Capítulo 01

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El aire frío de la mañana tocaba las mejillas de Soobin mientras permanecía solo en la desolada parada de autobús, con el pálido amanecer proyectando largas sombras sobre la carretera vacía. El banco de acero era un tacto helado contra sus muslos a través de la fina tela de sus pantalones, y se movió incómodo, con la bolsa de viaje pesando a su lado.

"Seguramente esto no es para lo que estoy hecho", se susurró a sí mismo, con un suspiro de nostalgia empañándose frente a él, desapareciendo en el frío como sus sueños parecían hacer más a menudo estos días.

El cabello negro y liso de Soobin, que solía peinarse con tanto esmero cuando interpretaba su música, yacía liso y sin pretensiones bajo la gorra estándar que le oprimía la cabeza, un recordatorio físico de la supresión de su identidad. Era como llevar la piel de otra persona, y le hacía sentirse vacío.

Casi podía oír la voz severa de su padre, cargada de expectativas, resonando en su mente: "El servicio militar hará de ti un hombre, Soobin. No hay futuro en esas fantasías infantiles de ser músico".

Pero incluso mientras el eco reverberaba, el corazón de Soobin rasgueaba una melodía diferente. Sus dedos ansiaban sostener su guitarra, arrancar melodías de sus cuerdas en lugar de manejar el frío acero de un rifle. En la quietud de la espera, cerró los ojos y dejó que su mente vagara hasta un escenario bañado por una luz cálida, su voz no gritando órdenes, sino tejiendo historias con canciones.

Se imaginó diciendo a un mar de fans sin rostro, "esta próxima es para cualquiera al que alguna vez le hayan dicho que sueña demasiado grande".

Un autobús se oyó a lo lejos y a Soobin se le aceleró el pulso, no por anticipación, sino por resistencia. Abrió los ojos a la cruda realidad cuando el vehículo se dirigió hacia él, su presencia en marcado contraste con el suave mundo de armonías y versos que anhelaba.

"Un año", murmuró, apretando los puños. "Sólo un año, y entonces viviré para mí, para mi música". 

La promesa era un frágil salvavidas que se deshilachaba con cada segundo que pasaba.

Cuando las puertas se abrieron con un siseo, Soobin respiró hondo, el olor del tubo de escape se mezcló con los leves rastros del perfume de su madre que aún quedaban en su chaqueta. Era un cóctel sensorial de deber y nostalgia que tiraba de él en direcciones opuestas.

"Adiós", susurró, no al autobús ni a la vida que dejaba atrás, sino al futuro que le esperaba, aquel en el que sería libre para cantar con el corazón, en el que su amor por la música no sería sólo un sueño sofocado por el peso de las expectativas.

Con el corazón encogido, Soobin se echó la mochila al hombro, y sus pasos hacia el autobús fueron deliberados, cada uno de ellos una nota silenciosa en la sinfonía de su determinación. Cuando las puertas se cerraron tras él, se acomodó en un asiento, con la mirada fija en la parada que se alejaba: el prólogo de su historia de amor, angustia y guerra interior.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2023 ⏰

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