Por fin la Noche Buena había llegado; Coré podría darse el lujo de arreglarse desde temprano y lucir su mejor outfit en todo el año, solamente para salir a hacer compras de último minuto a la tienda o supermercado más cercano y posteriormente quedarse sentada en el sillón de la sala comiendo snacks variados sin miedo a recibir una bala perdida por estar frente al cristal de la ventana, ya que después de todo no se encontraba al norte de México sino en Japón, haciéndole compañía a su tía.- Tita, ¿aquí no hay abarrotes verdad?, dijiste que salía más barato comprar las chucherías por fuera que en el super. -dijo la adolescente mientras terminaba de planchar su cabello frente al espejo en su habitación.
- Hay una tienda cerca, la persona que trabaja ahí es un conocido mío. ¿Quieres que te lleve? -preguntó la adulta mientras veía a su sobrina empeñarse por lucir bonita, aunque a sus ojos ella ya lo era.
-Sí porfis, quiero ver a detalle qué hay para comer y que me expliques qué es cada cosa porque yo no entiendo ni papas del japonés.
-Ok, entonces termina lo que vas a hacer, te esperaré hasta que estés lista para irnos. -La mujer se recostó sobre la espaciosa cama y tomó una de las revistas que había en esta para comenzar a leerla.
Los minutos pasaron volando y ahora Coré estaba preparada, se había maquillado y vestía ropa bonita aún sabiendo que se la iba a pasar comiendo y viendo la televisión. Ambas féminas salieron de casa y caminaron hasta llegar al establecimiento del que anteriormente la mujer mayor había hablado; la adolescente se había vuelto loca apenas vió la interminable cantidad de sabores de papitas, tomó en sus brazos todo lo que pudo encontrar y que llamara su atención hasta que visualizó un empaque transparente con lo que parecían ser panecillos, en el momento en que trató de tomarlos vió como una mano se acercaba para agarrarlos también; si estuviera en México hubiera comenzado un duelo a muerte con cuchillos pero se contuvo nada más vió el rostro de su "contrincante", un chico bajito con el cabello naranja y ojos marrones.
"¿Será este mi ser amado?" fue lo primero que pensó la muchacha mientras sentía sus mejillas calentarse, ella tenía una gran debilidad por los rostros bonitos y éste desconocido no era la excepción, él parecía una naranjita; si el idioma no fuera una barrera sin dudar le hubiera pedido su número (aunque en cierta parte era mentira, cualquier interacción con alguien que no fuera cercano a ella la hacía sentir nerviosa), de forma inconsciente soltó un ligero perdón en inglés y lo dejó tomar el bocadillo; el cerebro del japonés frente a ella no daba crédito a lo que estaba viendo, no era muy común ver extranjeros por la zona y menos que fueran de una edad similar a la suya o incluso menores, ambos se quedaron viendo a los ojos atentamente sin moverse, si alguien del exterior los viera le parecería una situación incómoda. Con su reducido inglés en mente el chico decidió pedir disculpas con un ligero tartamudeo mientras se sonrojaba también , él solía ponerse nervioso cuando cruzaba miradas o palabras con alguna fémina que le pareciera linda y la latina frente a él había hecho las dos cosas.
Como la cobarde que era Coré le sonrió con nerviosismo al nipones y se dió a la huída hacia el mostrador pero tropezó , cayó al suelo como un costal de papas y las frituras también lo hicieron; ahora ya no sentía pena solo por estar frente a un muchacho bonito sino que ahora se había caído y con ello las papitas y demás cosas también.
-Me lleva la que me trajo...- susurró suavemente la mexicana mientras seguía en el suelo, se sentía cómo un chicle pegado al piso después de que le hubiesen pasado por encima veinte veces con la suela del zapato .
El pelinaranja salió de su trance y se acercó para ayudarle a pararse, posterior a ello comenzó a recoger las chucherías que había estado cargando la muchacha en sus brazos. Coré le agradeció en inglés mientras miraba al suelo y sacudía sus rodillas y codos. Antes de que pudiera volver a huir el nipones habló.
-Shoyo... Hinata Shoyo.
Coco se volteó a verlo y alzó una ceja en confusión , el adolescente se señaló a si mismo y volvió a repetir lo que dijo, entonces ella entendió que se estaba presentando, por su parte no dudó en hacer lo mismo y pronunció su propio nombre al señalarse. A la distancia la tía de la chica miraba burlona a su sobrina mientras se aguantaba las ganas de reír a carcajadas, le había parecido tan graciosa la situación pero no podía dejar que la descubrieran husmeando. Shoyo no quiso verse muy desesperado o intenso , pero sintió que perdería la "oportunidad de su vida" si no le pedía el número a la fémina frente a él, sacó su celular de su bolsillo y se lo entregó mientras esperaba a que ella captara a lo que se refería, ésta comenzó a teclear su número de inmediato y entonces regresó el dispositivo a su dueño para que terminara de agregarla poniendo su nombre, Coré de igual forma le entregó su celular al chico para que anotara su número y ella se encargaría de registrarlo con un apodo lindo. Durante meses no había estado segura sobre que pedir como regalo para navidad, y a pesar de que dicha festividad se celebraba al día siguiente, no sabía si podía escribirle por mero simbolismo una carta a Santa Claus pidiendo un Shoyo Hinata debajo del pino.
Gente... Yo la neta no sirvo para escribir, borré
varias veces lo que tenía de éste os, nomás
no colgué los tenis porque tenía que cumplir
mi promesa, besitos a todos (ésta es el segundo
día consecutivo en el que no he dormido, ojalá
sea día de reyes para comer rosca). Se nota
que está muy apurado el desarrollo pero mi
cerebro no da para más, una disculpa por la
tardanza illucilfer :'( .