Se encontraba tirada en el piso cuando abrió sus ojos color café. Al levantarse percibió que estaba descalza pues sintió la fría madera debajo de sus pies. Miró a su alrededor buscando alguna salida pero solo se encontraba en un inmenso vacío y una puerta frente a sus ojos, al acercarse unos cuantos pasos notó que la puerta estaba hecha de madera de roble, pudo percibirlo al sentir el suave y casi inexistente olor que ésta desprendía, notó que la puerta era de un tono oscuro, como un marrón casi grisáceo.
Era una puerta de una sola hoja y con un pomo de latón. La hoja de la puerta estaba pintada de un tono oscuro, pero tenía unos bordes marrones más claros y en los extremos habían decoraciones en relieve; como arcos y filigranas, los cuales estaban hechos con una terminación bronceada. Con su mano derecha acarició el adorno de un girasol de madera tallada, con la imagen de varios girasoles sobre un fondo azul que estaba en el centro.
La puerta estaba hecha a mano, y se podía apreciar la calidad de la madera y la terminación. El material no estaba barnizado, sino que tenía un acabado natural que aportaba un toque de elegancia. El marco de la puerta estaba recubierto de un latón mate, con orlas de latón pulido en las esquinas y donde empezaba el umbral. El umbral estaba pintado en un tono similar al de la puerta y a continuación hay un dintel de piedra muy pulido y tallado, con una línea que se arquea de la puerta hacia arriba.
Tomó el pomo entre sus manos y abrió un poco la puerta, ésta se abría hacia adentro. Lentamente la fué abriendo escuchandose solo el rechinido de la puerta por toda la habitación, curiosamente entró observando a su alrededor, la habitación era antigua y, aunque está en muy buen estado, se puede notar el paso del tiempo. La habitación es larga y estrecha, con una altura de techo considerable. Las paredes están pintadas de un tono verde oscuro y tienen molduras blancas. Habían ventanas con postigos en la parte superior, a la izquierda y a la derecha.
El suelo estaba cubierto con una alfombra de estilo oriental, del color naranja, con dibujos de flores y animales. Había un gran ventanal en una de las paredes y más allá hay un balcón con unas columnas y una barandilla de hierro forjado con adornos. Habían unas cortinas de seda en las ventanas y en el balcón había una mesa grande y redonda bien pulida, acompañada por unas sillas forradas con tela de seda y con unos respaldos hechos en caoba. Dentro de la habitación habían unas lámparas de pie y un par de cofres grandes, también de madera. Había un gran espejo en una de las paredes y una repisa donde se pueden ver unos libros, un candelabro y unas plantas de interior. De repente, sintió una presencia detrás de sí que le hizo darse la vuelta con rapidez.
Era un hombre alto y blanco de unos 22 o 23 años, de cabello crespo y color negro, sus ojos eran color café que detonaban una mirada fría e indiferente. Vestía un jersey negro acompañado de una chaqueta de cuero del mismo color y unos jeans negros, junto con unas botas negras.
-Te encontré- dijo el hombre que muy bien conocía luego de que éste la mirara de arriba hacia abajo dándole una sonrisa vacía, de un segundo a otro, solo vió como sacó un arma y le disparó.
DIVISA ENTRE QUEENSLAND Y NUEVA GALES DEL SUR
Hora 02:37 AM
Desperté con un horrible dolor de cabeza y desorientada con Thaddeus mirándome y balbuceando palabras que no podía entender con claridad, solo pude mirarlo confusa hasta que me dió un golpe un tanto fuerte en la frente que me hizo volver a la realidad
-Nos encontraron, llevan siguiendonos cerca de unos 15 minutos- Asentí y él volvió su vista a la carretera acelerando más mientras miraba por el retrovisor cada ciertos segundos.
Solo minutos más tarde se escuchó entonces el primer disparo, la carretera por suerte estaba vacía, lo cuál indicaba que ya estabamos a las afueras de la ciudad, tomé mi arma y miré Aidan
-Dispara apuntando a los neumáticos- Ordené y éste asintió desde el asiento del copiloto empezando a disparar junto conmigo.
No podíamos mirar muy bien debido a la oscuridad de la madrugada que nos abrazaba, solo podía ver las luces del carro que se encontraba no muy lejos de nosotros y cerca de cuatro o cinco personas que nos respondían los disparos con más disparos, no fué sino hasta unos minutos más tarde que logré darle a uno de los neumáticos delanteros, lo cuál hizo que el auto se desviara a la derecha, aproveché y le acerté al otro neumático dejando escuchar el chirrido de éstos mismos al frenar, dejando el auto cada vez más lejos de nosotros.
-¿Como fué que nos encontraron?- habló Thaddeus cuando el silencio se hizo presente
-Sabían que saldríamos de la ciudad, Thad, eso era más que obvio- Respondió Aidan
-Sabían que saldríamos, pero no sabían por dónde- Respondí luego de unos segundos meditando. Tomé mi teléfono y seguía apagado, entonces me vino una idea- Denme sus teléfonos- Pedí
-¿Para qué?- Preguntó Aiden, entonces Thaddeus me miró por el retrovisor
-Haz lo que te dice- Le respondió a Aiden y me pasó su teléfono, miré a Aiden y éste suspiró rendido mientras me entregaba su móvil
-Lo tienes encendido...- dije al verificar el teléfono de Aiden- De verdad que eres idiota.- Lancé los tres teléfonos por la ventana
-Hey! Apenas lo compré hace dos meses- Aiden se quejó y pude ver a Thaddeus volteando sus ojos
-Puedes comprarte uno después, deja el drama.- Respondió Thaddeus sin mirarlo
-Nos encontraron por tú culpa, Aiden- Me quejé
-¿Y yo qué hice?- Me miró ofendido
Dejaste el móvil encendido, idiota. Nos rastrearon gracias eso- Expliqué toscamente
-Pero-
Pero nada, Mavis tiene razón.- Le cortó Thaddeus- Son casi las tres de la mañana, así que no vallan a empezar.
Nadie dijo nada más, el auto se mantuvo en silencio mientras yo me perdía observando por la ventana el paisaje nocturno. Llevábamos unas tres, casi cuatro horas de camino y ni siquiera sabía si aún faltaba para llegar a nuestro destino, más no pregunté. Fué entonces cuando recordé el extraño sueño que tuve.
¿Fué de verdad un sueño?
¿O un recordatorio del por qué huía?
No sabía con claridad la respuesta, solo sabía que atrás iba dejando todo lo que alguna vez conocí, mi casa, mis recuerdos, a quien amé. Mi vida entera yacía en aquella ciudad que alguna vez llamé hogar.
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El reflejo de una alma
Ficção AdolescenteElla se encontraba al borde del abismo emocional una vez más, las sombras del pasado parecían atraparla en un ciclo interminable de dolor y desesperación. Sentada en su habitación, rodeada de recuerdos y lágrimas, se preguntaba si alguna vez encont...