Cubriéndose con su bufanda del gélido viento que llegaba desde el océano, se asomaba una nariz siendo golpeada por el frío del aire. Su mirada seria debido a estar una absorta en sus pensamientos. Llevaba ya rato de pie observando como las gaviotas intentaban encontrar algo que llevarse al pico. De todas formas era una persona que nunca tuvo noción del tiempo y solo reaccionó al escuchar una voz emocionada por el esperado encuentro.
-¡Philomena!-los pasos se acercaban más. A pesar del nublado día la escena era feliz. La seria mirada se tornó en sorpresa y en emoción. Por fin iba a cumplir su promesa. Vio a su amiga acercarse y quiso recibirla con un abrazo. Pensó que igual no le gustaría gesto tan repentino pero dejó llevarse por sus impulsos.
-¡Delia! ¡Tantos años nunca imaginé que llegaría este día!-intentó contener sus lágrimas de alegría.
-Ya, ya...-dijo Delia para cortar el abrazo pero sabía que su amiga no se separaría incluso si estaba siendo devorada por leones hambrientos.
-Basta de rodeos-fue más rápido de lo que se esperaba-, te quiero enseñar el lugar en detalle y no tenemos mucho tiempo. ¿Tienes frío? El viento viene directo del atlántico.
-No, estoy bien.
-Al menos entremos en movimiento.
A un ritmo no muy lento empezaron su ruta. Visitaban una fortaleza medieval que después de siglos de cambios de medieval le quedaba poco. La muralla estaba justo enfrente del mar, lo que indicaba que la mayoría de sus enemigos venían directamente por este. Philomena no paraba de hablar, el tema le apasionaba. Desde allí arriba se apreciaba bien la costa a pesar de la espesa niebla. El edificio se veía antiguo en el exterior por todo el musgo que crecía pegado a las piedras gracias a la humedad del lugar.
Las historias iban desde quienes habitaban en aquel lugar hasta porqué había una réplica de un velero antiguo entre todos los barcos actuales. Alguna historia de batallas navales comentando el hecho de que la posición de la muralla permitía ver todo aquel que se acercara por el agua. Tampoco se olvidaba de los frondosos bosques que nacían al otro lado. Estaba claro que vivir tantos años en aquel lugar le había dado tantos conocimientos sobre la historia de este.
Había pasado un tiempo desde que habían empezado su ruta turística. Philomena paró de hablar (extraño en ella, quien hablaba por los codos en cuanto tenía oportunidad). Estaban en frente de una de las torres más importantes.
-Es la primera vez que veo la puerta abierta... Normalmente están cerradas al público.
Delia estaba totalmente confundida pero siguió a su amiga cual no tenía miedo a pesar de aquel siniestro.
-Exactamente esta torre fue donde encerraron a una princesa-empezó a explicar, se le veía nerviosa-. Decían que estaba chiflada. Obviamente alguien no puede permanecer encerrado y llevar una vida normal. Murió en soledad con el tiempo.
Hubo un sonido chirriante y un golpe seco. La puerta había sido cerrada. Delia corrió hasta los barrotes de la puerta pero estaba bloqueada. Tres conejos jugueteaban entre sus piernas.
-Gracias por asistir al espectáculo, señoritas-una voz extraña pero con encanto provocó el silencio allí dentro.
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Sin Título 1
Teen FictionImagina que estas en una ruta turística improvisada y acabas con tres conejos y un raro en una torre. Pues esto es una comedia que te hará llorar de vergüenza ajena. (No hay portada)