El retorno a GF

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Había sido una suerte que el pequeño demonio azul no hubiese hecho ningún ruido; y si Dipper tuviese tiempo de checar en el interior de su chaqueta, podría entonces jurar que venía dormido en ella.

— ¡Dipper! — jadeó el menor deteniéndose en un pasillo—. Ya no puedo seguir corriendo. El susodicho se giró a verlo con gesto comprensivo y se acercó al otro.

Gideon, incluso en ese universo, seguía siendo bajito y rechoncho; estaba claro que su resistencia era casi nula ante persecuciones o carreras.

—Podemos dividirnos, si estos pasillos se conectan al final, o si llegan a una salida. Alguno de los dos tiene que tener suerte. ¿No crees? —el chico se enfocó en su respuesta mientras colocaba uno de sus dedos en el mentón, dando un aire cliché al asunto. Sus pensamientos fueron interrumpidos por luces de color blanco que comenzaron a rodear el camino que ellos habían escogido anteriormente.

— ¿Qué esperamos, entonces? —preguntó. Las piernas del castaño comenzaron a moverse rápidamente hacia un pasillo, dejando solo a Gideon.

— ¡Dipper, espérame! — gritó el chico de cabellos claros a la vez que intentaba seguirle el paso y estar al menos a 2 metros de distancia de éste.

No pasó mucho tiempo para que el chico de ojos azules perdiera de vista al castaño y comenzara a preocuparse de su ubicación y que haría. El sudor comenzó a empapar sus pálidas mejillas a la vez que sus piernas le comenzaban a fallar. Nervioso, se forzó a caminar hacia el primer camino que encontró, al azar. Estaba rogando en el interior que no hubiera nada allí dentro que pudiera perjudicarle.

Fue una mala idea, y también una equivocación.

— ¿De verdad crees que es tan fácil engañarme y pasarme por alto? —el dueño de la pregunta estaba detrás de él, o eso creía, pues el volumen y la claridad que tenían sus palabras tenían el mismo nivel de una persona hablando que estaría frente suyo. Antes de que pudiera voltearse, la mano del sujeto tapó su boca mientras que la otra amenazaba su cuello, usando un cuchillo de hoja delgada. Un ligero brillo turquesa salía de ella, dándole un aire más peligroso — ¿Por qué viniste aquí?

Era más que obvio que el sujeto era Dipper, o al menos, su personalidad contraria.

De un milagro, logró soltarse del cuerpo del castaño. Éste sólo soltó un gruñido al ver cómo se zafaba de él tan fácilmente. Gideon cayó al suelo, provocándose un raspón en la rodilla.

—No lo entenderías, esto no se trata sólo de mi... ¡Otras dimensiones están en peligro! —los brillantes ojos del chico mayor se entrecerraron con molestia.

—No, tú no lo entenderías. No deberías de meterte en asuntos que no puedas controlar, pero aun así lo haces—su tono de voz era condescendiente, provocando que el albino se hundiera de miedo. El chico comenzó a acercarse peligrosamente a él.

Levantó al más bajo con la ayuda de su medallón mágico y lo acercó hasta la altura de sus ojos; la victima evitó la mirada del Gleeful, mirando hacia el suelo e intentando enfocarse más en la tierra de éste que en el rostro del mayor.

Gritó de dolor al sentir el impacto del torso de la pared contra su espalda y la mano de Dipper apretando su cuello, dificultándole el respirar. El cuchillo del chico se ubicó cerca de su pecho, sin ser sostenido por el dueño.

—No me ocultes nada, pedazo de basura. Me regresas lo que te robaste, o la próxima vez que nos encontremos no tendré piedad de ti. ¿No te parece un trato justo a cambio de salvar tu vida?

Gideon tragó saliva preguntándose si en verdad, ambos compartían la misma edad.

Nadie podía ser tan malvado ¿O sí?

Gravity Falls El Cuarto Diario (Reupload)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora