Capítulo 2

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"No lo buscamos pero sucedió, ¿y ahora qué hacemos tú y yo?"

Eran más de las tres de la mañana y Chiara y yo nos encontrábamos solas en la barra, disfrutando de la complicidad que habíamos creado entre la música y unas cuantas copas. Ella estaba tomando su malibú de piña y yo seguía aferrada a mi ronda de roncolas. La timidez inicial quedó atrás, y nuestras risas se mezclaban con el ruido del bar.

—¿Recuerdas cuando tu armario siempre estaba desordenado? —dije entre risas.

—Sí, ¿cómo olvidarlo? —respondió ella soltando una gran carcajada—. Me daba mucha vergüenza. Aunque confieso que a veces disfrutaba desordenarlo apropósito solo para ver esa expresión tuya cuando habrías las puertas y descubrías el desorden.

—Supongo que esa era tu forma de rebelarte contra mi obsesión por la organización.

—Te juro que eso solo ocurría en la academia. Por lo general, soy una persona súper ordenada, pero allí siempre iba con prisa y terminaba dejando la ropa tirada en el armario.

—Eso tendría que verlo, guapa —susurré con una sonrisa juguetona, dejando que un toque sutil de coqueteo se deslizara en mis palabras.

Un silencio embriagador envolvía la atmósfera, sumiéndonos en una sonrisa cómplice que trascendía las palabras. La luz tenue del lugar acariciaba sus ojos, resaltando matices que revelaban una madurez notoria desde la última vez que la había visto en la academia. Chiara irradiaba un aura que se entrelazaba armoniosamente con la tierna esencia que siempre la caracterizó.

—Sabes, estaba pensando que ese nuevo corte te sienta increíble —respondió cambiando de tema, mientras extendía su mano derecha para jugar con un mechón de mi pelo y a mí me gustó muchísimo esa caricia y cercanía.

—¿Y tú? Me fascinan esos mechones rosados que te has puesto, tienen un toque muy "I Kissed a Girl" —le dije, notando cómo ella reaccionaba sonrojándose ante el comentario. Observé en silencio, maravillada por lo hermosa que lucía con ese rubor en sus mejillas.

—Hace una eternidad que no pensaba en "I Kissed a Girl" —mencionó ella, dejando que la memoria de la canción llenará sus pensamientos. Mientras lo hacía, dio un sorbo a su trago, como si el recuerdo hubiera despertado cierta nostalgia.

—Pero si era tu propio Imperio Romano, me sorprende que no hayas pensado en eso —comenté con una sonrisa traviesa, como si estuviera jugueteando con la idea de que, por una vez, no se mencionara la famosa canción.

—Es que después de salir de la academia, intenté no ver muchos clips; me da un poco de vergüenza, ¿sabes? Aunque, sinceramente, me siento super orgullosa de esa actuación —confesó con una sonrisa, revelando una dualidad de emociones entre la modestia y el orgullo, pero dejando entrever una cierta incomodidad en su habla.

—Sí, salió bastante bien. Habría preferido no haber estado nominada, pero ya qué más da —respondí con una expresión resignada, como si el tiempo transcurrido no hubiera hecho que la nominación perdiera su carga de incomodidad.

—Lo pasé realmente mal toda esa semana; creo que fue una de las más difíciles que experimenté en la academia. Solo recordarla todavía me envuelve con una sensación de tristeza.

—¿Y eso por qué? —La miré directamente a los ojos y noté un brillo especial que me tomó por sorpresa; su mirada era honesta y reveladora de algo que no anticipaba.

—Porque no quería que te fueras; en la academia, fuiste un apoyo fundamental para mí. Sinceramente, creo que me hubiera costado muchísimo llegar a la final si no hubieras estado a mi lado.

—Pero aún contabas con Salma en ese momento; no pensé que mi partida de la academia fuera tan importante para ti. —respondí, dejando entrever un dejo de sorpresa en mi tono.

—Es que, ya sabes, había muchas cosas que no percibías en la academia.

Fruncí el ceño, confundida. No lograba entender a qué venía ese comentario. ¿Lo decía por Salma o por algo más en particular? Una sensación de incertidumbre se apoderó de mí, y definitivamente no quería quedarme con la duda.

—¿Y qué cosas no notaba? —Me atreví a preguntar, con un temor palpable ante la respuesta, consciente de que podría alterar el rumbo de las cosas.

—¿De verdad lo preguntas? —Tomó un sorbo de su bebida y alzó la ceja derecha, luciendo una seguridad que hoy con esa ropa y las copas que llevaba encima se le notaba más acentuada. Su rostro me pareció excepcionalmente atractivo en ese gesto. Pero fueron sus ojos verdes, profundos y enigmáticos, los que realmente capturaron mi atención. Me encantaban de una manera que aún estaba explorando con cautela.

—Bueno, ya ha pasado un tiempo desde que salimos de la academia, creo que puedo descubrir de qué cosas no me he enterado —Expresé con un genuino interés.

—Pues, Violeta, que me gustabas y no te hagas la sorprendida porque se me notaba muchísimo. No me creo que no te hayas dado cuenta. Aunque nunca insistí, porque tenías novia y el lío con Salma. Yo no pintaba nada ahí.

Me sorprendí. A pesar de que Chiara afirmara que era imposible que no me diera cuenta, la verdad era que jamás me había percatado de que ella tenía sentimientos hacia mí. Siempre la había visto como a una hermana menor, aunque, al reflexionar, no podía negar que siempre la encontré atractiva de una manera que nunca antes había considerado.

—¿Me estás tomando el pelo? — Pregunté aún con la inseguridad de que se tratara de una broma.

—Por supuesto que no, no bromearía con algo así.

—¿Por qué nunca me lo dijiste? —pregunté con un matiz de cuestionamiento en mi voz.

—Ya te lo dije, estabas con tu novia y tenías tu lío con Salma, no quería salir con el corazón roto. Al final del día, decidí entrar a la academia por mi pasión por la música y lo puse como algo prioritario; mis sentimientos los pasé a segundo plano, preferí plasmarlos en la música.

—Lo siento muchísimo, Chiara. —Sentía una angustia profunda al pensar que pude haberle hecho daño a una de las personas que más aprecié en la academia.

—No te preocupes, Violeta, no es tu culpa que no correspondieras mis sentimientos —dijo con un tono que denotaba indiferencia, aunque yo no le creía del todo que hubiera superado el asunto.

—Si lo hubiera sabido, tal vez algo podría haber hecho. —Tomé su mano suavemente, acariciándola con el pulgar en un gesto de consuelo.

—Créeme, hiciste suficiente con besarme en "I Kissed a Girl", cumpliste la fantasía de la Chiara de 18 años que se besaba con una reportera —dijo con un tono burlón, rompiendo la tensión con un toque de humor.

—Eres una payasa. Me alegra que me lo hayas contado, siento que eso explica muchas cosas —Solté una carcajada.

—Bueno, me da vergüenza, Violeta. —Soltó mi mano, mirando hacia abajo por un momento. —Ya es año nuevo, olvidemos todo lo que ha pasado, lo merecemos. Ha sido un año duro.

—Ni que lo digas, salir de la academia fue durísimo.

—¿Por lo de Julia y Salma? —preguntó con un tono de inquisición, como si quisiera indagar más en mis sentimientos.

—Sí, pero no quiero hablar más de eso. —Por un momento, recordé cuánto me incomodaba abordar ese tema con Chiara ahora que sabía que había tenido sentimientos hacia mi. —Creo que por fin pude cerrar esa etapa. Me alegra mucho que hayamos podido hablar de estas cosas, Kiki.

—Yo igual, Vivi. He de admitir que extrañaba tener estas conversaciones contigo. Siempre conectábamos en la academia. Me daba un poco de pena pensar que perdimos nuestro buen rollo por cosas de los haters.



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Muchísimas gracias por el apoyo, hace mucho que no me reencontraba con la escritura.

¿Qué tal les parece hasta el momento? 

¿Qué piensan que va a pasar? o ¿Qué les gustaría que pasara?

Ya se viene lo bueno, nos vemos <3.

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⏰ Última actualización: Jan 03 ⏰

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El encuentro - Chiara y VioletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora