El mundo entero esta siendo dominado por una enfermedad mortal donde convierte a todos en muertos vivientes. Solo unos pocos de la academia Fuzita pudieron sobrevivir a la catástrofe, en el cual estarán juntos tratando de sobrevivir al presente apoc...
Aun quedaban 30 minutos para que la fiesta comenzase, donde nos centraremos en la amiga de la infancia de Tatsumi, Nia Shitori. La cual aun se encontraba en su casa, donde estaría dando sus últimos repasos sobre su vestido y maquillaje. Justo en ese momento que estaba delante del espejo poniéndose los pendientes, alguien golpearía la puerta un par de veces, para después escuchar la voz de una mujer.
- ¿Nia? ¿Estas lista? - Pregunta una mujer mientras abría la puerta, tratándose de la madre de Nia, Masako Shitori. - Tenemos que irnos.
Masako es una mujer de unos 30 años, con el cabello negro largo y ojos de color rojo, igual que su hija. Su complexión es delgada y formada, pero no tan exagerada, ya que ella es inspectora en la comisaria de Kansen. Y aunque este en la edad de los treinta, se conserva bastante bien gracias a su ejercicio matutino. Algo así:
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- Lo se. - Poniéndose el pendiente y dar un giro lento de 360º para que su madre la viera. - Y... ¿Cómo me veo?
- Estas preciosa. Seguro que ha Tatsumi le encantara. - Dice Masako con una sonrisa y de brazos cruzados mientras la miraba de arriba y abajo.
Nia estaría llevando un vestido negro largo que llegaría hasta sus tobillos, pero esta tendría una parte al descubierto en el lado derecho donde mostraría su perfecta cadera y pierna. En la parte de arriba cubriría su pecho, para luego la tela continuar hasta el cuello donde seria sin mangas y traslucido, teniendo toda la espalda al descubierto. Su pelo estaba suelto pero perfectamente peinado, también sus labios brillaban y estaría usando delineador de ojos.
- Fijo que se enamorara de ti nada más verte.
- ¡Q-Que estas diciendo! ¡Yo no lo hago para que ese idiota se fije en mi! ¡Simplemente quise ir un poco más arreglada! - Cruzándose de brazos y apartando la mirada, aunque era muy notable el sonrojo en su rostro. - ¡Hmpf!
- ¿Oh? ¿De verdad? Yo pensaba que te gustaba. - Dice Masako con una sonrisa picara provocando que Nia se sonrojase mucho más.
- Te lo he dicho, ¿no? ¡Que no es así! El no es mi tipo de... Es solo un amigo...
- De acuerdo, no voy a insistir... - Dice ella encogiéndose de hombros y negando con la cabeza. - «Mentirosa. Después de todo sonreíste sin darte cuenta.» - Pensó Masako con una sonrisa mientras observaba a su hija, la cual aun se miraba en el espejo para ver que todo estaba bien. - Bien. Vámonos, si no llegaras tarde.
- ¡Si!
Ya estando ambas preparadas, se pusieron en marcha dirección al lugar donde se producía la fiesta, tratándose de un antiguo almacén abandonado. A Masako, al ser la inspectora, no le gustaba la idea que hiciesen todos los años la fiesta en ese sitio abandonado, después de todo ella podría prohibir que vayan en cualquier momento. Pero no tuvo más remedio que hacer la vista gorda por su hija y por Tatsumi, ya que ambos le pidieron que no hiciera nada.
