Valentin aún no lograba entender como había llegado a esta situación. El aire en sus pulmones se escapaba rápidamente mientras exhalaba agitado, el sudor en su cara lo hacía sentir sucio y sus piernas temblaban.
Sin embargo, él seguía corriendo. No podía parar, no ahora, no cuando aquellos tres chicos de corrían detrás de él con objetos peligrosos en sus manos. Nunca había sentido tanto miedo como en ese momento, creyó que iba a morir cuando esos mismos chicos se acercaron hacia el minutos antes fingiendo amabilidad, aunque él había notado el bulto inusual en los bolsillos de sus camperas deportivas. Y corrió, sin mirar atrás ni un segundo, no se detuvo para ver si alguien aún lo perseguía.
– ¡Eh! ¡Colorado! – La voz desconocida lo asusto todavía más, si es que eso era posible. – Soy Agustín, de la escuela, deja de correr, por favor.
Y fue ahí cuando detuvo abruptamente sus pasos, siendo alcanzado rápidamente por el castaño. Lo observo, sintiendo como su alma regresaba a su cuerpo, y no pudo evitar abrazarlo, como si su vida dependiese de aquello. Lo aprisiono con sus brazos durante unos minutos mientras su respiración se normalizaba y sus lagrimas desaparecían.
– ¿Hace mucho te estaban corriendo? – Valentin se vio incapaz de responder con palabras, por lo que se limito a asentir, sin alejarse del cuerpo ajeno. Agustín no se conformo, pero evito seguir haciendo preguntas. – Vení, vamos a mi casa que estamos acá nomas.
Ambos chicos caminaron apenas unas cuadras de aquel barrio desconocido para colorado, a veces cruzando calles de tierra. Valentin se sentía incómodo, como sapo de otro pozo. Agustín sentía vergüenza de su barrio, no por su fachada, sino por como recibió a su compañero. Ambos sabían qué no iba a ser una buena idea realizar el trabajo práctico en la casa de Agustín, pero Valentin se negó rotundamente a recibir al castaño en su hogar, aunque en este momento se estuviese arrepintiendo por completo.
Aún algo agitado, Valentin pudo divisar frente a ellos un complejo de, según él, departamentos algo deteriorados, parecía un pequeño barrio privado en horribles condiciones. Definitivamente no era como su barrio, había una inmensa reja oxidada que rodeaba todo el terreno, el cual contaba con tres grandes edificios de pequeños departamentos en el y una pequeña plaza, o simplemente juegos aleatorios para los niños del lugar, ocupando espacios vacíos entre cada estructura. No se sorprendió cuando Agustín le indicó que ingrese al lugar, menos cuando todos los chicos que revoloteaban por la plaza se acercaron efusivamente al chico y al él lo observaron con desconfianza.
Una vez los niños regresaron a sus actividades, Agustín guió a Valentin hacia su hogar. No alcanzaba a ser ni la mitad de su casa, había varias manchas de humedad y parecía vieja, sin embargo la bonita decoración disimulaba las imperfecciones, haciéndola sentir acogedora. Apenas contaba con tres habitaciones, siendo dos de ellas el baño y la cocina. Sin embargo, se veía mucho más bonita de lo que aparentaba por fuera.
– Es linda tu casa... – Afirmó distraido Valentin, mientras notaba algunas fotos familiares en las paredes. Posó su atención en una en particular, donde un pequeño Agustín con la camiseta de San Lorenzo sonreía ampliamente en brazos de quien parecía ser su padre.
– Gracias, no será tu mansión, pero algo es algo. Toma un poco de agua, estas agitado todavía. – Respondió Agustín, acercandole a su compañero un vaso decorado con el escudo del club azulgrana. – El de la foto es mi viejo.
– Si, me di cuenta, son idénticos. ¿Él vive acá con vos? – Valentin notó como la pregunta incómodo a Agustín, e inmediatamente se sintió culpable.
– No, se fue hace banda, tiene otra familia, vive con ellos. Esta por acá cerca, pero casi nunca lo veo, tampoco me importa igual, así que no me mires haciendo pucherito. – Agustín sonrio al ver como el colorado cambiaba por completo su expresión facial, frunciendo sus cejas en un gesto de enojo fingido.
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Monoblockero - Gialen
FanfictionAgustín podrá no vivir en un barrio privado como Valentin, pero puede enseñarle que en los blocks la pasan piola