╰┈➤「Capítulo XVII」

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Confrontando la verdad

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Confrontando la verdad..

Después de asegurar lo que harían, cada uno se dirigió a cambiarse para tomar dirección a la torre del hokage, sin embargo, cuando ya estuvieron listos y se disponían a salir de la mansión Uchiha, fueron interceptados por unos ambus, los cuales le...

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Después de asegurar lo que harían, cada uno se dirigió a cambiarse para tomar dirección a la torre del hokage, sin embargo, cuando ya estuvieron listos y se disponían a salir de la mansión Uchiha, fueron interceptados por unos ambus, los cuales les informaron que eran solicitados en la torre.

—Vaya... Parece que no tendremos que pedir cita después de todo. —Murmuró Alam con una sonrisa tensa.

De algún modo no tenía un buen presentimiento.

—¿Mucho mejor, no? Nos haremos cargo de las cosas de una vez por todas. —Afirmó el Uchiha con seguridad y seriedad empezando a caminar con dirección a la torre Hokage, siendo seguido por los demás.

Durante su trayecto atrajeron las miradas curiosas y los murmullos de los civiles, de los cuales algunos se preguntaban quienes eran o el porqué de su cambio, eso en el caso de los menores, los cuales los ignoraron teniendo cosas más importantes en las que pensar en ese momento que interesarse por lo que dijeran seres insignificantes.

Manteniéndose en silencio todo el camino, al fin llegaron a la torre y al ingresar nuevamente un ambu los interceptó y los guió a la sala de reuniones, y aunque solo quería a los menores, Alam se negó a alejarse, teniendo una idea de lo que se venía y a lo que atenerse, por lo cual, no les daría el gusto a dejar a aquellos chiquillos en un nido de víboras como lo era el concejo.

Claramente sabía que tanto Naruto, Sakura y Sasuke sabían defenderse bien, sin embargo, desde el momento en el que él acepto que estaría con ellos y les ofreció su completa lealtad, se negó a dejarlos solos y menos en esta situación tan crítica.

Llegaron entonces a la sala de reuniones y al tan venerado concejo, sintiendo al instante de llegar todas las malas vibras y energías que emanaba ese lugar. Al ingresar, todas las miradas recayeron en ellos, unas neutrales y otras preocupadas o pensativas.

—Tal como lo han solicitado, ellos se encuentran aquí. —Alam dió un paso al frente al ver que los menores no tenían la intensión de hablar.

—Gracias Alam, sin embargo no era necesario que vinieras con ellos. —Respondió a cambio el Hokage con calma y quien a su lado tenía a un hombre de cabello largo blanco y que vestía como ermitaño.

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