Hoy dijiste que me amabas

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𓍢ִ໋🌷͙֒₊˚*ੈ♡⸝⸝🪐༘⋆

El miembro de la alfa entraba y salía con rapidez, los gemidos de la omega debajo suyo la hacían perder el control, eran música para sus oídos, música que siempre va a querer escuchar, tan melodiosos y exquisitos que pudiera escucharlos todos los días.

Que gritara por ella, que la aruñara, que le diera de sus suaves besos por todo su rostro, Tzuyu quería todo de Sana, deseaba tanto a la omega que su alfa se sentía extasiada por tenerla gimiendo por más.

Desde hace algunas horas que Tzuyu había insistido en que su casa estaba sola, Sana acepto con una condición, condición a la que Tzuyu acepto gustosa, no se podía negar a una omega tan preciosa como la castaña, tan delicada y linda que la idea de dejarla para otra alfa le aturdida.

Y ahora estaban ahí, Tzuyu se había dejado llevar por su lado animal follando con una salvajes inimaginable a Sana que se aferraba a sus hombros, la alfa ya se había corrido algunas veces en ese maldito condón que deseaba con ganas que desaparecíera para recibir la semilla de Tzuyu, pero el hecho que pudiera quedar embarazada le hacía agradecer que la alfa si tuviera ese pequeño trozo de látex consigo.

Había sufrido un poco cuando él miembro se había adentrado en su intimidad, Tzuyu tenía un tamaño considerable y que entrara en una sola estocada la había dejado sin aliento por algunos segundos.

Quería correrse sobre ese miembro que la llenaba tan bien que se sentía en el cielo, pero la alfa impedía ser montada pues recibía un pequeño golpe en sus manos siempre que lo intentaba. Desde que su camisa blanca y su brasier habían abandonado su cuerpo, desde ese momento tuvo a la alfa a sus pies, el sonido de su piel siendo succionada le encantaba.

Las mejillas de la alfa se hundían siempre que succionaba esos senos grandes en donde queria que la asfixiaran hasta más no poder, de tan solo pensarlo aceleraba sus embestidas haciendo gritar a la omega, soltó un jadeo cuando se había vuelvo a correr en el látex, el sonido de sus pieles húmedas chocando la habían vuelto loca.

Se dejó caer sobre la omega que la recibía en sus brazos y algunos besos en su cabeza, después de dos largas horas se había cansando por fin, dejaría todo en las manos de la insaciable omega que la había volteado ahora con su espalda en su colchón, podía ver los senos de la omega rebotar en su rostro, los apretó con algo de fuerza sacando preciosos gemidos de la omega que se aferraba con una mano a su hombro y con la otra a su abdomen.

Amaba, la amaba, amaba a esa linda omega tan extrovertida con otros y tan tímida con ella, pero a la vez con esa mirada seductora y llena de lujuria, cualquiera desearía a una omega como Sana, con ese dulce aroma a cereza que volvía locos a todos, con esa suave voz melodiosa o con ese cuerpo tan sexy que cualquiera quisiera tocar.

- Te amo - Solto sin pensarlo mucho, dejando a la omega confundida.

- Que?

- Te amo Minatozaki Sana, se que no es el momento adecuado, pero me gustas tanto que no quisiera perderte, me encantas, me encanta tu forma de ser, tu forma de sonreír, de hablar, de como colecciones perfumes de todo tipo, de como gastas miles de wones en ropa, adoro todo de ti Sana - Su mirada se quedó clavada en la de la omega que la mirada con ternura.

- Yo también adoro todo de ti, Tzuyu - La omega se acercó para dejar un suave beso en sus labios, un beso tan dulce y suave que querían que se repitiera muchas veces.

- Dame el honor de ser tu novia - Sana río enternecida.

- Tu novia eh? En serio me lo pides cuando estamos teniendo sexo? - Pregunto con una ceja alzada.

Posible | Satzu Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora