El abrumante sonido del despertador interrumpió el acogedor silencio de la habitación de una joven de cabello castaño, que, envuelta en la calidez de su cama se resistía a dar comienzo a un nuevo día. Según sus propias palabras, sus ganas de levantarse eran tan escasas como su deseo de seguir viviendo, pero se vio obligada a dejar la cálida seguridad de sus sábanas y enfrentar una mañana más en su desolada existencia.
Se levantó de la cama sin ánimo alguno, consciente de que se estaba haciendo tarde para llegar a la escuela. Sin embargo, ¿qué importancia tenía llegar tarde a un lugar cuando ni siquiera le importaba su propia vida?
Una vez despierta enfrento el caos de su habitación. Entre montones de ropa sucia que se acumulaba por aquí y por allá, busco su uniforme escolar. La falda yacía atrapada en un montón de ropa sucia en un rincón, mientras que la camisa estaba escondida debajo de su cama. Se agachó para rescatar la camisa, al encontrarla se dio cuenta que tenía algo de polvo, pero eso estaba lejos de importarle si quiera un poco.
Se despojo de la cálida envoltura de su pijama y procedió a vestirse con su uniforme escolar. Sin ponerle mucha atención, se coloco diferentes calcetines en cada pie. Luego, tomó el sujetador que hallo tirado cerca de su cama y se lo puso sin más. Al ponerse el uniforme, paso por alto las manchas y el polvo que este tenía. Su higiene al igual que muchas cosas en su miserable vida era algo secundario.
Con el uniforme ya puesto, solo le faltaba un último detalle para estar lista: sus indispensables zapatos rosas. Entre el desorden de su habitación, los busco hasta encontrarlos. Aunque uno descansaba sobre una pila de ropa y el otro se escondía detrás de su mochila amarilla, finalmente los encontró. Tomó su mochila y con cuidado se calzó ambos zapatos. Con cada paso que daba resaltaba el rosa vibrante de su calzado entre el caos de la habitación.
Estos zapatos eran una de las pocas cosas que realmente apreciaba en su vida. Fueron el último regalo que recibió de su madre antes de que falleciera en un trágico accidente automovilístico, por lo que tienen un profundo significado emocional para ella.
Después de calzarse sus zapatos, paso junto al espejo que colgaba en la puerta de su armario. Observó su reflejo por un instante, notando el cabello despeinado y algunas ojeras bajo sus ojos, pero decidió no hacer nada al respecto. Su apariencia física tampoco le importaba mucho.
Salió de su habitación y bajo por las escaleras hasta la planta baja, y como era habitual, la casa estaba sumergida en un inquietante silenció.
—¿Papá, estás en casa?
No comprendía por qué esperaba alguna respuesta, cuando su acompañante diaria era la soledad.
Ochako Uraraka, una joven con aspecto descuidado y demacrado, con ojeras profundas que delatan su falta de sueño constante. Su rostro, alguna vez radiante, ahora está opacado por la fatiga y el estrés. La pérdida de su madre la ha sumido en un estado de melancolía perpetua, y la ausencia de su padre, inmerso en sus negocios, la deja sola para luchar contra sus propios demonios internos. Aunque su padre es dueño de una de las empresas de construcción más cotizadas de todo japon, Ochako carece de su compañía y el cuidado que debería corresponderle, y su aspecto refleja el descuido en el que se encuentra inmersa. Daría todo lo material que posee por la oportunidad de volver a conectarse emocionante con alguien.
Un eco silencioso se extendía en cada rincon de su lujosa casa. El vacío era tan abrumador que parecía como si fuera a tomar vida propia, envolviendo todo el lugar en un desgarrador silencio. Ochako, sin más, apretó los labios y dejo caer sus hombros. Sabía que, por mucho que lo intentará, esa voz que buscaba jamás rompería el vacío.
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Frenesí Obsesivo
FanfictionEn un mundo cruel, dos pobres almas están destinadas a encontrarse. Dos jóvenes, sellaran una promesa: permanecerán juntos siempre, y estarán dispuestos a eliminar cualquier amenaza para su unión. Lo que comenzó como un apoyo mutuo poco a poco se fu...