★𝑀𝑎𝑑𝑒𝑙𝑒𝑖𝑛𝑒 𝐶𝑜𝑜𝑘𝑖𝑒 𝑥 𝐸𝑠𝑝𝑟𝑒𝑠𝑠𝑜 𝐶𝑜𝑜𝑘𝑖𝑒☆

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𝑂𝑛𝑒 𝑆ℎ𝑜𝑡! 𝑆ℎ𝑖𝑝!







Ambos vivían en un tranquilo pueblo de galletas, donde la rutina diaria consistía en hornear, correr y explorar el vasto mundo de dulces y delicias que los rodeaba.

Sin embargo, un día, una extraña maldición cayó sobre el pueblo, encerrando a Espresso y Madeleine en un oscuro calabozo subterráneo. Los dos se encontraron atrapados, obligados a convivir en un espacio reducido y sombrío. Al principio, la tensión entre ellos era palpable. Espresso, con su naturaleza impulsiva y enérgica, chocaba constantemente con la serenidad de Madeleine, quien prefería la calma y la reflexión.

En medio de la penumbra del calabozo, Espresso Cookie y Madeleine Cookie se encontraban sentados cerca de una pequeña fogata improvisada. El crujido de las llamas era lo único que rompía el silencio que reinaba en la oscuridad.

Espresso siempre con su comportamiento defensivo hacia Madeleine el cual la mayoría de veces reia por su mal humor.

No puedes dejar de ser tal molesto? Ya tengo suficiente con estar encerrado en este repugnante lugar!dijo Espresso con molestia.

Vamos Espresso esto no es tan malo veras que saldremos pronto de aquí!dijo Madeleine con su típica sonrisa.

Espresso suspiró, mirando fijamente las llamas danzarinas.

—Creés que alguna vez lograremos salir de aquí, Madeleine?—

Madeleine levantó la mirada, su rostro bañado por la luz naranja.

—No lo sé, Espresso. Pero mientras estemos juntos, podemos enfrentar cualquier desafío que se nos presente— dijo tomando con delicadeza el hombro de Espresso buscando consolarlo.

Espresso jugueteaba con una pequeña piedra, su expresión cargada de frustración.
—No puedo creer que nos hayan atrapado aquí. ¿Cómo pudimos caer en esta trampa?—

Madeleine miró hacia abajo, perdida en sus propios pensamientos.
—A veces, las cosas simplemente suceden, Espresso. No podemos cambiar lo que ya pasó, pero podemos elegir cómo enfrentamos el presente—

Espresso asintió, sintiendo un nudo en la garganta.
—Lo sé, pero me preocupa que no podamos salir de aquí. ¿Y si estamos atrapados para siempre?—

Madeleine se acercó y puso una mano reconfortante sobre el hombro de Espresso. —No perdamos la esperanza, Espresso. Mientras estemos juntos, siempre encontraremos una manera! —

Espresso se quedó pensando a la vez en lo ridículo que se vería siendo débil con Madeleine, pero también lo mucho que le gustaba pasar tiempo con el, Espresso debía aceptarlo Madeleine era una persona que llegó a ganarse un lugar en su corazón de alguna forma, y lo mucho que le costaba querer salir de ahí si podía pasar su tiempo con Madeleine, por que salir de ahí?, y Madeleine no era la excepción, pasar tiempo con Espresso era tan reconfortante como para que su corazón diera miles de latidos por minuto con tan solo pasar unos minutos con el.

En el tranquilo rincón del calabozo, donde la tenue luz de una antorcha titilaba suavemente, Espresso Cookie y Madeleine Cookie se encontraban sentados uno al lado del otro. El aire estaba impregnado con un aroma dulce y reconfortante, mezcla de café y vainilla.

Espresso se giró hacia Madeleine, sus ojos brillaban con afecto.
—Madeleine....¿alguna vez te he dicho lo increíble que eres?—

Madeleine sonrió tímidamente, sintiendo el calor de las palabras de Espresso en su corazón.
—Tú también eres increíble, Espresso. Tu energía y pasión son contagiosas...—

Los dos se quedaron en silencio por un momento, perdidos en la calidez de su mutuo aprecio. Sin embargo, Espresso no pudo contenerse por mucho tiempo.

—Madeleine, hay algo que he querido decirte desde hace mucho tiempo...— comenzó Espresso, su voz temblando ligeramente.
—He estado pensando en ti constantemente, en cómo tu presencia ilumina incluso los rincones más oscuros de este calabozo. Y me di cuenta de que... me he enamorado de ti—

El corazón de Madeleine dio un vuelco ante las sinceras palabras de Espresso. Las mariposas revolotearon en su estómago mientras se enfrentaba a la realidad de lo que Espresso acababa de confesar.

—Oh, Espresso...—murmuró Madeleine, su voz estaba llena de emoción.
—Yo también me he enamorado de ti. Desde el momento en que te conocí, supe que eras especial. ..—

Una sonrisa radiante se extendió por el rostro de Espresso mientras se acercaba a Madeleine, tomando delicadamente su mano entre las suyas. Los dos se miraron el uno al otro con una mezcla de ternura y pasión, sabiendo que habían encontrado algo verdaderamente especial en el otro.

Y así, en el silencio reconfortante del calabozo, Espresso y Madeleine se abrazaron con fuerza, sellando su amor con un gesto simple pero poderoso. Sabían que mientras estuvieran juntos, podrían enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino, y que su amor solo seguiría creciendo con cada día que pasara.

Juntos, compartieron risas, susurros y promesas de un futuro brillante que los aguardaba más allá de las paredes del calabozo. En ese momento, nada más importaba excepto el amor que sentían el uno por el otro, un amor que les daría fuerzas para superar cualquier adversidad y seguir adelante hacia un futuro lleno de esperanza y felicidad.

Y así, en medio de las sombras del calabozo, Espresso y Madeleine encontraron la luz del amor verdadero, un amor que nunca se desvanecería, sin importar los desafíos que enfrentaran.































A creo que así no era jJakajakbajajja

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