Una nueva yo

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Salía el Sol para dar la bienvenida a un nuevo día monótono en el no tan hermoso pueblo "Complejos" que parecía más un país y tenía más población que muchos de ellos. Todos los ojos que debían abrirse lo hicieron, algunos otros no corrieron con tanta suerte pero entre los afortunados se encontraba la portadora de un cabello castaño rizado y unos ojos tan oscuros como pozos sin fondo llamada Emily.
La chica no era nada especial simplemente una de las tantas del lugar y como ellas pasaba mucho tiempo frente al espejo sin estar conforme con su figura, deseando ser alguien más o queriendo cambiar algo o mucho de su aspecto, algunos días veía sus senos muy pequeños o sus caderas demasiado estrechas, otros los granos arruinaban su piel y en ocasiones le llegaba a molestar hasta como se veían sus dedos o la tonalidad de su voz. A veces se despertaba sintiéndose inalcanzable, sin embargo, esto era arruinado gracias a actitudes o "comentarios sin intención" porque sí, todos los comentarios tienen una intención ya sea para ayudar o con el objetivo de lastimar pero son tan normalizados que a nadie le parece desagradable que otra persona tome la iniciativa de hacer comentarios pasivo-agresivos sobre una vida que no les pertenece.
En ocasiones visitaba la hermosa playa "Inseguridad" la cuál contaba con aguas para nada comunes, portaban el color de lágrimas de la tristeza más profunda en la orilla y en mar abierto se tornan verde esperanza, aunque nadie llegaba hasta allí. Mientras la castaña jugaba con la arena, alzó la mirada y vió a un chico mirándola fijamente y atreviéndose a saludarla, sin duda ella lo conocía solo de oído, era repudiado por el pueblo, no vivía en este no obstante cada cierto tiempo lo visitaba y por alguna extraña razón siempre terminaba llevando a alguien que nunca regresaba cuando él lo hacía. Ella solo apartó la mirada y se fue viendo como todas las personas agrupadas allí la miraban extrañadas. Durante días mantuvo el recuerdo en su cabeza, con un sinfín de preguntas rondando la misma ¿Por qué la saludó? ¿La conoce? ¿Se la quiere llevar igual que a los otros? Así y todo no lo volvió a ver hasta un día, que evitando a la gente para no perder el buen ánimo con el que despertó fue a caminar por la carretera "Miedos", está se encontraba rodeada por césped de una tonalidad brillante conocida como "Sueños" y charcos de agua llamados "Admiración" si estaban estancados y si corrían pasaban a llamarse "Seguridad", pero nunca nadie salía de la pavimentación. Ensimismada como se encontraba escuchó un ruido y ahí apareció él caminando por fuera como si eso no fuera territorio prácticamente prohibido y la llevó con él de un tirón sin siquiera pronunciar palabra, ella no supo la razón pero en el momento en que puso un pie en el maravilloso césped comenzó a sentirse aún mejor y su inconsciente decidió que no sería tan malo hablar con él aunque sea en una ocasión pero esta se convirtió en muchas. Desde entonces en el pueblo se podía ver a Emily sonriendo, caminando por los lugares prohibidos, siempre fuera de la carretera y lanzándose de cabeza a mar abierto, acompañada de el chico sin nombre bajo la atenta mirada juzgadora de los habitantes. No todo era fácil, a veces se producían discusiones y dejaban de verse algún tiempo en el que la niña volvía a sentirse horrible y común pero las cosas volvían a mejorar cuando se reconciliaban.
Cuando ya no aguantó más la presión de su familia y vecinos, los "comentarios sin intención", los rumores, las malas actitudes y el ser juzgada, recogió sus cosas y se largó a conocer otros rumbos con su fiel acompañante. Pasaron por pueblos preciosos, "Autoestima" con impresionantes montañas rusas, "Superación" llena de grandes pistas de obstáculos, "Impulsos" sus habitantes eran un poco locos y solo se podían seguir algunos, "Entusiasmo" y otros muchos, si bien no todos eran iguales y también visitaron algunos lúgubres pero necesarios para su avance como fueron "Bajones", "Recaídas", "Autocompasión" y "Lágrimas".
Así es como Emily superó sus complejos e inseguridades, dejó atrás sus miedos, persiguió sus sueños, se llenó de seguridad y admiración por sí misma, construyó su autoestima, se superó, siguió los impulsos adecuados, logró ser entusiasta ante la adversidad, aunque también pasó por bajones, recaídas y lloró hasta quedarse sin lágrimas pero siempre terminó saliendo del pozo de autocompasión. Pasó de ser una chica nada especial a convertirse en una estrella que irradia luz con la ayuda de un chico misterioso que todos deberíamos conocer llamado Amor Propio.

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