Capítulo 1

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"Que casualidad que te he encontrado ¿Qué haces por aquí, cuánto ha pasado?"

– Venga, Violeta, tengo muchísimas ganas de ir a bailar. – Denna agitaba mi brazo de un lado a otro, como una niña que no puede contener su entusiasmo. Su objetivo era claro: lograr persuadirme para que fuéramos a una fiesta y celebráramos el año nuevo como se debe.

– No me apetece ir de sujetavelas; la última vez te pegaste a Alex y me ignoraste toda la noche. Prefiero comprarme una botella de vino y disfrutarla viendo alguna comedia romántica en casa, en lugar de estar en una discoteca viéndote bailar con tu novio. – Le respondo, con la esperanza de que deje de insistir.

– Te prometo que no te dejaré sola hasta que alguna chica o chico te invite a bailar, pero ven, por favor. – Denna dobló sus rodillas frente a mí y junto sus manos con una expresión suplicante.

– Está bien – Suspiré resignada. – Pero cómo me dejes de sujetavelas, te juro que no volveré a salir contigo ni con Alex – Finalmente, cedí, realmente no me apetecía quedarme sola en año nuevo.

Negarle algo a Denna resultaba una tarea imposible para mí. Ella era mi mejor amiga y una de las pocas personas que permanecieron a mi lado cuando salimos de la academia. Su presencia había sido un apoyo inquebrantable, y cada vez que intentaba negarme a sus peticiones, la fuerza de nuestra amistad y el cariño que le tenía me hacía ceder ante sus peticiones.

– ¡Gracias! Por eso te amo, eres simplemente la mejor, Vio. – Se lanzó sobre mí, regalándome muchos besos sonoros en la mejilla.

– Voy a necesitar tu ayuda para decidir qué ropa ponerme – Le dije, soltándola suavemente mientras ella comenzaba a caminar hacia su habitación dando saltitos.

– Te dejo mi closet entero si quieres, guapa – Me gritó en respuesta, y sonreí ante la generosidad de Denna. Entre nosotras, compartir ropa se había vuelto una costumbre.

– o –

El garito estaba abarrotado de gente, la mayoría llegaba ya con una buena dosis de alcohol encima, pues las manecillas del reloj rozaban las dos de la mañana. Quienes se encontraban sobrios eran aquellos designados como los conductores de la noche. De fondo, el ambiente vibraba con el ritmo de un reggaetón que incitaba a todos a bailar pegados.

– ¡Vaya temazo! Vamos a pedir algo en la barra para que alguien guapo vea a nuestra Vio. – Exclamó Denna, tirándonos de las manos a Alex y a mí. La sugerencia llevaba consigo la promesa de una noche con posibles encuentros inesperados.

– Quizás debería haber invitado a algún amigo para que nos acompañara – Comentó Alex mientras esperábamos que nos sirvieran nuestras roncolas.

– No te preocupes, Alex. Dejaré que la noche me sorprenda – Le sonreí. Aunque no compartíamos una relación tan estrecha a comparación con Denna, ambos habíamos atravesado experiencias similares en la academia que habían fortalecido la conexión entre nosotros, y Alex era uno de los pocos que realmente me entendía.

Cuando salimos de la academia, nunca imaginamos que ambos enfrentaríamos tanto odio debido a sucesos ocurridos en nuestra vida privada. La diferencia entre Alex y yo radicaba en que él había decidido dejar a su novia en la salida de navidad para así poder estar con Denna. En cambio, yo no fui capaz de dejar a Julia en esos dos días. No esperaba que, al volver a la vida real, todos mis amigos se enteraran de mi relación con Salma y decidieran apartarse, marcando el inicio de un camino incierto después de la academia.

– ¿Esas no son Ruslana y Chiara? – Comentó Denna señalando hacia la multitud que bailaba. Sin entender del todo la razón, mi corazón comenzó a latir con mayor velocidad e intensidad. Había pasado un año desde la última vez que me crucé con Kiki.

– ¡Ostia! Si son Kiki y Rus – Exclamó Alex, soltando la mano de Denna para acercarse a las chicas. Su entusiasmo revelaba la sorpresa y el reencuentro después de tanto tiempo.

En la academia, Chiara y yo habíamos logrado construir una relación cercana, pero eventualmente nos distanciamos debido a Salma. No la culpaba; Salma y Chiara se conocían desde mucho antes y eran mejores amigas. Ahora, en el bullicio del garito con la música retumbando, me sorprendí al descubrir que no podía apartar la mirada de Chiara. Hablaba animadamente con Alex, pero sus ojos buscaban la dirección donde Denna y yo estábamos sentadas, disfrutando nuestras roncolas.

Nuestras miradas se encontraron y una sensación de calma me envolvió al ver que Chiara respondía con una sonrisa. Iba absolutamente deslumbrante, con esos ojos que siempre me habían parecido cautivadores, delineados a la perfección. Había elegido un conjunto que consistia en un top negro ajustado con un pronunciado escote combinado con una minifalda de cuero que destacaba sus piernas, y unas botas de tacón.

Ambas, Chiara y Ruslana, se acercaron entusiasmadas a nosotras y nos saludaron con un poco de euforia.

– ¡Qué casualidad que hayamos venido a la misma fiesta de fin de año! Pero ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos vimos? – Dijo Ruslana, sus palabras apenas eran audibles sobre la música.

— Ha pasado más de un año desde la última vez, pero qué guapas van. — Respondió Alex, dando un sorbo a su trago.

– Me alegra mucho que sigan juntos, chicos. Hacen una pareja muy linda – Chiara se acercó para abrazar a Denna y Alex. Como solía decir en la academia, ambos eran sus padres. La ternura en sus palabras y el gesto afectuoso me hizo sonreír.

– ¿Y tú, Rus? ¿Sigues con Omar? – pregunté a la aún pelirroja.

– Sí, se supone que debería estar llegando aquí a la fiesta. Estaba en casa de sus padres celebrando el año, pero yo decidí festejar con Kiki para que no estuviera sola.

– Perdón, Russ. Yo te dije que estaba bien que pasaras sola el año nuevo, que no pasaba nada – dijo Chiara, y no pude evitar soltar una carcajada. – ¿Qué te ríes, Violeta? – me preguntó, mirándome con una ceja levantada. Estaba guapísima.

– Me causa gracia que sigas pidiendo perdón por todo, al igual que en la academia. Sigues igual de tierna – respondí, dándole un sorbo al roncola.

– Pues no te creas tanto, que la Chiara tierna se quedó en la academia – respondió, y yo me atraganté con el trago. ¿Cómo debía tomarme eso?

– ¡Pero bueno! No pensé que era una reunión de triunfitos, me hubiera afeitado por lo menos – dijo una voz que logré distinguir como Omar.

– Qué alto sigues, cabrón – dijo Alex, mientras chocaba las manos con Omar y se daban un abrazo.

– ¿Chiara, tú estás esperando a alguien? – preguntó Denna de manera sutil. Conociendo a Denna quería indagar si Chiara tenía algún potencial interés amoroso.

– Que va, vengo de sujetavelas de estos dos – dijo Chiara, señalando a la parejita que ya se encontraba besándose a modo de saludo. Su respuesta desató risas cómplices entre todos.

– Pues ya somos dos. – Le dediqué una sonrisa de medio lado. La complicidad entre nosotras crecía gracias a este juego de ser "sujetavelas" durante esta noche.


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Espero que les guste! Comenten si quieren otro capítulo <3

El encuentro - Chiara y VioletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora