No hay nada peor que un poeta molesto, no hay nada peor que un soñador al cual le arrebataron sus sueños, no hay nada peor que la espera inutil, no hay nada peor que escribir por primera vez lo enfurecido que se siente tener que vivir con una tristeza en el interior, no hay nada peor sentir que no puedes ser feliz.
Hoy no quiero escribir sobre el amor ¿Para qué hacerlo? ¿Estoy acaso yo con la persona que amo? Pido piedad a quien sea que nos separe, y deseo profundamente que todos sientan el dolor de estar separados de la única persona que alegra la miserable vida que llevan.
Tan cerca y tan lejos, tan cerca de tus labios y de tus brazos, pero ahora no quiero besarlos, ni abrazarte, quiero destrozar cada corazón latente de ese mundo con mis palabras, con mi arte porque déjame preguntarte
¿Es justo que todos amen y sean amados? Por favor déjame decirte lo mucho que te amo y destrocemos los corazones de quienes están juntos, y lo admito, tengo celos de todos los demás, entonces vuelvo a preguntarte
¿Es justa la agonía que mi alma debe de soportar? Vamos y quememos el amor, sin miedo a las consecuencias, sin miedo a los reclamos, sin miedo a las lágrimas, aunque en secreto yo le tenga miedo a mis lágrimas, a mi dolor, al reclamo de mi corazón por dejar que el odio lo consuma, entonces una nueva pregunta aparece, todo esto va acabar, pero ¿te volveré a ver? ¿te volveré a abrazar? ¿volveré a tomar tu mano? Sinceramente no hay nada malditamente peor que preguntas hechas al viento, tiradas en el abismo sin respuesta alguna.