Fuera de esto (Sett)

216 24 10
                                    

FemReader

No más peleas. No más estrés. Pocos podían compartir una suerte como la tuya en pagar su deuda antes de morir de viejos pero (por lo que entendías) las ganas de sobrevivir fueron tu especialidad para poder salir de ahí y seguir tu vida fuera de ese sádico coliseo. Desde hace una semana que las fracturas y tendones rotos eran historia para tu cuerpo, ya no sentías los desvaríos de una jaqueca por golpes y aunque jamás olvidarías todas las manchas de sangre que costó, apreciabas tu libertad como lo más valioso del mundo.

Los escándalos aun te hacían sentir nervios recordando a las multitudes que animaban la pelea y tristemente el trauma te hizo un habito de mantener arriba la guardia todo el tiempo pero nada de eso te convenció de que aguantaras la risa al dejar reposando una taza sobre la mesita

-¡Debió ser imposible convencerlo de bañarse por un tiempo!- mantenías conversación con mucha confianza frente a la amable vecina que de nuevo te había invitado a pasar la tarde juntas, mientras comentaban a risas sobre las ocurrencias de su pequeño hijo. Era una mujer bastante solitaria y apartada de los demás por su apariencia vastaya e incluso tenía torpezas por la edad a veces pero con su noble personalidad esas cosas jamás te impedían el querer visitarla ¡Para vivir como ambas se merecían!

-En realidad sí, los rasponcitos que le quedaban por jugar le incomodaban mucho al lavarse- Su comentario la hizo enternecerse por los recuerdos de hace años contagiándote de la sonrisa que mostraba hasta que la detuviste de recogerte la taza vacía

-No, no, no, déjeme a mí por favor- propusiste apilando los platos y tazas en las que habían compartido postre y miraste en respuesta su sonrisa tratando de reprocharte -Insisto, usted fue por los pasteles. Yo limpio-

Claro que quería ser una excelente anfitriona cuando tenía visitas tan agradables pero no tenía más excusas para quitarte esa emoción con la que tanto ofrecías tu ayuda...hasta que alguien sonó llamando a la puerta y respingó con astucia tomando los platos de tus manos. Considerando la discriminación a su apariencia, sería mucho mejor que abrieras en su lugar

-Mejor ayúdame a atender la puerta ¿sí?-

-Bien- Esa voz burlona que tenían hacía más agradable el momento en lo que caminabas a la entrada alzando un poco tu voz para que aun hasta el otro extremo de la cocina te escuchara reír al último -¡Pero no vaya a lavar eso hasta que yo...!-

La poca luz que tenías al frente te hizo notar que la charla te había mantenido ahí mucho más tarde de lo usual, pero la enorme silueta que reconociste como el jefe del coliseo casi te desmaya por la impresión. Sentiste frío el cuerpo por todas partes y un temblor en tu garganta desapareció cuando te llegó intención de advertir a la civil que estaba dentro. No cuadraba su vanidosa presencia en esa casa, sin embargo la mirada de atónita violencia que tenía hacia ti expresaba del todo sus ganas de romperte hueso por hueso

¡Trataste de ordenar a la mujer que corriera! Pero la reacción brusca de Sett fue suficientemente rápida para taparte la boca con toda una palma y retorcer tu brazo para pegar tu espalda contra su pecho manteniéndote donde quería antes de cubrir irónicamente tu inicio de frase con la misma sílaba

-¡¿Cómo estás, mami?! ¿Ya cenaste?- dijo el jefe en tonos que no reconocías como suyos por lo amables que eran e intentaste gritar tus dudas mirándolo hacia la cara por alto que fuera. Sett casi gruñía por el coraje en tenerte ahí portándote como una idiota frente a su madre hasta que notó a su madre saliendo de la cocina y cambió sus manos a sujetarte más calmado sobre los hombros

-¿Y dejarte cenando solo?- esa respuesta risueña y cálida no era distinta en nada de cómo la mujer hablaba contigo siendo imposible que quitaras tu mirada fija y cínica hacia Sett, tratando de buscar por dónde lo había picado la cordura para estar tan sonriente y casual como nunca; incluso parecía llevarse bien contigo por la confianza con la que te masajeaba sobre cada clavícula...Sus manos olían ligeramente a sangre desde tu corta distancia y ya imaginándote la razón de eso tenías los hombros como piedras

-¿Ya...se conocían ustedes dos?- preguntó ella sin un pelo de tonta por ese contacto que él tenía sobre ti y mejor tarde que nunca empezaste a tomar la idea de que, te gustara o no, el jefe era hijo de una amistad tuya. Solo hacía falta no ser muy descortés al decir que el tierno hijo de sus historias pasó a ser un déspota con tacto de gorila

-Bueno, hace unas semanas yo...-

-Salió conmigo. No fue algo tan serio, pero salimos por un tiempo- interrumpió Sett para completar tu frase entre mentiras aprovecharse del bochorno que tenía entre la situación. No le extrañó que a su mami le conmoviera escucharlo decir algo así, para él era mejor decir lo que pudiera hacerla feliz antes que dejarte mencionar el coliseo en esa casa y se dejó llevar en el momento abrazándote desde atrás

Con esa respuesta no solamente a él le creció la confianza ya que le interrumpiste el teatro de niño bueno con un codazo en el abdomen por el que se quejó en voz baja mirándote por primera vez desde que su madre estaba ahí, aliviándote mucho por el cambio que su mirada tenía en el que ya no parecía quererte matar...Aunque quizás se lo estaba calmando también por la presencia de su mami

-Ouch, ¿Y eso por qué?-

-No te me arrimes- con el mismo tono bajo para contestarle hicieron reír un poco a la vastaya que seguía contenta por el malentendido de su relación; no querías volver a ver ese coliseo y tenías muchas cosas que procesar todavía así que aprovechando su magia para calmar el ambiente preferiste despedirte -Bueno, me dio mucho gusto visitarla pero es algo tarde y debo terminar unas cosas antes de irme a dormir...-

Por fin las manos del jefe te dejaron libertad de dar los pasos necesarios abrazando a esa mujer que como había compartido contigo un día excelente, aunque las imágenes del coliseo se estaban refrescando demasiado en tu memoria por mirar al jefe de improviso...Huesos quebrándose hasta perder la forma, un grito desafinado que suplicaba rendirse, la arena cada encuentro más oscura por las manchas que jamás se podían evitar...Gente que como tú lo eras, no tenían más que el sueño de poder salir y sonreír junto a otra persona...Simplemente sentiste la necesidad de abrazarla un poco más fuerte esta vez; Sintiendo que tu aprecio era correspondido por ella al consolarte, mostró una sonrisa hacia ti con una buena intención...que por mala suerte, resultó como parte del malentendido

-¿Te molesta si Sett te acompaña a salir del campo? No quisiera que te pasara nada- la sugerencia de que tus nervios llegaron por no querer caminar sola en la noche se entendían fácilmente, y asentiste con la cabeza mientras sumergías un suspiro en lo más interno de tu cuerpo para no preocuparla más.

No tenía sentido decirle que no, porque sabías que empezarían otra de esas amables disputas por ayudarse una a la otra...Y pasara lo que tuviera que pasar afuera, no querías meterla más en esto

Sett dejó una cuidadosa palmada sobre tu hombro pidiendo que lo acompañaras afuera y miraste por ultima vez la fachada que él tenía dentro de esa casa pareciendo un joven de lo más amable con una sonrisa hacia ti. Ni un minúsculo deseo de pelear estaba en esa mirada pero ambos sabían que eso cambiaría muy pronto y debía estar dispuesta a tener una última pelea con tal de mantener tu libertad

Salieron cerrándose la puerta detrás de Sett y sus palabras en tono más bajo regresaron poco a poco a sonar junto al apretar de su mandíbula. Considerando que dejarte salir fue un error de su parte y por el bien de lo que amaba, tendría que corregirlo él mismo

-Sí...El campo puede ser muy peligroso- 






...Parte 2?

Viviendo entre leyendas (League of Legends)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora