Todo comienza una noche helada de diciembre que hasta se me congelaban las patas, los villancicos resonaban al igual que los cohetes que tiraban los mocos. Esa noche en un barrio más culero que Tepito al sonar los cohetes una manada de perros me empezó a corretear mientras yo iba en mi moto, lamentablemente uno me alcanzó a morder la pata.
— PINCHE PERRO! — Dije mientras yo salía volando al igual que mi moto.
La moto cayó encima mío, me había sacado hasta los pedos que traía atorados desde el pozole que le comí en septiembre. Pude ver cómo un hombre salió de una casa en obra negra a ayudarme.
— Amigo, ¿Estás bien? — Él preguntó
Él tenía unos brazos enormes y venosos que solo me hacía pensar «Si así está el tronco, cómo estará la rama», levantó la moto que estaba encima de mi, salí de mi escenario mental y reaccioné
— ¡La moto! — grité preocupado
— Hey, la moto está bien, pero me preocupas tú, mi perro te mordió y no lo he vacunado
Los postes de luz ya comenzaban a alumbrar ese feo callejón y pude ver su rostro. Eran unos ojos largos, delgados y color pasa...Con un lindo expansor en su oreja, lo puedo recordar perfectamente.
— ... Estoy bien, traigo botas estilo máquina de guerra... Pero si rifate con una coca, casi le cago encima
Él se rió apenado de cada cosa que salía de mi boca, accedió a comprarme la coca pero antes iba a amarrar a su perro a un árbol, mientras lo hacía yo pude ver su grande y enorme durazno, era tan jugoso que me daban ganas de morderlo
— ¿Quieres ir a la 3B? Hay una cerca — propuso el pelinegro
— Está bien, pero vayamos en moto, odio caminar
—... Me dan miedo las motos, con una de esas chocó mi bisabuela — Eso que dijo me dejó en shock hasta que me dió palmaditas en la espalda pues había sido una broma
— pinche naco, súbete al frente y yo te sostengo, quiero mi coca — Le dije
Mientras nos montabamos en la moto con cuidado, yo estaba detrás de él, tras no mucho la encendí y empezamos a rumbear a la 3B El pelinegro movía un poco sus caderas incómodo sin ajetrear tanto la moto para que no ocurriera un accidente, pero la incomodidad era tanta
— Nunca me había subido en una moto, los asientos son duros e incómodos — Me dijo mientras me miraba por el retrovisor
— Eso no es el asiento— Dije con una sonrisa pícara pues le estaba arrimando mi paquete
— Ah... ¿Y cuál es tu nombre? Yo me llamo Suguru, Geto pa' la banda
— Está perrón tú nombre, a mi mi jefa me puso Satoru, pero Gojo pa los cuates
Estacionamos la moto frente a un coche tuneado sobre la virgen santísima, le tomé una foto antes de ir con él a la 3B. Él iba unos pasos delante de mi y yo estaba sabroseando lo que veía
— Tanta carne y yo sin dientes — Le dije, en ese momento Geto entendió que lo duro no era el asiento, las mejillas de él se habían puesto ligeramente rojas y eso era perfecto. Geto intentaba disimular viendo los juguetes de la entrada
Mientras tanto yo me adelanté a ir por mi coca, no encontré más que la miserable Red cola
— Wakala de perro ¿Quién toma red cola? hay que ser nacos para tomar eso wey
— Yo — Dijo Geto apenado
— Por tu pésimo gusto y darme está mierda de opción de coca, disparate las Maruchan, wey
Geto era muy amable conmigo, recuerdo que después de aquello nos fuimos a su casa y tuvimos que poner a hervir la agua que recogía de la lluvia para poner hacer la Maruchan. En ese momento me di cuenta de lo hermoso y cerdo se veía comiendo Maruchan
— Oye Geto, déjame probar tu camaroncito — Susurré cerca de su oído a lo que él se sonrojo, lo tomé de las mejillas y lo besé, él tenía un camarón de Maruchan cerca de la comisura de sus labios
Desde aquel día, empecé a juntarme con él algunas noches a estrangular su ganso y eso que él solo es dueño de un perro.
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¡! Está historia fue creada el 22 de diciembre entre Jenny y Lin (yo), JAJAJAJA
