Cap 2

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"Con mi llanto apagar este fuego que hay dentro."

Miró a su casa por unos minutos, observando cada detalle que esta le presentaba. Buscó la llave entre su mochila y caminó hacia el porche.

Entró, todo estaba silencioso, ni una mosca se escuchaba molestando por ahí. En su propia casa se sentía solitaria, dejo sus cosas en el sofá y llegó a la cocina. Preparó algo para almorzar, su estómago rugía en su interior. Sacó un plato; jamón; queso; mayonesa y tomate. Hoy no fue su mejor día... bueno, no siempre tenía los mejores días, casi nunca la dejaban de molestar. Se sentía realmente mal emocionalmente. Empezó a llorar. Las lágrimas caían sobre sus mejillas rojizas, dejó que estas se deslizaran por su rostro. Con la mano hecha puño la pasó por su nariz, negó con la cabeza tratando de convencerse a si misma de que no importaba lo que ellos dijeran. Sabía que no era así. Aquello le importaba, y mucho. Era la forma en la que ellos se veían y Winter también se observaba de tal forma.

Todo lo que tenía en las manos lo soltó en el fregadero. Corrió a su cuarto subiendo las escaleras, dobló a la izquierda y cerró con un portazo la puerta. Busco entre sus cajones su linda navaja dirigiéndose al baño, y se miró al espejo.

"¡Eres fea!"

"¡No vales la pena Winter. Despierta!"

"Si ambos nos matáramos seriamos felices ¿No lo crees?"

Repitió su mente; su consciencia en ella. Se pasó la navaja por la muñeca, se abrieron viejas heridas y se hizo nuevas. La sangre corría sobre estas y alrededor del brazo. Winter no quitaba la vista de su reflejo, no miraba lo que estaba haciendo; odiaba hacerlo.

Sus ojos se presionaron con fuerza, por estos caía agua como una cascada, se sentía una fracasada.

La única razón por la que seguía con vida y con su corazón latiendo era por su padre. Ambos sufrieron cuando Taeyeon murió. Ella era la alegría de la casa, sin ella, ahora los dos eran aburridos, blancos; negros y grises, no había color. El audio del recuerdo de su risa se esfumaba entre las paredes, todo se iba con los días, las semanas y los meses.

Quería a su padre tanto como a su madre y no lo dejaría solo en esto por más que ella sufriera. Lo amaba más que a nada... era la única persona que le quedaba.

- ¿Winter? ¿Estás ahí? - Su padre golpeo suavemente la puerta.

Le costaba abrir la boca para hablar pero no quería preocuparlo. Tomó aire y contesto.

- Sí, me iré a bañar. - Dijo y se quedó callada. No quería que sus sollozos se escucharan.

- ¿Estás bien, cariño? - Preguntó preocupado.

- Sí papi -

Y claramente no lo estaba.

Y así como le dijo a su padre, entró a la ducha. Tal vez sería bueno algo relajador. Sus heridas ardían bajo el agua pero, ¿Qué mejor que sufrir? Así Winter se sentiría bien con ella misma.

Enredo una toalla alrededor de su cuerpo. Secó su cabello con una toalla más pequeña para después salir del baño con una venda cubriendo las recientes heridas. Su padre sabía su secreto. Un día, junto a su mamá, la encontraron en el baño tirada a punto de morir. Se había abierto tanto aquella vez que la sangre que perdió fue una gran cantidad.

Flashback.

- Win, mi niña ¿Dónde estás? - La dulce voz de su madre sonó por toda la casa.

Nadie respondió.

- Tal vez esta durmiendo. - Dijo su padre, acariciando el brazo de su mujer.

Recién habían llegado de una cena importante y Winter se había quedado sola.

- Está bien. Iré a su habitación para ver como esta. - Le sonrió y empezó a subir las escaleras.

La luz de su habitación brillaba. Entonces su madre pensó que ella estaba despierta. Entró y vio la luz del baño prendida. Entró corriendo y vio a su hija tirada en el suelo con una navaja a un lado de ella. La sangre estaba esparcida por todo el lavado y el piso.

- Taeyeon, ¿Qué sucede? - Su padre llegó por detrás y vio a su esposa tirada al lado de su hija, llorando.

El hombre, inmediatamente se fijó en el pulso de su hija. Este era muy suave, apenas notorio. Tomó a Winter en brazos y bajó las escaleras.

Cuando llegaron al auto, Winter comenzó a moverse incómoda en el asiento. Hablaba entre dientes, no se entendía lo que decía. Taeyeon lloraba desconsoladamente, mientras Hyunbin sentía su corazón hecho pedazos al ver a su hija de esa manera.

Fin del Flashback.

Salió de su habitación ya vestida. Llevaba unos pantalones largos holgados y una camiseta suelta. Sus heridas estaban cubiertas por unas gasas pero la sangre ya no sobresalía de estas. Bajó las escaleras y al ver a su papá, fue a dónde el y lo abrazó. Dio un beso en su mejilla para luego verlo reír y se sentó en frente de donde estaba Hyunbin.

- ¿Cómo estuvo tu día? - Dijo su padre dando un mordisco a la pizza.

"Horrible."

- Bien. - Sonrío. - ¿Y el tuyo? ¿Volverás a trabajar ahora?

-Sí, debo ir. Volveré como para las once, ¿Si? -

Winter asintió y bajo la cabeza. Casi nunca lo veía en los días de trabajo. Se iba más temprano de lo que ella se levantaba y hay veces que el almuerza en el trabajo. Llega la noche y se va directamente a dormir por el cansancio.

Cuando se dio cuenta, su padre se levantó de la silla y beso su frente antes de salir por la puerta.

Estaba sola.

"Sola."

De nuevo.

Vio la pizza en frente de ella, tomó una porción y la puso en un plato; caminando hacia la sala y prendiendo la televisión. Su mente estaba perdida. Al mirar la pantalla no sabía que había. Toda ella sentía que el mundo no existía, y eso se sentía bien en ese momento. Un dolor fuerte en su muñeca la hizo despertar del sueño imaginario que se estaba creando y se dio cuenta de que volvió a sangrar. Corrió al baño, se quitó la venda y metió todo el brazo bajo agua fría. Cerró los ojos con fuerza. Ardía. Ardía mucho. Las lágrimas saliendo de sus ojos al ver que se estaba infectando. Así que tomó el alcohol de los estantes y los algodones.

Cada vez que el líquido tocaba sus heridas sentía como si corría fuego por sus venas. Sentía como si su sangre era hecha de fuego. Lo apretó más, debía aprender a sufrir para ser fuerte.

"No llores estúpida. Se fuerte imbécil."

Su mente la recriminó. Parecía que una persona que no era ella controlaba su mente mediante controles remotos, palabras y engaños. Miró el techo y se mordió el labio para evitar que las lágrimas siguieran cayendo, cuando empezó a sangrar su labio, lo soltó.

Las lágrimas ya no salieron, y su dolor no sanó.

Let Me Die || WinrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora