[Pónganse cómodos tomen una tacita de café o te, lo que más les guste, y acompáñame a leer este capítulo hasta el final 🤭.]
Venus Morgan
Quiero un café.
Si, quiero un café. Pero no estamos hablando de cualquier café, yo deseo uno que está a unas cuantas cuadras del parque Central, es la mejor cafetería que he podido encontrar aquí. Es simplemente glorioso, no hay palabra con la que pueda describir lo deliciosos que me sabe. Puede que suene exagerado pero he encontrado la nueva maravilla del mundo.
De forma automática mi cerebro me lleva a las miles de veces en estos dos años que he podido saborear el exquisito café helado que han degustado mis papilas quienes mueren - y hablo en serio - por volverlo a probar, pero no solo, sino que acompaña de un sándwich que exhiben en la vitrina izquierda que está relleno de pollo deshilachado con crema de la casa, tomate deshidratados bañados en una salsa de vinagre balsámico.
Lo sé, es un recuerdo muy específico pero puedo sentir justo ahora el sabor de ambas cosas estallar en mi boca, como si lo estuviera comiendo en este preciso instante.
Frio, amargo...cremoso y suave.
Estaba más que perdida en mis pensamientos hasta que escucho una voz gruesa que me sacó de ellos de forma abrupta.
- No logro comprender esto, ¿que es está cláusula?
Pregunta el hombre treintón que tengo frente a mi quien tiene las cejas fruncidas aun con los ojos clavados en los papeles que lleva en las manos. Aun estoy algo perdida pero al ver nuevamente lo que lee recuerdo porque es que empecé a fantasear con el café.
Buscábamos paz.
Claro que sí, buscaba eso y paciencia para no cometer un error. Que en verdad no llamaría error ya que después de haber estado una hora explicando el contenido del contrato me he cansado de que no me entienda. ¿Cómo es posible que un gerente no comprenda las cláusulas básicas de un documento legal? Hora y media gastada en vano al parecer.
Pero no puedes tratarlo mal, ni enojarte. Es tu cliente. Específicamente del bufete.
Bufo internamente. Solo me queda pensar que cuanto más rápido haga esto podré marcharme de aquí - que es lo que estoy deseando desde que llegue - entre mis malas horas de sueño, mi pésima mañana y este cliente acabaré loca en cuestión de minutos.
- ¿Y bien? - insiste sin cambiar la expresión de antes y señalando el párrafo con insistencia. - ¿De que es?
Respiro hondo e ignorando el mal tono que ha usado conmigo, explico con la poca paciencia que me queda.
- Es una cláusula referida a los días de vacaciones de sus empleados.
- ¿Vacaciones? Pero si trabajan hasta las siete. No necesitan vacaciones. - comenta poco conforme.
Su excelente argumento me deja sin una sola cosa decente que contestar, una palabra ronda por mi cabeza y hago esfuerzos sobrehumanos para no soltarla.
- La ley lo exige - explico una vez más - es necesario que sus empleados tomen vacaciones. Es su derecho, algo que no podemos quitarles porque si.
Tratemos de sonar menos irritas, por favor.
- No me interesa, encárgate de quitarlo. Lo importante es que me beneficie a mi - espeta - solo a mi .
- Lamentablemente no puedo hacerlo. - respondo firme.
- Se supone que eres mi abogada no la de ellos, defiendes mis intereses no los de la clase proletaria.
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El miedo de volver a amar
RomanceAmbos han perdido a alguien. Ambos han sufrido. Ambos temen amar...acaso ¿dos personas heridas puedan sanarse entre ellos o solo sufrirán más? Esta es la historia de Venus y Sebastián, que iban por caminos distintos pero un choque hizo a este par p...