Nenúfar

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Salow, un pueblo a ochenta kilómetros de la ciudad de Northon, habitado por lugareños que se mantienen del ganado y las cosechas, todos alejados de la "futurística" y poco de "buenas" costumbres de la sociedad actual. Encierro entre comillas tales palabras que les parece vulgares a los pueblerinos de tal lugar, pues ellos tienen costumbres poco agraciadas para alguien que es consciente de sus acciones. La gente del lugar suele llamar a los forasteros como "Cuervos", y tratan de espantarles con calabazas en forma de rostros que llegan a ser bizarros. Las cabañas estaban construidas por maderas llenas de termitas, cuáles ya estaban a punto de derribar las paredes. Constantemente solían ahuyentar a los turistas y exploradores.
Hasta que cierta hora de la mañana del lunes 24 de septiembre se me fue solicitada mi presencia a las afueras de la ciudad, en medio de una carretera que era atravesada por un camino boscoso que conducía al pueblo.

Cabe aclarar que escribo esto bajo estupefacientes y otras drogas, pues todo lo que narraré después de entrar a aquél camino es poco razonable o entendible, quizás fantasioso. Esto mismo dando razón a que los doctores me recomendaron tener cierto aislamiento por mi peligrosas acciones.
Entonces, justo después de entrar por aquél camino obtuve un escalofrío que me perturbo, y vagas sensaciones vomitabas que llegaban a mi. Eso no me detuvo a continuar el camino por aquél extraño paraje.
Cubierto de piedras y una tierra negra, que era cubierta por hojas de tonos grises y fríos cayendo de árboles negros, que poca vida ya tenían. Mi abrigo apenas era de ayuda para esas brisas que me empujaban y me querían ahuyentar, aún así no detuve mi caminata. El camino cada vez se hacía más largo, pues tenía que continuar bajo la especie de un túnel formado por las mismas ramas de los árboles, que poca luz dejaban pasar lo que hizo más difícil mi camino. El crujir de las ramas a mi pisar me causaban sensaciones aterradoras que me producían voltear a mi atrás tratando de ver a un acosador. Tenía que tener las manos dentro de mi abrigo, ya que sentía que en cualquier momento se congelarían y me provocasen una necrosis, por ello cualquier perseguidor que me siguiese podría terminar fácilmente conmigo viendo que tardaría de sacar mis manos para mostrar defensa alguna. De igual forma la escasa luz tampoco me permitían observar a alguien que no sea provocado por mi mala visión.
Así mismo proseguí hasta ver el final de aquél tormentoso túnel que ramas salidas en sus paredes tenían, y desgarraron mi abrigo. Llegando a la salida pude ver un gran campo abierto cubierto por espantapájaros de gran tamaño, colocados en diferentes puntos que hacían creer que eran cierta cantidad de gente reunida. Rodeé con cuidado y sentí cierta incomodidad por la forma en que los espantapájaros se mantenían y vestían, generaban un cierto rechazo a mi, me negaba a mi mismo que eso fuese algo humano, ya que lo aparentaba. Vestían de bostas, y abrigos largos, sosteniendo las calabazas podridas que llevan por cabeza con una bufanda larga, podía jurar que me podían ver de rojo, ya que me había percatado de que dentro de las calabazas tenían telas blancas, que aparentaban ser la esclerótica, y la sombra el iris o la pupila, esto me dejaba un efecto de una mirada siniestra.
Me aseguré de que no estuviesen con vida, por lo que difícilmente saqué una de mis manos y tomé una bara cuál usé para picar el cuerpo del susodicho espantapájaros. A mí suerte este no hizo ningún movimiento, por lo que tomé una bocanada de aire por un suspiro y continúe mi camino ya viendo lejanamente las cabañas, y un pequeño hilo de humo subir desde una que otra de ellas.
La entrada estaba cubierta por un arco de madera y algunas flores secas, a su vez unos niños corrían jugando mientras los adultos caminaban y trabajaban. Mi presencia les detuvo por lo que decidí no detenerme para llegar hasta el otro lado. Sus miradas eran frías, de extrañes y preocupación, algo les incomodaba de mi, pero desconocía el qué.

Sin detenerme logré llegar hasta una tienda de trabajo, dónde encontraría al Dr. Octavio Salazar, su asistente, Lucius Train y el detective, Benjamín Montiel. Me había llamado la atención que un científico de la universidad de Northon estuviese presente a la investigación, ya que Salazar, era un investigador de bacteriología y biología, ya que era más un caso de desaparición que uno de sustancias químicas que era por la razones que siempre se le llamaste.
Montiel se me acercó y me informó del caso a detalle:
—”La desaparición de los chicos es más confusa de lo que parece”.—Dijo—”La gente de aquí no ha aportado mucha información, inclusive creemos que los chicos se ahogaron en el pantano, solo que el equipo que mandaron no salió. Y extrañamente pudimos sacar sus cuerpos, aún con vida claro, pero no como pensamos”.— Me condujo hasta una de las carpas donde me mostró en camilla a varios del equipo. Eran cubiertos por cortinas, por lo que me acerqué y al apartar una, observé el cuerpo de un hombre suplicando, no tenía voz alguna, su cuerpo estaba en alto grado de descomposición, carecia de cabello, y sus ojos eran totalmente blancos. Faltaban algunos de sus dientes, y su piel estaba llena de llagas con algunas protuberancias y ronchas palpitantes. De varias partes de su cuerpo escurría un líquido amarillento, casi vomitivo. Dejaba emanar un olor a putrefacción que quemó mis fosas nasales a tal grado que me causó un grave vomito. Al salir de la carpa, escupí la comida que había consumido ayer, además el señor Salazar se me había acercado para reclamar. Nadie debía estar dentro pues era bastante peligroso. Me reincorporé y pedí respuestas al respecto.
Frunciendo el seño y suspirando respondió —”Aún estoy examinando las muestras tomadas de los sujetos, pero por lo poco que sabemos, una extraña bacteria es la que les provoca ese estado de descomposición avanzada, o mejor dicho, Necrosis. Tengo una teoría, pues creo que el pantano está compuesto por bacterias que producen ese estado, más desconozco el tipo de bacterias que son. Esto sucediendo pues, separando las muestras obtenidas del cuerpo, la bacteria muere. Y las muestras tomadas del agua no muestran alguna señal anormal de los resultados que se deben de obtener. Ninguna de las bacterias registradas coincide con los efectos de lo que les sucedió a los sujetos “.—
Esto sin embargo, llegaba a ser interesante, pero a la vez era extraño. El señor Salazar solo volvió a su carpa donde continuó con la investigación. En mi caso me mantuve al tanto de la información que se me había dado, para finalmente darme cuenta que no tenía nada que hacer ahí. Montiel se encargaba completamente de todo junto con los científicos, dándome a entender que mi viaje fue en vano. Así mismo recurrí a establecerme en una de las carpas y esperar a que terminasen el trabajo para así poder retirarnos.
Si no antes, Montiel acercarse a mi y notificarme sobre extraños avistamientos de los lugareños, ya que constantemente se les veía al otro lado del lago y sus alrededores, dónde lejanamente se podía observar hilos de humo elevarse como pequeños campamentos. Le asentí y acepté tratar de investigar que sucedía con ellos, por ende, esperé al anochecer y salir con una pequeña linterna que dejaba una luz poco llamativa. Salí a media noche dónde por la luz de la luna pude notar leves hileras de humo asomarse entre la arboleda, que me era poco visible pero me dejaba entender que no estaban muy lejos. Por lo que decidido me adentré entre la maleza de los alrededores para encontrar un camino de tierra húmeda que conducía a la hilera. Era de pesadilla el habitad dónde me encontraba, lleno de ramas secas salientes de entre los arbustos cortantes. Pisadas lodosas y humedad que irritaba mi nariz provocando fuertes estornudos que por suerte no eran escuchados por ajenos.
Temido de ser hallado me mantuve entre los arbustos que rasgaban mi vestimenta, también dejando leves cortes en mis manos y brazos, y si mi suerte era poca, caí en un charco de lodo que me bañó por completo. Esto sin embargo; no me detuvo y continúe hasta por fin dar con ellos. Era poco tangible lo que sucedía, todo era sombras en movimientos no humanos danzando alrededor de la hoguera, como una especie de ritual pagano donde alzaban con intensidad los brazos y gemían hacia el cielo. Podía distinguir con dificultad sus vestimentas y darme cuenta, que eran los lugareños, dónde apenas sus rostros eran reconocibles, manchados de tintes carmesí que apenas era fácil persuadir. Identifique con dificultad a algunos niños que yacían sentados más pegados a la hoguera, mirando directamente al fuego. Y de un instante todos pararon abruptamente, dejando entrar a una sombra cubierta por un cobijo largo y una máscara de ave, tal cuál a la de los médicos de la edad media durante la peste bubónica. Entonces alzó los brazos y todos los que danzaban empezaron a excavar con frenesí debajo de ellos. Logré ver con detalle que habían sacado máscaras similares a la del cobijado, cuál decidieron ponerse y extender sus brazos para fingir un vuelo. Me era incómodo presenciar estos actos, y al ser muy ajenos a mis creencias decidí retirarme y no interrumpir. Más sin embargo; un extraño suceso me perturbó casi de inmediato cuando logré percatarme que un grupo de hombres de gran tamaño, vestidos de capas largas y llevando las mismas máscaras, llevaban cargando a un joven que de inmediato reconocí como el ayudante de Salazar. —”Lucius”.— Gemi casi por sopresa, callando mi suspiro que casi alerta a todos los presentes. Esto me conmocionó más cuando lo colocaron de rodillas casi inconsciente, ya que de su cabeza chorreaba un líquido que apenas pude digerir como sangre. Se mantenía desnudo de la cintura para abajo dejándome aún más perturbado con la idea de una enfermiza violación, pero traté de ser más lógico y llevarme a entender que fue capturado mientras yacía haciendo sus necesidades fisologicas. Mis intentos de ayudarle serían más en vano. Carecía de la fuerza y la velocidad para enfrentar a todos, y mis balas serían escasas, también dejándome ver qué el camino de regreso era largo y además no sabría que más habitantes del pueblo tendrían que ver con tales sucesos dejándome en desconfianza de todos. Esto más sensaciones me llegaban, mi estómago se revolvía esperando lo que sucediese, tratando de idear un plan para salvarle o tan solo tomar mi cobardía y huir junto a ella.
Me mantenía paralizado lleno de ideas y emociones que no esperaba tener, tanto que en mi tardía de una respuesta propia habían dejado sin vestimentas por completo al joven Lucius, así mismo lo tomaron de las muñecas y estiraron sus brazos a los lados. Dos mujeres se acercaron y le abrieron la boca por completo dónde el hombre de la cobija se acercó y teniendo en sus manos un cuenco que acercó a la boca de Lucius dejándole beber una especie de líquido que de inmediato hizo que empezará a toser el joven y vomitar en grandes cantidades el líquido. Una ves manteniéndose en una postura cuadrúpeda, dos de los grandes hombres se acercaron y con dos largos palos de madera golpearon la espalda del joven una dos o cuatro veces hasta que esté quedó por completo en el suelo. Aquí fue donde lo peor empezó. Ya que tomaron los brazos del chico y los ataron con dos cuerdas que rodearon la hoguera. Ahí fue cuando desde ambas direcciones tiraron de los brazos empezando a jalarlo con dirección al fuego, su cabeza quedó dentro de las llamas, y sus gemidos empezaron con intensidad llenos de dolor, sus pies se sacudían con desesperación, y los captores aún jalan de las cuerdas para que esté no pudiese hacer nada. En su lucha lo sacaron de las llamas y tiraron al suelo, para así, con el mismo cuenco bañarle la cabeza con el mismo líquido que había bebido. Ahí fue cuando con un mazo, uno de los gigantes se abalanzó y aplastó horriblemente la cabeza de Lucius, con tanta violencia que repitió los golpes un par de veces más.

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