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La tarde se deslizaba suavemente en la plaza, donde Izuku, Katsuki y Yuki disfrutaban de un momento juntos.

Yuki jugaba felizmente con el arenero con otros cachorros que conico en el lugar mientras que Izukule pasaba un sonajero que parecíaun dinosaurio, ambos adolescentes vieron como al bebr riendo con inocencia mientras hacía sonar el juguete y cavaba en la arena

Izuku, con su habitual actitud fría y seria, estaba absorto en sus pensamientos mientras comía un pudin de chocolate.

Finalmente, el peliverde rompió el silencio con palabras que resonaron en el aire con un tono cortante y directo.

- Katsuki -comenzó Izuku, su voz fría y distante - he estado pensando... ¿me dejarías adoptar a Yuki?

Katsuki se quedó momentáneamente atónito por la pregunta, su expresión una mezcla de sorpresa y confusión.

- ¿Qué estás diciendo, Deku? - respondió, su voz cargada de incredulidad - ¡No puedes estar hablando en serio!.

Izuku mantuvo su mirada fija en Katsuki, su rostro impasible mientras continuaba.

- Estoy hablando muy en serio - afirmó. - Convertido en miembro de mi familia, Yuki tendría grandes ventajas. Tendría acceso a una vida llena de lujos y comodidades. Podría tener todo lo que desee y una infancia que tú nunca tuviste.

Katsuki se levantó de su asiento, su expresión un torbellino de emociones.

- ¡Esto es ridículo, Deku!-  exclamó, su voz llena de frustración -Yuki es mi hijo, ¡mi sangre! No puedo simplemente entregártelo como si fuera un objeto. Lo amo más que a nada en este mundo y haré cualquier cosa por él.

Izuku no mostró signos de emoción mientras escuchaba las palabras de Katsuki.

- Entiendo -  respondió simplemente, su tono tan frío como siempre - Pero quería ofrecerle algo mejor... algo que tú no puedes darle.

Katsuki miró a Izuku con intensidad, su corazón lleno de determinación.

- Lo que Yuki necesita no son lujos ni riquezas - dijo con firmeza - Lo que necesita es amor, cariño y una familia que lo cuide. Y eso es algo que nunca podrías darle, Deku.

La plaza se llenó de la tensión palpable entre los dos hombres, cada uno aferrándose a sus convicciones con fuerza.

Y en medio de todo, Yuki seguía jugando felizmente, ajeno al conflicto que se desarrollaba a su alrededor.

Izuku volvió a hablar con un tono más demandantes y enojado que antes

- Katsuki, soy capaz de lo que sea por estar con este bebé - declaró Izuku, sus ojos ardientes con determinación - Tú pon los términos y yo los cumpliré. Tengo suficiente dinero para darle una buena vida y mi familia lo acepta. Katsuki... dame los términos... haré lo que sea porque Bodoque sea mío y solo mío... así tenga que hacerte mío a ti también. ¡Sé mío, Katsuki, y Bodoque tendrá una buena vida, y tú también! Piénsalo... márcame, y te daré lo que quieres, y yo también obtendré lo que quiero... algo que me llene por dentro.

Katsuki se sintió abrumado por la intensidad de las palabras de Izuku, su lobo interior alborotado y su corazón latiendo con fuerza. Por un momento, consideró la posibilidad de aceptar la propuesta del omega, de ceder ante sus deseos y permitir que el lazo entre ellos se fortaleciera aún más.

Pero entonces, la voz de la razón se alzó en su mente, recordándole las consecuencias de sus acciones.

- ¿Por qué, Izuku? - preguntó Katsuki, su voz apenas un susurro cargado de emoción. - ¿Por qué te ofrecerías a marcar a alguien a quien no amas? ¿Estás dispuesto a renunciar a una vida con alguien a quien sí ames por mi hijo?

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