El trayecto en tren estaba siendo una pesadilla. Odiaba las despedidas, y unas horas atrás en la estación había tenido que dejar lo que había sido mi hogar durante 18 años para conseguir mi sueño, mudarme a Madrid para estudiar arte dramático, algo en lo que nunca nadie confió que podría hacer. Pero allí estaba, tras cuatro horas de viaje, cada vez más cerca de tener la vida que siempre había querido tener.
Salí de la estación con las maletas y pillé un taxi para dirigirme a lo que sería mi nuevo hogar durante los próximos años. La residencia era un edificio bastante antiguo y robusto por fuera, pero muy acogedor. La recepcionista, mientras escribía en su ordenador, me indicó la planta y me dio las llaves del apartamento.
— Planta 3 puerta 311, tu compañero de piso llegó hace un rato y está ya arriba. Se le veía un chico bastante agradable.
— Gracias - dije bastante aliviado.
Estaba bastante nervioso por conocer a mi compañero de piso, aunque las palabras de la recepcionista me reconfortaron un poco. Él era un año mayor y ya tenía experiencia aquí al contrario que yo. Tenía miedo de causar una mala impresión y cagarla el primer día. Fuí al ascensor, metí las maletas y pulsé el botón con el número 3. Avancé por el pasillo y, una vez frente a la puerta, metí la llave.
— ... Que sí, mamá, tranquila, ya lo tengo casi todo controlado ¿vale? No te preocupes.
Un chico bastante delgado y alto estaba hablando por teléfono mientras doblaba camisetas y las metía en el armario de la habitación más cercana a la puerta. Este se dió cuenta de que había llegado y me sonrió
— Mamá, te dejo, que ha llegado mi compañero de piso. Mañana hablamos, te quiero. Hola, soy Álvaro, encantado.
— Yo soy Martin.
— Me gusta Martin, no lo había oído nunca. Venga, pasa que tendrás que deshacer las maletas, ¿quieres algo de beber? Seguro que estás cansado del viaje.
La verdad que Álvaro se veía un chico bastante agradable. Me ayudó a meter las maletas y me ofreció un vaso de agua. Me fijé un poco más en el apartamento, me lo esperaba más pequeño pero la verdad es que era bastante espacioso. Había un salón que conectaba con la cocina, un pequeño baño y tres habitaciones. ¿Tres? Se suponía que solo iba a tener un compañero de piso.
— ¿Y esta habitación? — Le pregunté
— Pues ni idea, en principio se supone que solo somos nosotros dos. No sé si durante el curso entrará alguien nuevo — dijo Álvaro mientras colocaba un marco con una foto en la mesa del salón.
Me acerqué y ví a una mujer bastante guapa y a un hombre muy sonriente junto a Álvaro y otros dos muchachos. Uno de ellos un poco más bajito con perilla y el otro muy alto y musculoso.
— ¿Quiénes son? — pregunté
— Mis padres, mi novio Paul — dijo señalando al chico de la perilla — y mi hermano, Juanjo.
Me fijé en él, se veía un chico risueño y bastante atractivo, debí reconocer. Como si me hubiese leído la mente Álvaro dijo:
— Es dos años mayor y también estudia aquí, Ingeniería Naval. Por cierto, no te lo he preguntado, ¿qué estudias?
— Arte dramático — dije, bastante orgulloso de por fin poder dar esa respuesta.
— Que guay, me hubiese encantado estudiar algo así. Yo estudio periodismo que es bastante más aburrido, pero me encanta.
Después de estar un largo rato charlando sobre estudios, orígenes, familia y gustos era hora de terminar de deshacer mis maletas. Álvaro puso Taylor Swift en Spotify y me ayudó a ordenar mis cosas al ritmo de Paper rings.
Unas horas después estábamos los dos tirados en el sofá, bastante cansados, pero Álvaro, como si la energía le llegara de repente, dió un salto y se puso de pie.
— ¡La fiesta! Se me había olvidado.
— ¿Qué fiesta? — Pregunté bastante perdido.
— La fiesta de bienvenida que dan en la residencia, Paul me había dicho que era hoy y que te llevara. Vamos, seguro que te encanta.
— Uff, no sé. No conozco a nadie y...
— Me conoces a mí, vamos, prometo no alejarme de tí en toda la noche y te presentaré a mis amigos, seguro que les caes genial.
Pensé en qué hacer y me dejé llevar por las palabras de Álvaro, la verdad que la idea de conocer a gente nueva no estaba mal, y si eran como Álvaro merecía la pena hacerme su amigo.
— Venga, vale.
— Bieeeen, venga, vístete que nos vamos en una hora.
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WITHOUT YOU//JUANTIN
RomanceMartin se muda a Madrid para conseguir su sueño: estudiar arte dramático Su compañero de piso Álvaro es muy agradable y enseguida lo acoge en su grupo. Pero quien diría que sería su hermano mayor Juanjo quien le robe el corazón