"Si quieres estar bien en este mundo, procura no dejarte engañar nunca, pero finge que te dejas engañar". Esta frase recorrió mis sentidos, mi ser fingía ignorancia, mi rostro pálido, mis ojos llenos de lágrimas y mis manos tensas eran mis únicos sentidos más allá de las sirenas de la ambulancia y los constantes murmuros a mi alrededor junto a los lamentos hipócritas de las personas.
-Es una pena... Eran buenas personas- musitó un señor detrás de los presentes, tan aguda era mi percepción que sentí la falsedad en esa frase. Debía minimizar mis problemas.
-¿Dónde puedo realizar el reporte? - cuestionó Giovanni al oficial responsable del caso, una mirada sin aura de vida, perdida entre la lluvia y oscuridad de la noche, preguntándole a la vida sus pecados, por si fuese suficiente nacer en la miseria, crecer en los peores lugares, abandonar sus aspiraciones y perder a sus padres de una forma despiadada.
Sin siquiera imaginar que la vida le daría un golpe de realidad aún más fuerte.
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Más que devastado, el joven alfa había sido apaleado por la realidad de la vida, su corto presupuesto no era suficiente ni siquiera para haber despedido a sus padres, enterrarlos en el peor de los cementerios y sin lápida, un simple cuadro de madera barata y una foto familiar permitía reconocer el sitio donde fueron enterrados. La cruel realidad es que después de algunos días de lluvia, viento y sol, la madera se pudrirá sin dejar rastros.
-Es una pena...- la voz contraria le hizo levantar la mirada.
-¿Usted es? - cuestionó el joven sin darle importancia a la presencia del contrario. Debido al silencio, continuó con sus pasos largos; se detuvo luego de sentir una pila de papeles golpear su rostro, ladeó su mirada en dirección al responsable.
-La vida tiene dos caras... Donde habitan las personas con verdadero poder y, por otra parte, estás tú, parte de ese gran basurero lleno de escoria barata.-
El alfa guardó silencio.
-Tienes una deuda pendiente.-
-No recuerdo haber pedido dinero prestado.- Dándole la espalda, el alfa continuó su camino; la recarga de un gatillo detuvo su avance, tragó en seco.
-En esta vida todo es hereditario... Fortuna, autos, terrenos, casas y deudas... Tus padres fueron muy importantes y silenciosos.-
La segunda recarga del gatillo tensó el cuerpo del joven alfa, este señor estaba dispuesto a disparar, sin importar el lugar o la situación.
-Sube, mi joven amo es impaciente.- Como única muestra de amabilidad, abrió la puerta del auto para el alfa, aquel alfa que estaba entre la espada y la pared; era cuestión de apretar el gatillo y dar todo por finalizado.
-No voy a disparar si eso pretendes, tu cuerpo no le sirve en nada a mi joven amo, debes llegar en una pieza, subes por las buenas o por las malas.-
En el pasado, Giovanni se había enfrentado a diversas situaciones, muchas que incluso lo obligaron a tomar decisiones en contra de su voluntad, pero ninguna como subir al auto de algún desconocido, vendar sus ojos para perder la noción del camino. Chasqueó la lengua.
El camino se hizo eterno, sin su sentido de la vista, el alfa era una presa fácil, fuera de su rango de audición, todo lo que se mueve en silencio está lejos de su percepción, pero estaba ahí porque quería, nació, creció y se crió en un barrio donde sobrevivir implica pelear a puño limpio, y fuera de técnicas de defensa personal, se perfeccionó en artes marciales y manejo de armas. Era joven, no quería recibir un disparo.
-Baja.-
Como podía acatar una orden sin ser agredido antes, este joven no conocía la discreción, tampoco se limitó a reprochar, si aún estoy cuerdo, no intentaré nada.
El alfa fue forcejeado entre varios hombres para sacarlo del auto y lanzarlo al suelo, un golpe seco, cemento duro, una calle tal vez. No tardaron mucho en hacerlo arrodillarse y quitar la venda de sus ojos. Soltó un leve quejido.
-Quédate ahí.-
Nuevamente fue lanzado al suelo en sus intentos de ponerse en pie, estaba siendo tratado como un maldito perro callejero.
-Tienes una deuda conmigo... Págame.-
Recalcó un joven alto, rubio y con mirada profunda, entre todos los presentes su presencia resaltaba, no soy tan idiota, ese joven es la cabeza de todos los presentes... Entonces si acabo con el primero.
-Giovanni, sé en qué estás pensando, pretendes moverte aquí y en primer lugar, derribarme, conozco tus habilidades, pero no puedes esquivar balas.-
La sonrisa cínica del rubio me hizo comprender la realidad, me dejé llevar y vine por mí mismo a la boca del lobo, ahora estaba dentro de su alcance y no tenía escapatoria.
El joven rubio se acercó a pasos silenciosos, permanecí cabizbajo, tenía miles de escenas diferentes en mi cabeza, en las cuales terminaba muerto.
Buscando mi rostro, el rubio se arrodilló frente a mí, enredó sus dedos entre mi cabello y dio un fuerte tirón, musitó algunas palabras. La vena en su sien palpitó.
-Trabajarás para mí y pagarás tu deuda, simple y sencillo... No puedo amenazar tu vida... Si me preguntas, no tiene valor alguno.
-...- Guardé silencio, un escalofrío recorrió mi cuerpo junto a un silencio abrumador, muy pronto el rubio bufó.
-Eres obediente, las mascotas bajan la cabeza cuando sus dueños hablan, recuerda esa frase de ahora en adelante... Giovanni~... Conté los días antes de volverte mi nuevo juguete.-
Psicópata, es un psicópata.
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¡Hola!
Soy Lía. Cherry está muy perezosa últimamente, me hice responsable de nuestro primer capítulo, es corto, pero aún queda un largo camino por recorrer y esperamos su apoyo y buenos comentarios.En el próximo capítulo apreciaremos el talento de Cherry, ella estará siendo responsable del mismo.
Esta obra tendrá muchas escenas de toxicidad, aún así confiamos en que Dylan mejorará y será un buen protagonista T-T... Aún así, Cherry y yo estamos listas para trabajar duro.
Nos vemos en el siguiente capítulo de "Mi último recurso"
BESOOOOSSSS <3
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𝑀𝐼 𝑈𝐿𝑇𝐼𝑀𝑂 𝑅𝐸𝐶𝑈𝑅𝑆𝑂 (𝑂𝑀𝐸𝐺𝐴𝑉𝐸𝑅𝑆)
ActionGiovanni, un alfa dominante, entra en desesperación después del asesinato de sus padres, quienes lo dejaron endeudado. Se ve obligado a trabajar como guardaespaldas para Dylan, un omega dominante. Constantemente debe soportar la personalidad prepote...