Todos nos movemos (en círculos, en círculos)

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Para piinuts

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"Cuánto más cambian las cosas, más permanecen igual."

— Jean-Baptiste Alphonse Karr.

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Gai jadea y se sostiene en pecho, evitando llorar mientras corre a través del bosque, huyendo de la sombra de los árboles y de los habitantes fantasmales de Konoha.

No puede soportarlo más. No puede volver a ver otra mirada llena de lástima y escuchar las mismas palabras absurdas que pretenden ser un pésame. Es demasiado doloroso y es demasiado falso, es una mentira terrible que hiere la memoria de su padre. Es una falsedad que ensucia la memoria de su padre.

Así que Gai corre, tallándose los ojos para limpiar las lágrimas que insisten en salir. Lo único que debe hacer ahora es entrenar y olvidarse de todas las cosas que la gente está diciendo. Su entrenamiento lastimará sus músculos hasta que no pueda levantarse, pero definitivamente curará su corazón.

Sin embargo, por más rápido que mueva las piernas y por más que intente alejarse de Konoha y de las palabras vacías de los lugareños, esa presencia sigue detrás de él, batiéndose como una sombra a través de los árboles.

— ¡Ya sé que estás ahí! — Gai grita, deteniéndose y girando para mirar la silueta que se mantiene a la misma distancia de él desde que abandonó la aldea.

Cuando Gai intentó acelerar, él lo hizo también, y ahora que Gai ha detenido su marcha por completo, la molesta presencia también lo hace.

— ¡Te encontré, así que gané, así que puedes irte! — Su voz es agitada y anormalmente ácida, casi furiosa, y la forma en la que señala la familiar máscara de ANBU también carga con demasiada agresividad.

Lamentablemente, el ANBU miniatura se mantiene impasible, parado en la rama de un árbol como un espeluznante espantapájaros. Eso es lo que Kakashi es de todos modos, y es así como se paró en el cementerio hace dos días cuando enterraron a Dai.

— Si no aceptas eso, ¡entonces el punto es tuyo, Kakashi, te lo regalo, tú ganaste! ¡Ahora ya puedes irte! — Gai dice en otro intento de alejarlo, jadeando de impotencia cuando Kakashi no mueve un solo músculo y solo lo mira a través de las rendijas de su máscara. — ¡No tengo ganas de otro desafío, así que vete!

Gai suspira y vuelve a girar, corriendo nuevamente para adentrarse al bosque con la esperanza de que Kakashi haya entendido su mensaje y finalmente lo deje solo.

Durante el funeral, Gai no quiso ver a nadie porque estaba aterrado y triste, así que huyó para recluirse en su casa hasta que el dolor fue menos intenso y hasta que se deshidrató por tanto llorar.

Lamentablemente, cuando salió a la aldea para comprar víveres y para pasear entre las calles con un sentimiento melancólico en un intento triste de rememorar las rutas comunes de su padre cuando entregaba paquetes, todos hicieron... eso.

Y Gai no va a soportarlo si Kakashi lo hace también.

Así que Gai cierra los puños y avanza mucho más rápido, intentando evadir los matorrales al saltar sobre las ramas con la esperanza de ser lo suficientemente rápido para dejar atrás a Kakashi o para que su Eterno Rival entienda que está indispuesto para seguir participando en este juego absurdo de persecución.

Sin embargo, Kakashi sigue detrás de él. Su Rival es demasiado ágil y rápido, más de lo que Gai lo ha sido nunca, y su presencia electrizante se mantiene exactamente a la misma distancia, avanzando al mismo tiempo y a la misma velocidad que Gai como si no fuera lo suficientemente malo tener que soportar la tristeza y la culpa de la muerte de Dai.

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