Duxo ensaladita. Donde todos caen por Duxo, ¡Sin importar quien!
꒰ᐢ. .ᐢ꒱. 𝗧𝗪𝘀 .ᐟ
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- mayormente Humor + Explícito
- todas son historias separadas.
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Los 90's, que hermosas épocas.
Mas bien, su rutina no era tan hermosa. Se la pasaba de fiesta en fiesta, mujer en mujer, cama en cama, trago en trago, pero, era ya un joven, ¿Quién lo iba a detener? Sus padres estaban tan ocupados en trabajar que su ultimo pensamiento era su hijo.
Pues ser un inquieto hormonal de 19 años no era algo que se sentía orgulloso, pero era su manera de distraerse, mientras otros callaban dolor en lesiones o llantos, el lo hacia en fiestas alocadas o alcoholes casi radiactivos.
Claramente prefería el rumbo de su vida a cualquier otra, ¿Habían mejores rutas? Claro que sí, pero cada uno calla sus pecados y pensamientos como quiera, ¿No?
Porque ser hijo de grandes empresarios y cara del país era muy cansado por la falta de empatía y atención de estos mismo, Lucas Castañeda, ¿No estas cansado de todo esto?
Y la respuesta era obvia, un simple no.
Sus notas no eran las peores y menos eran las mejores, había un pequeño equilibrio que lo mantendría estable, la universidad no es algo simple.
Tampoco es como si fuera a contener algún tipo de regaño por parte de sus progenitores, ya no eran parte de su atrevida vida. O asi la llamaba.
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Era otro maldito sábado, sin nada importante que pasase, nada más que otra simple fiesta a la cual iría a emborracharse y jalarse a alguna chica o chico que le pareciera interesante, o una buena oportunidad.
Él sabe que era guapo, sabe que cualquiera que lo viera estaría ante sus pies con una simple sonrisa y vista a su cuenta bancaria.
Así que tendría mil y un pretendientes, varios "amigos" invitándolo a fiestas que terminarían con la piscina en el techo, con doce extraños en el baño o hasta su pared hecha mierda.
Pero así es la vida, una perra, y la trataría como una.
Un sábado más, o uno menos en su vida, daba igual, uno de sus amigos más cercano había preparado una fiesta, nada mas ni nada menos que Natalan, ¿Quién no se lo esperaba?
Un traje por aquí, otro por allá, podría vestirse como un rarito y aún así tendría una docena de necesitados rogándole por atención, lo sabía.
— Oye mierda, ¿Ya vas a llegar?, las buenas ya están llegando, y esperan por ti. — La voz de su aparato comenzó a sonar, la voz era cansada y la conocía como la palma de su mano.
— Aquino, acabo de salir, pídeme un trago fuerte para ir empezando por esas. — Una risa femenina resonó por el teléfono.
