• 16 de Noviembre 07:35 PM, Castillo de Cellbit.
Ya hacía 6 años desde que Roier y Cellbit habían contraído matrimonio en aquel paradisíaco lugar al cual llamaban "Isla Quesadilla", que en realidad de paradisíaco no tenía nada, pues la descripción más cercana a lo que era en realidad aquel territorio, se definia con una sola palabra: cárcel
Traídos bajo engaños y misteriosos "accidentes", ahora eran presos de un lugar cuyo único objetivo parecía ser el de traerles dolor a sus vidas.
Privación de la libertad, abuso de poder, tortura psicológica, extorsión, violación a la privacidad, eran tan solo unos de los crimenes que se cometían a los que tras su llegada, llamaban "residentes", obligados a formar una sociedad y un "hogar" en un sitio en el que claramente en ningún momento pensaron quedarian atrapados.
Día tras día, investigación tras investigación, exploración, intentos de fuga, infiltración, todos los intentos de los primeros residentes por lograr avances en su plan de escape, fracasaron, haciendo que solo la resignación viviera en sus cuerpos y mentes, teniendo como único consuelo, los vínculos afectivos que habían formado todos durante el tiempo que llevaban en aquella isla.
Un año pasó, luego dos, y antes de que su tercer año se cumpliera, una embarcación la cual tenía como destino Brazil, encalló repentinamente en la isla, nuevos residentes obligados al mismo destino que los primeros, llegaron, y por ende nuevas interacciones entre ellos surgieron.
Y de esas interacciones, nacería una amistad peculiar entre un chico mexicano híbrido de araña con favoritismo al color rojo y una historia peculiar de traición y decepción durante su estancia ahi, de nombre Roier, y un chico brasileño, de preciosos ojos azules, exconvicto, amante de los enigmas y el café, con un gusto especial por el color verde y la degustación de carne humana, de nombre Cellbit.
La historia de estos dos era bien conocida en la isla, como la amistad paso a coqueteo, de coqueteo a noviazgo, luego compromiso y así hasta que llegaron al matrimonio, claro, no fue sencillo, hubieron... "Pequeños" tropiezos, como mal entendidos, celos, enojos... Secuestros, el casi asesinato del abuelo de Roier a manos de Cellbit, pero al final nada logró romper la relación tan "peculiar" de esos dos.
Desde un principio, las actitudes de ambos se mostraron sinceras, y cada uno demostró al otro con el paso del tiempo su verdadera cara, ellos no eran una pareja "convencional", cada uno sabía los "defectos" del otro, y a creencia popular de que esto quizá pudiera ser motivo para su separación, estas muestras de sinceridad, lograron cada vez más una unión y confianza absoluta, en la que ambos podían contarse cualquier cosa sin sentirse cohibidos ni juzgados, pues no veían el peligro el uno del otro, no veían mal sus acciones, cegados, solo veían sus reflejos, amor y pasión que desbordaban al estar juntos, e inclusive estando separados, la mente de uno estaba ocupado con el pensamiento del otro, cada uno era inestable, ambos fueron destrozados alguna vez a sus propias maneras, y de los trozos que quedaron de ellos, formaron juntos una nueva pieza de arte y formaron su propia burbuja de felicidad, confort, obscenidad y deseos reprimidos, en la que nada estaba prohibido, no había reglas, a lo mucho normas, y todas y cada una ellas estaba a poder ser discutida, no había pena ni culpa, ni remordimiento o arrepentimiento, desde un principio lo dejaron muy claro, aquí solo cabía la palabra: Satisfacción, y cualquier método para conseguirla, estaba permitido.
Ahora Roier y Cellbit se encontraban cómodamente sentados en el balcón de su habitación, disfrutando de unas copas de vino tinto, bueno, Roier bebiendo solo un jugo debido a su baja tolerancia al alcohol, y una canastilla con una gran variedad de frutas y quesos, festejando su 6to aniversario de casados, la vista que les permitía tener el castillo de Cellbit debido a su altura y magnitud, era impresionante, la tarde caía de a poco, dejando ver un hermoso atardecer en qué comenzaban a asomarse las estrellas, Roier recordaba a su hijo fallecido Bobby, y con algo de tristeza, se sintió lleno al pensar que de estar ahí, estaría contento de ver a su padre finalmente casado con el hombre de su sueños, sin duda alguna, ese día el ambiente era idóneo para estar al aire libre, el cielo era despejado y pese a la estación del año, se sentía un clima calido y agradable.
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ʀɢʙ • ɢᴜᴀᴘᴏᴅᴜᴏ x Qᴜᴀᴄᴋɪᴛʏ
FanfictionRoier y Cellbit tenian una sola regla no escrita. -Los lunes es mio y los jueves es tuyo... De ahí en fuera, todo estaba permitido. • Roier x Cellbit x Quackity. • Contenido +18. • Puede contener errores ortográficos y/o gramaticales, sientete libre...