Valorant AU- El secreto de Chamber

El interrogado de Notre-Dame

Un hombre de lentes, vestido con un gran abrigo estilo Trench de color beige, rubio y muy francés, estaba dentro de una comisaría, revisando la hora en su reloj de oro. Vincent Fabron se encontraba sentado en una sala de interrogatorios de la Police nationale, en París. No estaba esposado, pero lo habían citado para el medio día. Llegó rápidamente, incluso mucho antes de la hora. Esto puede parecernos una acción respetuosa, pero los europeos no lo veían así. En realidad, era un signo de mala educación, de una persona ansiosa e incluso, apresurada. Pero para un hombre millonario, realmente no era importante. Cualquier ansiedad que comiera por dentro a Monsieur Fabron la ocultaba detrás de una fachada, con su vestimenta delicada, elegante y clásica del invierno parisino. En el fondo, estaba muy asustado, pero sabía qué decir. No era él quien traficaba armas en el noreste de África, por supuesto que no, todo era un malentendido. Sin embargo, ¿le creería la policía? Todo aquello rondaba por su mente en cuanto dos oficiales entraron a la sala y cerraron con llave. Vincent se quedó quieto y los miró a los ojos, tragando saliva disimuladamente.

- Señor Fabron. Buenas tardes. Soy el sargento Quintin-Lyon. Junto a mi mano derecha, la suboficial Nguyen, le vamos a hacer algunas preguntas. - Aquel policía era musculoso, de piel oscura y unos ojos gigantes que miraban a Fabron directamente.

- Madame, Monsieur. Un placer conocerlos.

Vincent, al tender su mano, esperó correspondencia de los policías, pero ellos simplemente lo ignoraron. Ya presentía que su galantería no impresionaría a estas personas y debía pensar en otra solución.

- No espere simpatía por nuestra parte, Vincent. – La suboficial lo miraba seriamente. Era una mujer de rasgos asiáticos, con un pelo tan liso que parecía de seda y a pesar de su baja estatura, era muy dura y directa. - ¿Cuál es su relación con la empresa de la señorita Callas?

"Demonios, estos hicieron bien su trabajo."

- Bueno... Sabine y yo hicimos un trato netamente profesional, con la intención de fusionar nuestros fondos.

- ¿Por qué un empresario, diseñador de armas, multimillonario, fusionaría su empresa con la de una simple dueña de un café? Me parece realmente sospechoso, ¿no lo cree usted, suboficial?

Tanto la suboficial como el sargento lucían enojados y buscaban que Vincent soltara toda la información. Ansiaban encarcelar a ese hombre, encontrar alguna respuesta. La verdad era un poco más compleja de lo que el empresario podía explicar. Lo cierto es que, Callas y Fabron escondían algo que no podía salir a la luz. Y es que ese café ocultaba más que una transacción gigante entre dos empresas. Se trataba una empresa de espionaje, de la que ni el gobierno francés ni la Interpol sabían: el Valorant Protocol. En el subsuelo del café, se oculta un búnker secreto. Además, Sabine Callas poseía un laboratorio y un edificio gigante detrás de la cafetería, dónde residían tanto ella como sus "empleados" y socios. Todos actuaban bajo nombres clave. Pero ¿quiénes eran ellos y por qué había que protegerlos? Vincent, conocido en ese mundo como Chamber, era una pieza fundamental para el espionaje. Sabine no permitiría que lo encarcelaran, pero no ponía las manos al fuego por él. Cualquier filtración de información podía desencadenar una catástrofe, y es que había empresarios mucho más perversos que ellos dos. El encantador Monsieur Fabron debía medir sus palabras.

- No es sólo una dueña de un café. Recordemos que posee el edificio entero, señores. – Se aclaró la garganta y prosiguió. – Conocí a Sabine en un encuentro internacional de ingenieros y científicos, se interesó por mi perfil profesional y logramos un trato. Claro, ¿quién se resiste a una cara tan bella como la mía?

Ambos policías se miraron y esbozaron una sonrisa burlona, pero volvieron a su frío semblante y mantuvieron el silencio, con una mirada amenazante que penetraba como espada a Vincent.