El escapista

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Oye, amigo, ¿Tienes cambio de un billete de treinta?— Me preguntó alguien en el autobús, me quité los audífonos para oírle mejor...

—Perdón, ¿Qué dijo?— Me acomodé en el asiento, que no era especialmente cómodo...

Es que necesito monedas, ¿Puedes cambiarme por un billete de treinta?

—Lo siento, no tengo monedas.— Vi hacia la ventana junto a mí, el paisaje era algo deprimente si soy honesto...

Traté de estirarme un poco, llevaba horas en ese asiento, sin moverme, no tenía idea de a donde estaba yendo, lo único que sabía era que no podía volver a ese lugar...

No con él ahí, era peligroso, si volvía a intentar pelear con él, seguro que me iba a dejar peor que la última vez, y eso que apenas pude irme...

Solo pude traer conmigo un viejo walkman y unas cintas de música que no conozco de nada...

Una vez supe que estaba lo suficientemente lejos de todos los que conocía, me bajé del autobús, era de noche, y los grillos hacían una sinfonía horrenda, no tenía dudas, ese era el lugar perfecto para alguien como yo.

Me acerqué a un motel cerca de la calle, en donde una señora me hizo pocas preguntas antes de darme una habitación, siempre tuve una relación de amor/odio con estas situaciones.

Las llaves que me dieron estaban mal cuidadas, tardé un poco en abrir la puerta de la habitación, y cuando ño logré, vi un cuarto mugriento, el olor a humedad era obvio...

Al menos tenía un baño, entré con cuidado, y ese hedor me seguía mareando un poco, me quité lentamente el abrigo, y luego la camisa, para observar la herida que tenía en el abdomen...

Había logrado retener la sangre todo el día, pero obviamente no iba a seguir funcionando, esta vez no me estaba curando, esas cosas siempre me pasan, cuando es el quien me ataca, las heridas duran más.

Decidí que me daría el lujo de ducharme, la bañera de un motel tan feo no era uno de los lujos a los que me había acostumbrado, pero estaba mejor luego de sumergirme en el agua fría...

Tras un momento, hundí mi cabeza bajo el agua, observando hacia el techo mientras el agua me inundaba los pulmones...

Luego de unos cuantos minutos bajo el agua, sentí la herida de mi abdomen finalmente cerrar, y entonces pude dejar de estar ahí abajo...

Es uno de los problemas de no poder morir, aveces mi cuerpo no sabe si sanar es la opción correcta, el frío siempre es un buen activador cuando pasa eso.

Tomé una de las toallas que estaban cerca de la puerta, mientras me secaba y me volvía a vestir, no pude evitar pensar en como todo en mi vida se fue al diablo tras la guerra...

Me recosté en la cama, pero los que son como yo no dormimos, no es que no queramos, es que simplemente no podemos hacerlo, desde que fui mordido, como hace diez años, no he podido tener ni una noche de sueño...

Escuché a alguien subir las escaleras afuera de mi habitación, el motel tenía paredes muy delgadas, parece que esto es de lo más bajo que he caído...

Vampiro.— Oí una voz al otro lado de la puerta de la habitación, y un segundo después, vi a alguien tirarla de una patada...

Solté un chillido, y luego me lancé hacia atrás de la cama, que levanté para cubrirme del cazador.

Por favor, ahora no, no estoy haciendo nada.— Grité, tratando de pensar en qué hacer, mis habilidades estaban reducidas luego de el estrés de los últimos días...

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⏰ Última actualización: Oct 11 ⏰

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Postmortem: colmillos y estacasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora