente.
Pensando menos y hablando más, se levanta cuando ve como las puertas de la oficina se abren para revelar al hombre, este está concentrado en su teléfono, guardandolo cuando siente un aroma ajeno aún presente en la empresa cuando él juraba estar completamente sólo. De inmediato llama la atención de esos ojos amarillentos, tal cual un hermoso ámbar, que caen en su persona, dedicándole una sonrisa amable de labios sellados.
