En una tarde tranquila en el condado demoníaco, el caballero y Priscilla disfrutaban de un momento de paz pasando el rato juntos, pero por un descuido de Priscilla el caballero terminaría siendo hipnotizado y obligado a cumplir con todas las ordenes...
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(Narrador): Era de tarde en el condado demoníaco, y nuestra historia tendría comienzo en la resguardada mansión que alguna vez le perteneció al ex-conde Claudio.
Dentro de esta, se encontraban dos personas jóvenes jugando a las cartas mientras esperaban a que pasaran las horas.Estos eran el caballero fachas y su muy querida amiga Priscilla, la noble mitad vampiro y mitad demonio.
-- ¿Tienes un 8? -- Preguntó aburrido el caballero quién barajeaba sus cartas y fijaba su vista en la bella chica noble de pelo blanco -- (Caballero)
-- Ve a pescar -- Respondió ella ordenando sus cartas de corazones -- (Priscilla)
-- Esto... ¿Tienes un 6? -- (Caballero)
-- Nope, ¡Gané! -- (Priscilla)
Con un tono orgulloso, la joven noble, Priscilla, lanzó sus cartas a la mesa mostrando varias cartas que indicaban su victoria.
El caballero solo volvió a suspirar mientras dejaba caer sus cartas al suelo y fijaba su mirada en el techo.
-- Ah, Priscilla, no es que quiera ser malo, pero... Como que ya me aburrí... -- (Caballero)
-- Haa~... A quién engaño, también yo. Llevarse siempre la victoria es algo aburrido... -- (Priscilla)
-- Sí... Digo, ¡Oye! -- (Caballero)
La joven dampira(Demonio-vampira) solo río mientras se ponía de pie y empezaba a buscar algo entre sus cosas.
Esto llamó la atención del caballero quién pregunto:
-- ¿Qué estas buscando? -- (Caballero)
-- Ju, ju~... La solución a nuestro aburrimiento, ¡Mira! -- (Priscilla)
De manera orgullosa, la joven noble levanto una pequeña llave dorada adornada con un pequeño lazo de color rojo en forma de corazón.
-- Ju, ju... Sígueme y lo averiguaras... -- (Priscilla)
Al igual que dos niños pequeños, ambos empezaron a caminar por toda la mansión hasta llegar al final de un pasadizo dónde se encontraron con una peculiar puerta de color blanco.
-- Al fin llegamos... -- (Priscilla)
Y así, Priscilla utilizó la llave que llevaba con ella y abrió la puerta blanca para luego tomar la mano del caballero y arrastrarlo, emocionada, hacia adentro.
Al entrar, él quedo maravillado. La habitación estaba decorada de una manera rústica, muy diferente al ambiente actual de la mansión.
Sin mencionar que se podían ver algunos peluches de animales tirados por el suelo.
