... ¿Qué tanto pudo haber hecho con Roier mientras que aún él no llegaba a la isla? ...
• 9 de abril, un año antes de la llegada de los residentes brasileños, 06:43 PM en algún lugar remoto de la isla.
Roier y Quackity después de casi un mes sin poder verse, finalmente habían lograron ajustar sus tiempos, y acomodar sus agendas para poder volver a hacer algo juntos.
Cuidar de niños híbridos de dragón, los cuales ahora llamaban "hijos", no era para nada una tarea sencilla, pues está "tarea", se les sería encomendada a los residentes de la isla desde los primeros instantes en los que llegaron a ese lugar, y bajo amenazas de una dudosa procedencia, no les quedó más que aceptar que aquellos pequeños que no tenían culpa alguna de todo a lo que eran obligados a hacer, ahora eran parte de su día a día.
Todos aprendieron con el tiempo a sobrellevar una vida con responsabilidades extras y dificultades que muchos no habían experimentado antes, y para quienes tienen hijos, sabrán la estresante tarea que es cuidar de aquellos pequeños, que con tan solo una miradita, son capaces de derretir tu corazón, o de acelerarlo cuando vez que alguno está en peligro, aquellos que te terminan quitando tu dinero, tu comida, tu sueño, tu tiempo y hasta tu vida, pero que pese a todo, al ver sus sonrisas te das cuenta que todo vale la pena, aquellos que tras estar en la cocina por más de 3 horas, resulta que no les gusta lo que preparaste y rechazan tu comida, y te toca moler todo y hacerlo papilla para que se lo traguen, o cuando acabas de limpiar tu sala, te descuidas un momento, y vez al niño rayandote una pared con un marcador azul permanente, lo regañas, pero luego te sientes mal de hacerlo, porque te das cuenta que lo que escribió en la pared dice "te amo papa", todo chueco y hasta mal escrito, y entiendes que solo era un acto de cariño que quería mostrarte, o cuando finalmente tienes unos 15 minutos libres y te sientas a ver tu novela, pero todo está demasiado silencioso, y algo dentro de ti te dice que algo no está bien, así que te paras y vas al cuarto de tu hijo, y lo primero que vez, es un desmadre por toda la habitación, y un mocoso a la mitad de ella tirado en el piso llorando porque se dio un santo putazo que ni el supo en qué momento pasó, pero como padre, quieres regañarlo, pero tambien tienes el corazón en la mano, y te preocupa que esté fuera de peligro primero.
Todos los residentes de la isla, ahora eran responsables de esos niños, cada uno emparejado con otro para poder criar y "proteger" correctamente de ellos, pues según la Federación, no eran más que "temporales", chiquillos a los que atender, hasta que su verdadera madre dragón volviera, amenazados de que que si a alguno le pasará algo, habrían terribles consecuencias, pero eso no importó, no importaban las amenazas que les daban, era suficiente castigo ver cómo aquello de lo que te encariñaste de la noche a la mañana, aquello que cuidaste y diste todo tu amor, aquello por lo que hubieras dado tu vida para tenerlo aún aquí a tu lado, ves como se le va la vida de a poco, y una parte de ti se va con ellos, es suficiente como castigo, ver morir a uno de tus hijos, o peor aún, ni siquiera haber estado ahí, y enterarte tras tu regreso a casa por tus vecinos, que tu hija pequeña, la niña de tus ojos, tu única luz en la vida de mierda que llevabas, ya no estara más ahí para darte los buenos días, ni volveras a oír sus pisadas de alegría cada vez que volvías del trabajo, emocionada por volver a verte, todo había terminado...
Y la vida de Quackity jamás volvió a ser la misma desde ese día.
Quackity había perdido a su hija Tilín tras un terrible accidente, quedó devastado tras la trágica noticia, se sumió en una profunda depresión, y según algunos testigos, lo último que se supo de él después de ello, fue que se encerró en la tumba de su hija y se quedo solo, llorando a su lado.
Lo llamaron irresponsable, tras la muerte de su pequeña, pero nunca nadie vio todas las veces que recurrió a contratar niñeras o busco la ayuda de personas para que no se quedará sola, pues era padre soltero, y no tenía una pareja que lo apoyara igual que el resto, declararon la causa de la muerte de la niña como negligencia, pero nadie sabía que Quackity trabajaba 17 horas diarias en minas de cobre y hierro, con un sueldo de mierda, y bajo un contrato aún peor, pues su vida le daba igual, pero en cuanto ese huevito de dragón llegó a sus manos y días después vio eclosionar, cambiando su vida para siempre, aún sabiendo que jamás quiso ser padre, juró que no le faltaría nada, y no le importaba si él se pudría siendo esclavizado, con tal de que su hija tuviera una vida medianamente digna, aún si eso significaba no poder verla, lo llamaron mal padre, por abandonar a su hija y jamás estar a su lado, pero nunca nadie fue testigo de todas las veces que llegó cansado a casa, y aún así recogía los pocos juguetes con los que se divertía su niña, y se asegurara que ya estuviera durmiendo, dándole un beso de buenas noches, y llendo a la cocina a preparar su comida y dejarla en tuppers para el día siguiente y así no pasara hambre, siempre lo recriminaron y tacharon de todo, y jamás se interesaron en buscar más allá de lo que parecía obvio, sin embargo, una persona, solo una persona, era la excepción, alguien que lo apoyaba, que incluso si todas las acusaciones en su contra fuesen ciertas, el estaba para él.
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ʀɢʙ • ɢᴜᴀᴘᴏᴅᴜᴏ x Qᴜᴀᴄᴋɪᴛʏ
FanfictionRoier y Cellbit tenian una sola regla no escrita. -Los lunes es mio y los jueves es tuyo... De ahí en fuera, todo estaba permitido. • Roier x Cellbit x Quackity. • Contenido +18. • Puede contener errores ortográficos y/o gramaticales, sientete libre...