La historia

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- Hermosa, ¿no?- Me pregunta una melodiosa y masculina voz a mi derecha. Me desperté en segundos aturdida, aquella voz no solo logró sacarme de aquel trance del que me creía cautiva, sino que también, envió un escalofrío a lo profundo de mi alma en cuestión de segundos, al igual que despertó en mí unas incesantes ganas de sollozar.

Confundida levantó el rostro para ver al dueño de tan inquietante voz. Lo que veo me deja anonadada, un hermoso adonis de masomenos 1'90 o 2'00 metros, vestia un traje negro de tres piesas junto con una camisa blanca, combinando a la perfecciòn con sus cabellos oscuros cual noche sin estrellas peinados hacia atras pero con algunos rebeldes mechones que adornan su blanco y terso rostro, el cual solo era interrumpido por una ligera barba, dandole un aire juvenil, peligroso. Sin embargo, todo esto quedó en segundo plano al ver aquellos brillantes y heterocromáticos ojos, azul cielo y verde tierra, los cuales me recuerdan a los ojos de un amante en pena, pero bajo todo ese dolor puedo ver un pequeño brillo de añoranza y ... ¿amor?

Anonadada por esto quedo muda, mi cerebro deja de responderme, quedándome en blanco, sin embargo, de alguna forma recuerdo que este me ha hecho una pregunta. Lastimosamente, soy incapaz de recordar cual es.

- ¿Qué?- Contesté aun confundida.

- La pintura, es una de las mejores obras del artista.- Responde mirando fijamente la pintura, como si esta fuera su único interés; sin embargo sus rápidos y descuidados vistazos a mi rostro por el rabillo de los ojos, me decían que aquel extraño hombre estaba esperando de que de alguna manera no solo me interesara en su charla, sino también, de alguna forma, en él.

- Si, ciertamente lo es - Contestó con tristeza al recordar el sentir que aquella obra me había causado momentos antes

- ¿Conoces la historia tras este cuadro? Si no es así estaré gustoso de explicartela- Pregunta con un tono que no logro identificar

- No, y si te soy sincera dudo que en algún momento se me de por averiguar- Respondió con desgana mientras volteo nuevamente a ver la pintura.

- ¿Puedo preguntar el porqué? - Comenta divertido. Me parece extraño su diversión, pero prefiero centrarme en responderle.

- Sé que es importante conocer la historia tras la obra, la intención del autor y el mensaje que este quería transmitir, para poder apreciarla correctamente y todo eso. Pero, francamente dudo que sea lo que sea que el autor haya querido transmitir o hacer con su obra cambie o mejore de alguna forma el cómo me siento en estos momentos al verla. Así que si no va a hacer nada, de nada me sirve saberlo, solo llenaría mi mente de conocimiento innecesario- Respondo con seriedad mirándolo a los ojos para que entienda verdad tras mis palabras.

Él sonríe, he inconscientemente lo hago, hay algo en aquel hombre que me resulta extrañamente agradable, inconscientemente deseo agradarle, sonreirle, estar a su lado, frunzo el ceño al darme cuenta de las emociones que este hombre causa en mí. No me agrada. No suelo confiar tan fácilmente en la gente, pero por alguna maldita razón algo dentro de mí me obliga a querelle, a confiar en él.

- ¿Qué sientes cuando la ves? - Pregunta sacándome de repente de mis pensamientos, pestañeo unos momentos tratando de concentrarme para salir de mi ensimismamiento y responderle. Solo faltaron unos segundos para que mi mente conectará los puntos para entender su pregunta.

Suspiro lentamente y me volteo hacia la pintura, no se cuanto tiempo me quedo mirándola, tratando de discernir alguna de las miles de emociones que aquella obra causa en mi.

- Tristeza- Respondo finalmente, después de lo que a mi parecer fue una vida.

- Ya veo- Comenta con tristeza el hombre. De repente una molesta necesidad de hacer que vuelva a sonreír me inunda. Trato con todas mis fuerzas de frenarlo pero cuanto más lo ignoró más fuerte se vuelve. Suspiro molesta rindiéndome al sentir. Me volteo hacia él y le sonrió

La Reina Blanca   --- El precio del poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora