Secuestro: ¡Oh, no!

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Usa no podía hacer nada, intentó librarse de la atadura, pero fue en vano.

En una silla desgastada, estaba colocado él. Las cuerdas, con supuestos nudos, se enroscaban en su torso y sus brazos, apegando fuertemente a ambos en sí contra el asiento.

¿Quién era su secuestrador? ¿Por qué lo secuestraron? Un sin fin de preguntas invadía su mente. Lo que complicaba más su cuestión de dónde se encontraba era que, por mala suerte, llevaba los ojos vendados. Dedujó estar en un cuarto, que contenía oscuridad, y por una puerta semiabierta, escapaba un rayo de luz, percibiendo a través de la tela.

Lo envolvió el miedo. ¿Iban a matarlo o a amenazarlo?

De pronto, las bisagras de la puerta rechinaron abriéndose, vislumbró una silueta. El intruso se encaminó hacía Usa en pasos suaves pero rápidos. El estadounidense percibió un aroma, un aroma malditamente adictivo. Lo confundía.

—¿Quién eres, maldito? — Habló Usa, pretendiendo no tener temor—.

El omega tomó su mentón.

—El amor de tu vida -contestó el peruano. soltó una risa y sonrio.

—¿Qué? - Usa juraba que iba a gritar por tal broma hecha en una situación así, pero se enredó de incredulidad cuando notó la familiaridad en la voz perteneciente a su secuestrador- ¿Qué...?

—Tranquilo. Soy yo...—Reveló, divertido—, Perú —quitando aquella venda a Usa.

— ¡Por dios, Perú! -Exhaló de manera ruidosa-. ¡Qué susto me diste! ¡Libérame, y salgamos de aquí!

— ¿Por qué?

—¡Porque sí, Perú! —Exclamó, frustrado—.

"¡¿Es que no te das cuenta de que fui secuestrado...?! ?!", Pensó Usa.

—No, gracias —Respondió Perú, sin importarle la orden del estadounidense—. Así nomás.

"O... simplemente eres tú, mi raptor", Concluyó.

—México te trajo aquí —delató—, me encargó que yo te vigile, o como yo lo refiero: Que te cuide —Suspiró—. Por eso, no te puedo dejar libre.

—¡México está loco!

—Más respeto con mi hermano mayor, Usa—Llevó ambas manos a sus caderas, enfadado-.

- ¡¿Entonces por qué me ató a una estúpida silla?! –Protestó Usa-.

- Él no te ató...-Susurró Perú-

- ¿Qué?

-so – El peruano se encogió de hombros, mirando a un lado.

-Perú... ¡Sácame de aquí antes de que venga México y me haga cosas horribles! –Gritó y se sacudió, intentando aflojar las cuerdas.

- Perdóneme, pero soy aliado de México –Levantando el dedo índice a la altura de su mejilla—. Nunca lo traicionaría.

Usa tenía roja la cara del enojo por muchas razones, que propulsaban al exterior con gestos. Estaba molestó porque Perú apoyaba a su ¡Enemigo! ¿Quién rayos hacía eso? ¡Era una completa traición! Usa, desde los 5 años, dedicó toda su atención en el peruano ¿Por qué? ¡Porque lo amaba ridículamente! Hasta era evidente que Perú haya descubierto que Usa era capaz de hacer todo por él. Literalmente. Pero ver como único e inigualable amor de tu vida te espera con el cuchillo a la vuelta de esquina. Metaforicamente.

-¿P-por q-qué...? –Tartamudeó Usa-. Mierda... -Su cabeza se inclinó hacia abajo, en signo de padecer un rechazo indirecto-.

Tal vez... Tal vez el destino ya decidió el cuento de su vida y lo transcribía a su realidad. A veces, Estados Unidos le alzaba la voz a Perú, no por agresión, sino por estar estresado de que, desgraciadamente, su amor no sea atrapado por el peruano, o simplemente de trabajo, mucho oficio.

-¿Tan apuesto y ya resollas de ira?-antes de sosegar la desesperación inminente del estadounidense, cuyas manos fueron arropadas por las suyas, las cuales presionaron levemente por inercia al inclinarse el peruano en dirección al rostro ajeno-¿Acaso no disfrutas de mí, no como yo a ti?- rozó narices y lo contempló con anhelo.

Estados Unidos enmascaró su deseo con sorpresa, cuando la mirada vigorosa y apasionante se halló la oportunidad de verlo, no a él, sino a su corazón avergonzado. ¡Estaba desnudando su sentimientos! ¡CON UNA MIRADA!. Usa, de antemano, experimentó el pudor más feroz.

Si Perú descubría ser amado por él, aunque tal vez ya lo sabía, inciertamente, moriría, PERO DE RECHAZOOOOOOOOO

-Nooooo -intentó gritar el estadounidense que termino como susurro

-¿Ah?

-Es que no te escuche – mintió, abochornado

Ambos no creían tal explicación falsa, pero Perú decidió seguir el juego absurdo:

-Así que, ¿no oyes bien? -inquirió, incorporándose- ¿Quieres que te lo vuelva a decir? –Susurró en su oído, supuestamente, incitando a lo carnal, y acaricio la cara de Usa por detrás de él con ambas manos para provocarlo.

Entonces, choco en la mente de Usa una ocurrencia acertada: Perú le estaba coqueteando.

"¿De qué manera me mira? ¿Romántico? ¿Erótico? ¿Interesado? Porque Perú no es así, sino tranquilo y puro" Pensó el de pelo blanco con mechones azules.

Sin embargo, Estados Unidos se atormento, amaba a Perú, se arrodillaría ante él para mostrar su lealtad, besaría su maldad cual defecto si es que existieran, postraría su corazón para aliviar el dolor de su amado si es que sirviese. Pero el mundo de Estados Unidos tenía un pecado, un fruto prohibido, una tentación sexual: Jamás enlazarse eróticamente con Perú si no se presentaba una relación amorosa de por medio, es decir, no estaría con Perú solo por sexo, y no por amor. Serían egoístas, se harían daño mutualmente. Porque el placer es más hijo del egoísmo que de la esencia de cupido.

No sabía que responder ante tal insinuación, por lo que optó por afirmar inseguro con un sí.

-Que si disfrutarías de mi comida, mi sueño americano -respondio apacible el peruano, abrazándolo.

Estados Unidos se sonrojo.

-Hice lo que te gusta. Tu plato favorito.

"tu amor" imaginó, aún con las mejillas encendidas, bajo la vista Usa.

Perú apoyo sus manos en sus propios muslos, recargando su peso, agachándose levemente, ,después de posicionarse delante del Alfa.

-¿Te lo traigo?

Estados Unidos, embelesado por la belleza, no podía dejar de observarlo. Esos ojos almendrados y dominantes, tan finos, tan grandes, dorados como el fuego que quema todo rastro de vida, otra vez, le robaban el suspiro de agonía de su corazón.

-Adivina que plato es y a cambio te doy algo muy valioso...

Como movía esos labios prominentes y jóvenes, que danzaban con singularidad, seduciendo hasta al alfa más arrogante, tan rojizos como se imaginaba la fruta prohibida de Edén.

-No... no lo sé

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⏰ Última actualización: Jan 07 ⏰

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