En un encuentro fortuito, un choque repentino desencadena una tensa dinámica de amor y odio que los atormentará a lo largo de los años. A medida que sus caminos se cruzan repetidamente, viven una historia de grandes desafíos y complicidades. A pesar...
"No importa cuanto intentemos resistirlo, nuestros destinos parecen estar entrelazados de alguna manera"
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-Oye Chloé, ¿Ese es mi almuerzo?- Me sorprendí al ver a mi mejor amiga detrás de mí, al parecer había calculado mal el tiempo para asaltar su comida.
Simplemente le dí una sonrisa de boca cerrada y guardé su almuerzo en su bolsa. Ella suspira con pesadez y me siguió hacia mi asiento.
-Por cierto- Dijo- Hoy regresa Jean, ¿Verdad?
-En realidad regresó hace una semana, dijo que por no sé que cosa tuvo que regresar antes y ahora está hospedado en un hotel que está en la ciudad de al lado- Dije fingiendo darle poca importancia- Pero esta mañana me escribió, dijo que hoy después de clases me recogería para ir juntos a casa.
-Suenas como si no estuvieses emocionada- Charlotte arruga un poco la nariz- Deberías estar más feliz ¡Es tu hermano, mujer! Han pasado cuatro años desde la última vez que lo viste.
Ella tenía razón en eso, pero la verdad es que es muy difícil dejar salir mis emociones como si nada luego de ser tan poco expresiva durante dieciséis años.
A la hora de la salida, todos los pasillos estaban repletos de gente, y entre la multitud traté de encontrar a mi mejor amiga. Por suerte ella también me estaba buscando, así que no me tomó demasiado tiempo encontrarla.
-Charlotte, ¿buscamos a Jean?- Le dije y terminó asintiendo.
Ella parecía muy emocionada; a diferencia de mi, que lo estaba, pero debido al cansancio y todo el estrés escolar me era imposible demostrarlo. Cuando por fin ví a mi hermano mayor a lo lejos, mi corazón comenzó a latir ferozmente dentro de mi pecho. Inmediatamente comencé a sonreír y a correr hacia él, pero... No todo fue color rosa.
En el momento en el que comencé a correr hacia Jean, un chico que nunca había visto se cruzó en mi camino y tropezamos, cayendo ambos al suelo.
-¡Perdón!- El chico se levantó inmediatamente y se dirigió hacia mi para ayudarme a levantarme- ¿Estás bien? ¿No tienes ninguna herida?- Él estaba siendo muy amable, pero desafortunadamente... tropezamos en el día equivocado.
Me quedé sentada en el suelo por unos segundos, luego sin su ayuda me levanté. Se me había mezclado todo el enojo que me provocaron los profesores y el de no poder recibir a mi hermano como quería.
-Tú...- Señalé al muchacho- ¿Acaso no miras por donde caminas?
El pobre chico no tenía la culpa de nada, pero de igual manera intenté desahogarme con él.
-¿Ah?- Contestó el chico- Lo siento, pero creo que está prohibido correr dentro de la escuela.
-Bueno pero... ¡Yo estaba pasando primero y tu te metiste! -Hice un pequeño berrinche-
